No me gusta criticar a nadie ni a nada sin haberlo por lo menos experimentado mínimamente. Así que hay dos "hermanas" que llevan años intentando "mostrarme el rostro de Dios", para que por fin, "acceda a toda la verdad". Si algo respeto es la persistencia de las personas y la convicción en lo que hacen, pero el respeto (entiendo yo) debe ser recíproco.
Así que después de tocar y tocar la puerta, un día que ya estaba hasta la madre, salí semidesnudo a invitarlas a pasar. Pues las dos persignadas (creo que ellos no se persignan) se pusieron de varios colores y por bastante tiempo decidieron que no debían enseñarme ese "rostro de Dios", porque peligraba (no se cómo porque estaban repinches) su castidad.
Pero hace unas semanas, volvieron con nuevos brios y con un "hermano", así que ya no me resultó eso de salir enseñando la panza y ante la insistencia, accedí a que me vinieran a visitar algún día de la semana.
Se me olvidó la cita y el día pactado, llegarón tratando de tirar la puerta. Tocaban el timbre, tocaban ventanas, se asomaban por los filos de la puerta y como no me acordaba, salí superencabronado y les pregunté que con qué chingada autoridad tocaban así, la puerta de mi casa.
Sin vacilar una de las "hermanas" me dijo: -Con la autoridad de Dios.
Ayyyyyyyyyyyyyyyy No Mames, pues así ni hacerla de pedo. Así que con tales credenciales no tuve más que dejarlos pasar y los tuve estacionados en mi sala, durante dos horas criticando mis "creencias", mi pendejada de no haberme acercado antes al Verdadero Dios y a felicitarme por haberle abierto las puertas a la Verdadera Fe.
Como algunos saben, tengo una especie de religión universal o ninguna, más o menos, pero el caso es que tengo un altar que es eso, un altar, en el que igual tengo arcángeles, osiris, a la Virgen María, Dragones Chinos, crucifijos, representaciones de Ometeotl, suásticas tibetanas, fetiches lacotas, un sol Otomí, etc... y a todos respeto por igual como interpretación de lo sagrado por alguna cultura. Pero en este caso, para mis ex-amigos los Testigos de Jehová fueron, esos íconos, la manifestación, clara, directa e inequívoca de que yo era un enviado del "Inicuo" (como ellos le dicen al diablo) y que éste Inicuo no había hecho más que conducirlos a mi presencia no sólo para atentar contra la castidad de las pinchísimas septuagenarias hermanas, sino contra el propio "Jehová". (Ya puedo presumir que para alguien soy una real y verdadera encarnación del mismísmo demonio. No pensé merecer ese honor, pero...)
Los recibí otro par de veces, con refuerzos, porque supongo que fueron a su comunidad a proclamar que habían encontrado al mesmo "Inicuo" y que era su fanática obligación, desterrarlo, así que en sus cabecitas mi casa se había convertido en el campo de batalla espiritual que habían estado esperando toda su vida, para probarse a si mismos, su fe y todas esas chingaderas. -No tiene la culpa el indio...
Me regalaron unos libritos, unas revistas y una Biblia, que tiene la curiosidad de que en ningún lado dice más que Jehová cuando se refiere a Dios. Es decir, por ningún lado encontré que diga Adonai o Yavé, como en otras publicaciones. Pero buééé.
Después de ese par de veces, (además si tienen una virtud esos gueyes es que tienen una puntería de apache para llegar exactamente cuando voy saliendo corriendo a una cita a la que ya voy tarde) me los traté de resbalar lo más educadamente que pude y no era mala onda, la verdad es que me entusiasmaba mucho su didáctica y su visión del mundo, pero no tenía el tiempo para prestarme a sus Guerras Espirituales con campo de batalla en mi sala. Así que cada vez se pusieron más violentos con mis negativas. Pinches locos, si yo nos obligaba a venir. Hasta que hace ratito, el "hermano" empezó a rezar cuando le dije que no lo podía atender. Rezaba algo de mi, pidiendo a Dios que me perdonara y que yo no sabía lo que hacía y que me iluminara y ablandara mi corazón y bla bla bla. Al cerrar la puerta una de las madres metió la pata para atorar la puerta mientras me decía a gritos: -Eduardo, no nos cierres la puerta. Estás renunciando a Dios. El "Inicuo" te tiene sojuzgado, se fuerte, abre los ojos al rostro de Dios. Ríndete ante su poder.
jajajajaja.... Me estaban haciendo un exorcismo... o algo así. Como pude cerré la puerta y me metí. Y se la han pasado tocando desde hace rato y por lo que puedo ver, me están acechando del otro lado de la calle para cuando salga.
