Entre los medios policiacos, no es extraño escuchar que mencionen a la Familia Michoacana como un apéndice de Calderón. Los polis municipales, estatales y hasta judiciales de las diferentes entidades, jamás se han caracterizado ni lo harán por ser muy inteligentes que digamos, pero en su primitiva maquinaria cerebral han estado asociando al Presidente Felipe Calderón con “la Familia”.
Esa Familia Michoacana es un fantasma que vino a sumarse a Los Zetas súbitamente a finales del año pasado logrando presencia significativa en medios, aunque nadie sabe bien a bien de dónde salieron, cuáles son sus ámbitos de influencia o control y a los negocios que se dedican.
En todo esto hay algunas dudas que son razonables. Como en cualquier empresa, (para llamarle de alguna manera) el lograr presencia local, regional o nacional, se necesita un gran despliegue de recursos. Si bien -de sobra sabemos- que el narcotráfico, de lo único de lo que no carece, es de recursos, la pregunta que de ¿Dónde salió la familia con tanta presencia? se responde sólo a medias.
Si sólo se necesitaran recursos: ya está. Pero atendiendo a que se requiere una gran logística para el reclutamiento y equipamiento de los nuevos malandrines, sin contar con que las plazas del narcotráfico se defienden literalmente a muerte, debemos preguntarnos sinceramente el cómo obtuvieron tanto poder en tan poco tiempo estos muchachos de La Familia Michoacana.
Es más que sabido que durante algunas administraciones presidenciales, se ha pactado con el Narcotráfico. Es más que sabido que algunos presidentes han prestado apoyo a algún Narcotraficante en perjuicio de otros, cambiando de “ungido” de administración en administración para lograr ciertos equilibrios y retomar controles. Se ha estimado que los Zetas tenían o tienen el beneplácito de Los Pinos para meter en cintura a los narcos que se quisieran sentir independientes y que estos Zetas operan libremente para menguar principalmente el poder del Cartel de Sinaloa y de los Zambada, junto con sus agremiados, que son apodados cómo “La Federación”.
En el medio se ubica pues, a la Familia cómo una extensión de “Los Zetas” y en consecuencia como allegados al gobierno pero más cerquita de Calderón.
Es tiempo de campaña electoral. Y aunque es campaña electoral para las elecciones intermedias, los partidos le están dando el caris de elección presidencial. Ya se ven los spots panistas en los que se capitalizan las acciones del Ejecutivo Federal, pidiéndose a los electores, se sumen a la campaña federal en contra del narcotráfico.
Todo esto viene a cuento porque amanecimos el martes con una veintena de funcionarios públicos michoacanos detenidos por el Ejército. La nota, aunque de primera plana, era escueta. Los titulares rezaban que la Policía Federal había detenido a 12 Presidentes Municipales. Ya hurgando en la nota, cualquiera se podía dar cuenta que era una acción típica de impacto mediático. Nada de carne. Y los Presidentes Municipales capturados, lo habían sido sólo en calidad de “presentados”, en el contexto de una averiguación previa iniciada por los testimonios de 4 testigos anónimos.
El asunto medular es que en su mayoría son ediles Priistas y un par de Perredistas. Se ha hablado también de manera solapada, que los huecos presupuestales provocados por la crisis mundial y el desliz de Calderón con los virus mutantes desconocidos, han dejado al descubierto las serias deficiencias del sistema tributario mexicano. Se ha vuelto hablar de aumentos sustanciales en impuestos directos y de gravar también las medicinas.
Con la detención de presidentes municipales en Michoacán vinculados supuestamente a la Familia, Calderón se quita de encima los sospechosismos de que dicho grupo le está cercano; robustece la campaña mediática para las elecciones intermedias y tendrá la posibilidad de pactar con la cúpula priista un apoyo muy necesario en el Congreso para pasar iniciativas de ley. ¿A impuestos directos? Puede ser.
No quiero pensar mal, pero podría suponer, que el destino de los Presidentes Municipales Michoacanos detenidos se decidirá en Los Pinos y no en la Calle de Violeta. No me extrañaría ver que después de ser ampliamente interrogados y hasta arraigados, la PGR decida que no hay elementos para vincularlos con la novel “Familia Michoacana”. Veremos si Beltrones estima que salvar la reputación de sus correligionarios justifica los costos políticos.
