Re: Golpe de Estado en Honduras
Interesante artículo de La Prensa.
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Roberto Porta Córdoba
El fracasado intento de retorno a Honduras del depuesto presidente Manuel Zelaya cerró contundentemente la opción de un regreso rápido a la normalidad en la vecina nación y abrió simultáneamente un nuevo episodio de su saga política.
Era obvio que Zelaya estaba consciente de la inviabilidad de su aterrizaje en Toncontín. Hubiese sido ingenuo pensar que el nuevo Gobierno aprobaría su llegada o que los militares le facilitarían el acceso a la pista. Desde un comienzo, los mandatarios de Ecuador, Argentina y Paraguay, junto al Secretario de la OEA, que habían prometido acompañarlo, viajaron directamente a El Salvador en un avión separado. Zelaya hizo su intento, los pilotos comprobaron lo previsible y todos terminaron reuniéndose en tierra cuzcatleca, no en Tegucigalpa.
¿Qué le depara el futuro inmediato a Honduras? Entre las múltiples posibilidades y a menos que la mediación del presidente costarricense Oscar Arias produzca una salida conciliadora, tres escenarios se pueden esbozar: 1) El gobierno de Roberto Micheletti se asfixia ante el aislamiento internacional y permite el regreso de Zelaya al poder. 2) El presidente Hugo Chávez lidera una acción militar para expulsar al nuevo gobierno hondureño. 3) La OEA y las sanciones económicas fracasan, Manuel Zelaya se resigna al exilio y Micheletti organiza las elecciones presidenciales de noviembre.
El primer escenario es posible, pero ya no tan probable. La necesidad de los países vecinos del comercio, la industria y los puertos de Honduras debilitó rápidamente la medida del cierre de fronteras; y el espectro de someter al pueblo hondureño a los rigores de un embargo similar al de Cuba presentó otro dilema. Quedó claro que, dentro de Honduras, el rechazo institucional a Zelaya es monolítico. El episodio del aeropuerto confirmó que las fuerzas armadas lo han desconocido. Habrá que ver si el apoyo a Zelaya exhibido en las calles en los últimos días es realmente masivo y comprometido o es parcial y coyuntural, proveniente de grupos sociales, no sectores, beneficiados por sus políticas de gobierno. Igualmente, habrá que ver si el gabinete de Micheletti posee la habilidad política y financiera para sortear la suspensión de créditos, subsidios petroleros y otras primacías económicas por los cinco meses que restan para los comicios presidenciales.
El segundo escenario parece menos posible. Aunque Chávez ha sido enérgico en la aplicación de su visión socialista y en el manejo de sus rivales políticos, sabemos que su formación militar, su retórica vehemente y su personalidad fogosa lo han hecho hacer declaraciones crudas que al final se han visto reducidas a simples exabruptos y locuacidades que en la acción no han transgredido los límites de la sensatez. Ocurrió en los casos con el presidente Uribe, con el Rey de España, con las FARC, etc. En todos ellos, Chávez terminó comportándose conciliatoriamente. ¿Derrocar al gobierno de Micheletti, como lo exclamó en Managua? Muy dudoso. La Carta de Organización de la OEA prohíbe en su artículo 21 las intervenciones militares y el Alba ha desistido, al menos explícitamente, de invocar acciones bélicas. La única posibilidad de una intervención liderada por Chávez podría ser el apoyo subrepticio a una eventual insurrección del pueblo hondureño.
El tercer escenario se basa en el clásico término medio de Aristóteles: ni a un extremo ni al otro. Micheletti asegura que su gobierno no contempla perpetuarse en el poder, que es sólo un régimen interino que concluirá cuando el Presidente electo en noviembre tome posesión en enero 2010. De ser así, un potencial exilio de Zelaya podría desarrollarse en Guatemala, donde ya el presidente Álvaro Colom ha dado albergue al también destituido vicepresidente Aristides Mejía. Desde allí, Zelaya podría ver competir a Porfirio Lobo del Partido Nacional y a Elvin Santos, del Partido Liberal, esperando que el ganador, en una muestra de reconciliación, le dispense un indulto y permita su postergado retorno a Honduras. Las elecciones podrían adelantarse. En esa situación, no resultaría extraño que un revigorizado Manuel Zelaya retome su cuota de liderazgo, la moldee en un partido alternativo y catapultado por la victimización y simpatía que toda cárcel confiere a un candidato le augure buenas posibilidades en los comicios de 2013. Algo parecido ocurrió con Hugo Chávez, indultado por el presidente Rafael Caldera tras dos años de prisión por intentar un golpe de estado.
Serán los ciudadanos hondureños lo que escribirán su historia. Ojalá lo hagan pronto. Los escenarios tensos se volatilizan con el paso del tiempo. Ya hay sangre en la calles. El pueblo de Honduras no necesita más división.
