Generalmente, cuando a una persona de le da el mote de "sabio", se le da a quien, además del conocimiento, tiene grandes virtudes, ya que, el verdadero sabio no es aquel que vive en una inaccesible torre de marfil y rodeado de espejos, al contrario es aquel está siempre al servicio del hombre, que trasciende y que iiradia valores en lo social.
Pero no hay que confundir, frente a esta sabiduría, a estos conocimientos, a estos valores y a la aplicación sin reflectores de estos valores y quien se prepara e instruye para que todos estos atributos sean puestos al servicio de la sociedad, se levanta la personalidad de invernadero, extraña y egoista, formada por divos que no se les puede criticar o tocar ni con el pétalo de una rosa, esos que, malamente, se ponen el apodo de "intelectuales"
Estos generalmente están en estado parasitario junto a los verdaderos valores, en todos los campos del conocimiento humano, sin embargo luego, luego se distinguen y separan de ellos como el día y la noche, y no por sus actividades, ya que puede tener afinidades con aquellos con los que parasita, sino en sus actitudes ante la vida...
El "intelectual" es atraído a la publicidad y el reconocimiento como las palomillas a la luz, autocatalogándose con ese mote "intelectual", en otros casos surgen de esos club's de toby que mas que otra cosa, parecen surgidos como centros de reunión para el elogio mutuo, además de que cree que por haber leído algunos libros y por aparentar haber leído algunos mas, tiene derecho a que se le garantice un estilo de vida.
El "intelectual" hace de su conocimiento (verdadero o no) un medio para llegar a un fin, nunca ha pensado que, al igual que el que tiene, el conocimiento debe administrarse en servicio de los demás... El sabio trabaje o no en el servicio público, chambea con empeño y se consifdera siempre en deuda con los demás, el "intelectual", considera que se le debe dar una especie de tributo vitalicio, que enriquece a los demás con su palabra, que todos le deben algo a el, esto es, creo yo, una traición a la inteligencia, con su inteligencia, "Podrá no decir siempre la verdad, pero si la dice lo hará solamente cuando le paguen por ello" decía Christlieb
Pero no hay que confundir, frente a esta sabiduría, a estos conocimientos, a estos valores y a la aplicación sin reflectores de estos valores y quien se prepara e instruye para que todos estos atributos sean puestos al servicio de la sociedad, se levanta la personalidad de invernadero, extraña y egoista, formada por divos que no se les puede criticar o tocar ni con el pétalo de una rosa, esos que, malamente, se ponen el apodo de "intelectuales"
Estos generalmente están en estado parasitario junto a los verdaderos valores, en todos los campos del conocimiento humano, sin embargo luego, luego se distinguen y separan de ellos como el día y la noche, y no por sus actividades, ya que puede tener afinidades con aquellos con los que parasita, sino en sus actitudes ante la vida...
El "intelectual" es atraído a la publicidad y el reconocimiento como las palomillas a la luz, autocatalogándose con ese mote "intelectual", en otros casos surgen de esos club's de toby que mas que otra cosa, parecen surgidos como centros de reunión para el elogio mutuo, además de que cree que por haber leído algunos libros y por aparentar haber leído algunos mas, tiene derecho a que se le garantice un estilo de vida.
El "intelectual" hace de su conocimiento (verdadero o no) un medio para llegar a un fin, nunca ha pensado que, al igual que el que tiene, el conocimiento debe administrarse en servicio de los demás... El sabio trabaje o no en el servicio público, chambea con empeño y se consifdera siempre en deuda con los demás, el "intelectual", considera que se le debe dar una especie de tributo vitalicio, que enriquece a los demás con su palabra, que todos le deben algo a el, esto es, creo yo, una traición a la inteligencia, con su inteligencia, "Podrá no decir siempre la verdad, pero si la dice lo hará solamente cuando le paguen por ello" decía Christlieb
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