Hace unos días alguien lanzó, muy aventuradamente por cierto, una especie de reto acerca de quién podría ser el gallo que le ganara la sillota del águila a los azules ineptos.
Si mal no recuerdo, entre la terna que dicha persona ponía en el ruedo como posibles candidotes del partido de los colores marianos, estaban: Alonso Lujambio, el actual niño bonito del enano fracasado; Chepina Vasquechutas, la recontrafracasada ex secretaria de Educación, de quien Elba Esther Gordillo hizo puré; y un cartucho más quemado que la moto de Gandilli, Ernesto Ruffo Appel, con un hermano metido hasta las narices en el narco. Pura ficha de primer nivel.
Desde luego, el lanzador del reto descartaba, y descalificaba, a los probables contendientes por los otros partidos. Todos le parecían menos, y, según él, ninguno tenía ni el tamaño ni el talento para ganarle a sus gallitos.
Nomás que la realidad, la cruel realidad, desmiente a nuestro retador. Sus gallos, con excepción de Lujambio, ni siquiera suenan en el ánimo de la raza de bronce, de la raza que va y deposita sus votos en las urnas.
Según los últimos numeritos que han salido al respecto, la cosa está así:
° Enrique Peña Nieto: Cuenta con 61 por ciento de las preferencias.
° Marcelo Ebrard: Tiene el 16% de las preferencias entre los electores.
° Alonso Lujambio: Se encuentra en un retiradísimo 7 por ciento.
Adicionalmente, si se consideran las preferencias por partido político, considerando a los tres más grandes, las cosas tampoco pintan bien para el azulerío, ya que el PRI se ubica a la cabeza con 37 por ciento, le sigue el PAN con 17 por ciento y el PRD se ubica en tercer lugar con apenas 10 por ciento.
Cómo dijo el cómico: ¡Lástima, Margarito!
Tendría que pasar algo muy gordo, algo muy espectacular, para que Peña Nieto perdiera el favor de la gente de aquí al 2012. No me imagino que podría ser.
De hecho, tengo la certidumbre de que conforme el gabinetazo Montessori siga por el camino que va, el enanito siga viendo como se muere gente "mientras le ganamos al narco", y los chuchos sigan en su chuchinero, Peña Nieto no sólo no bajará en las preferencias que actualmente se han evidenciado, sino que incluso es posible que suba mucho mas.
Si mal no recuerdo, entre la terna que dicha persona ponía en el ruedo como posibles candidotes del partido de los colores marianos, estaban: Alonso Lujambio, el actual niño bonito del enano fracasado; Chepina Vasquechutas, la recontrafracasada ex secretaria de Educación, de quien Elba Esther Gordillo hizo puré; y un cartucho más quemado que la moto de Gandilli, Ernesto Ruffo Appel, con un hermano metido hasta las narices en el narco. Pura ficha de primer nivel.
Desde luego, el lanzador del reto descartaba, y descalificaba, a los probables contendientes por los otros partidos. Todos le parecían menos, y, según él, ninguno tenía ni el tamaño ni el talento para ganarle a sus gallitos.
Nomás que la realidad, la cruel realidad, desmiente a nuestro retador. Sus gallos, con excepción de Lujambio, ni siquiera suenan en el ánimo de la raza de bronce, de la raza que va y deposita sus votos en las urnas.
Según los últimos numeritos que han salido al respecto, la cosa está así:
° Enrique Peña Nieto: Cuenta con 61 por ciento de las preferencias.
° Marcelo Ebrard: Tiene el 16% de las preferencias entre los electores.
° Alonso Lujambio: Se encuentra en un retiradísimo 7 por ciento.
Adicionalmente, si se consideran las preferencias por partido político, considerando a los tres más grandes, las cosas tampoco pintan bien para el azulerío, ya que el PRI se ubica a la cabeza con 37 por ciento, le sigue el PAN con 17 por ciento y el PRD se ubica en tercer lugar con apenas 10 por ciento.
Cómo dijo el cómico: ¡Lástima, Margarito!
Tendría que pasar algo muy gordo, algo muy espectacular, para que Peña Nieto perdiera el favor de la gente de aquí al 2012. No me imagino que podría ser.
De hecho, tengo la certidumbre de que conforme el gabinetazo Montessori siga por el camino que va, el enanito siga viendo como se muere gente "mientras le ganamos al narco", y los chuchos sigan en su chuchinero, Peña Nieto no sólo no bajará en las preferencias que actualmente se han evidenciado, sino que incluso es posible que suba mucho mas.
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