Y a todo esto, vemos de nueva cuenta que al niño Felipe le entusiasman las carambolas de tres bandas y a veces hasta le salen.
Esa Familia Michoacana es un fantasma que vino a sumarse a Los Zetas súbitamente a finales del año pasado logrando presencia significativa en medios, aunque nadie sabe bien a bien de dónde salieron, cuáles son sus ámbitos de influencia o control y a los negocios que se dedican.
En todo esto hay algunas dudas que son razonables. Como en cualquier empresa, (para llamarle de alguna manera) el lograr presencia local, regional o nacional, se necesita un gran despliegue de recursos. Si bien -de sobra sabemos- que el narcotráfico, de lo único de lo que no carece, es de recursos, la pregunta que de ¿Dónde salió la familia con tanta presencia? se responde sólo a medias.
Si sólo se necesitaran recursos: ya está. Pero atendiendo a que se requiere una gran logística para el reclutamiento y equipamiento de los nuevos malandrines, sin contar con que las plazas del narcotráfico se defienden literalmente a muerte, debemos preguntarnos sinceramente el cómo obtuvieron tanto poder en tan poco tiempo estos muchachos de La Familia Michoacana.
Es más que sabido que durante algunas administraciones presidenciales, se ha pactado con el Narcotráfico. Es más que sabido que algunos presidentes han prestado apoyo a algún Narcotraficante en perjuicio de otros, cambiando de “ungido” de administración en administración para lograr ciertos equilibrios y retomar controles. Se ha estimado que los Zetas tenían o tienen el beneplácito de Los Pinos para meter en cintura a los narcos que se quisieran sentir independientes y que estos Zetas operan libremente para menguar principalmente el poder del Cartel de Sinaloa y de los Zambada, junto con sus agremiados, que son apodados cómo “La Federación”.
En el medio se ubica pues, a la Familia cómo una extensión de “Los Zetas” y en consecuencia como allegados al gobierno pero más cerquita de Calderón.
Es tiempo de campaña electoral. Y aunque es campaña electoral para las elecciones intermedias, los partidos le están dando el caris de elección presidencial. Ya se ven los spots panistas en los que se capitalizan las acciones del Ejecutivo Federal, pidiéndose a los electores, se sumen a la campaña federal en contra del narcotráfico.
Todo esto viene a cuento porque amanecimos el martes con una veintena de funcionarios públicos michoacanos detenidos por el Ejército. La nota, aunque de primera plana, era escueta. Los titulares rezaban que la Policía Federal había detenido a 12 Presidentes Municipales. Ya hurgando en la nota, cualquiera se podía dar cuenta que era una acción típica de impacto mediático. Nada de carne. Y los Presidentes Municipales capturados, lo habían sido sólo en calidad de “presentados”, en el contexto de una averiguación previa iniciada por los testimonios de 4 testigos anónimos.
El asunto medular es que en su mayoría son ediles Priistas y un par de Perredistas. Se ha hablado también de manera solapada, que los huecos presupuestales provocados por la crisis mundial y el desliz de Calderón con los virus mutantes desconocidos, han dejado al descubierto las serias deficiencias del sistema tributario mexicano. Se ha vuelto hablar de aumentos sustanciales en impuestos directos y de gravar también las medicinas.
Con la detención de presidentes municipales en Michoacán vinculados supuestamente a la Familia, Calderón se quita de encima los sospechosismos de que dicho grupo le está cercano; robustece la campaña mediática para las elecciones intermedias y tendrá la posibilidad de pactar con la cúpula priista un apoyo muy necesario en el Congreso para pasar iniciativas de ley. ¿A impuestos directos? Puede ser.
No quiero pensar mal, pero podría suponer, que el destino de los Presidentes Municipales Michoacanos detenidos se decidirá en Los Pinos y no en la Calle de Violeta. No me extrañaría ver que después de ser ampliamente interrogados y hasta arraigados, la PGR decida que no hay elementos para vincularlos con la novel “Familia Michoacana”. Veremos si Beltrones estima que salvar la reputación de sus correligionarios justifica los costos políticos.
Y a todo esto, vemos de nueva cuenta que al niño Felipe le entusiasman las carambolas de tres bandas y a veces hasta le salen.
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