Chales y yo que pensaba que mi vieja era panchera...
Amigous Testigous de Jehová... NO MAMEN.
Así que después de tocar y tocar la puerta, un día que ya estaba hasta la madre, salí semidesnudo a invitarlas a pasar. Pues las dos persignadas (creo que ellos no se persignan) se pusieron de varios colores y por bastante tiempo decidieron que no debían enseñarme ese "rostro de Dios", porque peligraba (no se cómo porque estaban repinches) su castidad.
Pero hace unas semanas, volvieron con nuevos brios y con un "hermano", así que ya no me resultó eso de salir enseñando la panza y ante la insistencia, accedí a que me vinieran a visitar algún día de la semana.
Se me olvidó la cita y el día pactado, llegarón tratando de tirar la puerta. Tocaban el timbre, tocaban ventanas, se asomaban por los filos de la puerta y como no me acordaba, salí superencabronado y les pregunté que con qué chingada autoridad tocaban así, la puerta de mi casa.
Sin vacilar una de las "hermanas" me dijo: -Con la autoridad de Dios.
Ayyyyyyyyyyyyyyyy No Mames, pues así ni hacerla de pedo. Así que con tales credenciales no tuve más que dejarlos pasar y los tuve estacionados en mi sala, durante dos horas criticando mis "creencias", mi pendejada de no haberme acercado antes al Verdadero Dios y a felicitarme por haberle abierto las puertas a la Verdadera Fe.
Como algunos saben, tengo una especie de religión universal o ninguna, más o menos, pero el caso es que tengo un altar que es eso, un altar, en el que igual tengo arcángeles, osiris, a la Virgen María, Dragones Chinos, crucifijos, representaciones de Ometeotl, suásticas tibetanas, fetiches lacotas, un sol Otomí, etc... y a todos respeto por igual como interpretación de lo sagrado por alguna cultura. Pero en este caso, para mis ex-amigos los Testigos de Jehová fueron, esos íconos, la manifestación, clara, directa e inequívoca de que yo era un enviado del "Inicuo" (como ellos le dicen al diablo) y que éste Inicuo no había hecho más que conducirlos a mi presencia no sólo para atentar contra la castidad de las pinchísimas septuagenarias hermanas, sino contra el propio "Jehová". (Ya puedo presumir que para alguien soy una real y verdadera encarnación del mismísmo demonio. No pensé merecer ese honor, pero...)
Los recibí otro par de veces, con refuerzos, porque supongo que fueron a su comunidad a proclamar que habían encontrado al mesmo "Inicuo" y que era su fanática obligación, desterrarlo, así que en sus cabecitas mi casa se había convertido en el campo de batalla espiritual que habían estado esperando toda su vida, para probarse a si mismos, su fe y todas esas chingaderas. -No tiene la culpa el indio...
Me regalaron unos libritos, unas revistas y una Biblia, que tiene la curiosidad de que en ningún lado dice más que Jehová cuando se refiere a Dios. Es decir, por ningún lado encontré que diga Adonai o Yavé, como en otras publicaciones. Pero buééé.
Después de ese par de veces, (además si tienen una virtud esos gueyes es que tienen una puntería de apache para llegar exactamente cuando voy saliendo corriendo a una cita a la que ya voy tarde) me los traté de resbalar lo más educadamente que pude y no era mala onda, la verdad es que me entusiasmaba mucho su didáctica y su visión del mundo, pero no tenía el tiempo para prestarme a sus Guerras Espirituales con campo de batalla en mi sala. Así que cada vez se pusieron más violentos con mis negativas. Pinches locos, si yo nos obligaba a venir. Hasta que hace ratito, el "hermano" empezó a rezar cuando le dije que no lo podía atender. Rezaba algo de mi, pidiendo a Dios que me perdonara y que yo no sabía lo que hacía y que me iluminara y ablandara mi corazón y bla bla bla. Al cerrar la puerta una de las madres metió la pata para atorar la puerta mientras me decía a gritos: -Eduardo, no nos cierres la puerta. Estás renunciando a Dios. El "Inicuo" te tiene sojuzgado, se fuerte, abre los ojos al rostro de Dios. Ríndete ante su poder.
jajajajaja.... Me estaban haciendo un exorcismo... o algo así. Como pude cerré la puerta y me metí. Y se la han pasado tocando desde hace rato y por lo que puedo ver, me están acechando del otro lado de la calle para cuando salga.
Chales y yo que pensaba que mi vieja era panchera...
Amigous Testigous de Jehová... NO MAMEN.
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