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http://www.laprensa.com.ni/archivo/2...n/337313.shtml
Interesante artículo de La Prensa.
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Roberto Porta Córdoba
El fracasado intento de retorno a Honduras del depuesto presidente Manuel Zelaya cerró contundentemente la opción de un regreso rápido a la normalidad en la vecina nación y abrió simultáneamente un nuevo episodio de su saga política.
Era obvio que Zelaya estaba consciente de la inviabilidad de su aterrizaje en Toncontín. Hubiese sido ingenuo pensar que el nuevo Gobierno aprobaría su llegada o que los militares le facilitarían el acceso a la pista. Desde un comienzo, los mandatarios de Ecuador, Argentina y Paraguay, junto al Secretario de la OEA, que habían prometido acompañarlo, viajaron directamente a El Salvador en un avión separado. Zelaya hizo su intento, los pilotos comprobaron lo previsible y todos terminaron reuniéndose en tierra cuzcatleca, no en Tegucigalpa.
¿Qué le depara el futuro inmediato a Honduras? Entre las múltiples posibilidades y a menos que la mediación del presidente costarricense Oscar Arias produzca una salida conciliadora, tres escenarios se pueden esbozar: 1) El gobierno de Roberto Micheletti se asfixia ante el aislamiento internacional y permite el regreso de Zelaya al poder. 2) El presidente Hugo Chávez lidera una acción militar para expulsar al nuevo gobierno hondureño. 3) La OEA y las sanciones económicas fracasan, Manuel Zelaya se resigna al exilio y Micheletti organiza las elecciones presidenciales de noviembre.
El primer escenario es posible, pero ya no tan probable. La necesidad de los países vecinos del comercio, la industria y los puertos de Honduras debilitó rápidamente la medida del cierre de fronteras; y el espectro de someter al pueblo hondureño a los rigores de un embargo similar al de Cuba presentó otro dilema. Quedó claro que, dentro de Honduras, el rechazo institucional a Zelaya es monolítico. El episodio del aeropuerto confirmó que las fuerzas armadas lo han desconocido. Habrá que ver si el apoyo a Zelaya exhibido en las calles en los últimos días es realmente masivo y comprometido o es parcial y coyuntural, proveniente de grupos sociales, no sectores, beneficiados por sus políticas de gobierno. Igualmente, habrá que ver si el gabinete de Micheletti posee la habilidad política y financiera para sortear la suspensión de créditos, subsidios petroleros y otras primacías económicas por los cinco meses que restan para los comicios presidenciales.
El segundo escenario parece menos posible. Aunque Chávez ha sido enérgico en la aplicación de su visión socialista y en el manejo de sus rivales políticos, sabemos que su formación militar, su retórica vehemente y su personalidad fogosa lo han hecho hacer declaraciones crudas que al final se han visto reducidas a simples exabruptos y locuacidades que en la acción no han transgredido los límites de la sensatez. Ocurrió en los casos con el presidente Uribe, con el Rey de España, con las FARC, etc. En todos ellos, Chávez terminó comportándose conciliatoriamente. ¿Derrocar al gobierno de Micheletti, como lo exclamó en Managua? Muy dudoso. La Carta de Organización de la OEA prohíbe en su artículo 21 las intervenciones militares y el Alba ha desistido, al menos explícitamente, de invocar acciones bélicas. La única posibilidad de una intervención liderada por Chávez podría ser el apoyo subrepticio a una eventual insurrección del pueblo hondureño.
El tercer escenario se basa en el clásico término medio de Aristóteles: ni a un extremo ni al otro. Micheletti asegura que su gobierno no contempla perpetuarse en el poder, que es sólo un régimen interino que concluirá cuando el Presidente electo en noviembre tome posesión en enero 2010. De ser así, un potencial exilio de Zelaya podría desarrollarse en Guatemala, donde ya el presidente Álvaro Colom ha dado albergue al también destituido vicepresidente Aristides Mejía. Desde allí, Zelaya podría ver competir a Porfirio Lobo del Partido Nacional y a Elvin Santos, del Partido Liberal, esperando que el ganador, en una muestra de reconciliación, le dispense un indulto y permita su postergado retorno a Honduras. Las elecciones podrían adelantarse. En esa situación, no resultaría extraño que un revigorizado Manuel Zelaya retome su cuota de liderazgo, la moldee en un partido alternativo y catapultado por la victimización y simpatía que toda cárcel confiere a un candidato le augure buenas posibilidades en los comicios de 2013. Algo parecido ocurrió con Hugo Chávez, indultado por el presidente Rafael Caldera tras dos años de prisión por intentar un golpe de estado.
Serán los ciudadanos hondureños lo que escribirán su historia. Ojalá lo hagan pronto. Los escenarios tensos se volatilizan con el paso del tiempo. Ya hay sangre en la calles. El pueblo de Honduras no necesita más división.
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http://www.laprensa.com.ni/archivo/2...n/337313.shtml
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