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Legalidad o Justicia
En 1998 se realizó una encuesta entre los mexicanos radicados en Los Estados Unidos, había dos preguntas que se consideraban redundantes, la primera era ¿Porque se habían ido? y la segunda ¿Porque no regresaban? Se pensaba que la respuesta sería la misma, el buscar una mejor remuneración a su trabajo y la hipótesis resultó cierta.
La mayor parte de la gente emigraba para conseguir una mejor remuneración a su trabajo, pero la sorpresa vino de la segunda pregunta ¿porque no regresaban?
La respuesta mayoritaría fue porque se sentían mas seguros en Estados Unidos, los analistas de esta encuesta se mostraron sorprendidos ¿como se pueden sentir mas seguros en un país extraño que en el propio?
La filtración de la delincuencia en las policías mexicanas no es ningún secreto, los diarios y la televisión nos muestran a diario a policias y expolicías como integrantes de las bandas que son atrapadas. Cientos de policías y expolicías están presos.
Pero la infiltración de la delincuencia no para ahí, hay hechos que nos permiten deducir que esa infiltración existe dentro de el sistema judicial, también los medios nos reportan como se atrapa a un delincuente, este confiesa o lo atrapan “in fraganti” y lo dejan libre a los pocos día para que siga delinquiendo tranquilamente.
“Es que el expediente no estuvo bien integrado”, dicen con voz ceremoniosa y solemne y ahí nos quedamos, le aceptamos al juez que haya dejado libre a un delincuente confeso porque la foja 325 no estaba legible o porque el agente del ministerio no haya entregado un documento a tiempo.
Sería bueno preguntar: Oiga señor juez ¿y la justicia donde queda? ¿y su criterio no cuenta? ¿y el peligro para la sociedad que significa que libere a este delincuente no lo inquieta? Y el juez ceremonioso eleva los ojos al cielo y como un semidios exclama “ es la ley”.
Estamos entrando a la paradoja terrible de ver que la ley propicia la injusticia y promueve la impunidad, que los jueces no tienen el menor sentido de la justicia, ni criterios hacia el bien, que la sociedad está en el desamparo total, en las manos de la delincuencia y sus complices, que puedes cometer cualquier delito y que en el remoto caso de ser atrapado tienes la oportunidad de que el juez o el agente del ministerio público o alguien en el aparato judicial “se equivoque $$$” y salgas libre.
Esto lastima profúndamente a la sociedad, hoy estamos viendo policias en la cárcel y queremos ver también jueces y agentes del ministerio público tras las rejas por delitos de complicidad.
La gente de bien, la gente de trabajo, la que mantiene en pie este país, necesita protección y no la tiene, la confianza ha desaparecido y lo mas grave, no hay esperanza.
En 1998 se realizó una encuesta entre los mexicanos radicados en Los Estados Unidos, había dos preguntas que se consideraban redundantes, la primera era ¿Porque se habían ido? y la segunda ¿Porque no regresaban? Se pensaba que la respuesta sería la misma, el buscar una mejor remuneración a su trabajo y la hipótesis resultó cierta.
La mayor parte de la gente emigraba para conseguir una mejor remuneración a su trabajo, pero la sorpresa vino de la segunda pregunta ¿porque no regresaban?
La respuesta mayoritaría fue porque se sentían mas seguros en Estados Unidos, los analistas de esta encuesta se mostraron sorprendidos ¿como se pueden sentir mas seguros en un país extraño que en el propio?
La filtración de la delincuencia en las policías mexicanas no es ningún secreto, los diarios y la televisión nos muestran a diario a policias y expolicías como integrantes de las bandas que son atrapadas. Cientos de policías y expolicías están presos.
Pero la infiltración de la delincuencia no para ahí, hay hechos que nos permiten deducir que esa infiltración existe dentro de el sistema judicial, también los medios nos reportan como se atrapa a un delincuente, este confiesa o lo atrapan “in fraganti” y lo dejan libre a los pocos día para que siga delinquiendo tranquilamente.
“Es que el expediente no estuvo bien integrado”, dicen con voz ceremoniosa y solemne y ahí nos quedamos, le aceptamos al juez que haya dejado libre a un delincuente confeso porque la foja 325 no estaba legible o porque el agente del ministerio no haya entregado un documento a tiempo.
Sería bueno preguntar: Oiga señor juez ¿y la justicia donde queda? ¿y su criterio no cuenta? ¿y el peligro para la sociedad que significa que libere a este delincuente no lo inquieta? Y el juez ceremonioso eleva los ojos al cielo y como un semidios exclama “ es la ley”.
Estamos entrando a la paradoja terrible de ver que la ley propicia la injusticia y promueve la impunidad, que los jueces no tienen el menor sentido de la justicia, ni criterios hacia el bien, que la sociedad está en el desamparo total, en las manos de la delincuencia y sus complices, que puedes cometer cualquier delito y que en el remoto caso de ser atrapado tienes la oportunidad de que el juez o el agente del ministerio público o alguien en el aparato judicial “se equivoque $$$” y salgas libre.
Esto lastima profúndamente a la sociedad, hoy estamos viendo policias en la cárcel y queremos ver también jueces y agentes del ministerio público tras las rejas por delitos de complicidad.
La gente de bien, la gente de trabajo, la que mantiene en pie este país, necesita protección y no la tiene, la confianza ha desaparecido y lo mas grave, no hay esperanza.
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