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Carta a Jelipe

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  • Carta a Jelipe

    Lic. Felipe Calderón Hinojosa.

    Estimado compatriota:

    Todas las formulaciones antimercantiles y antiliberales (y supuestamente sociales) tienen como marco de referencia, consciente o no, explícito o no, a las diversas afirmaciones de la teoría del valor marxista.

    La primera de estas afirmaciones dice que el incremento de la producción mercantil ( con la consiguiente aparición de incrementos de valor o plusvalías) surge en forma de sobreproducción, o producción no realizable dentro del mercado, con lo cual, estas nuevas riquezas, que deberían servir para remediar la pobreza, causan, al contrario, nuevas miserias. De esta afirmación derivan su postulado sobre la necesidad de eliminar radicalmente la propiedad privada de los medios de producción y su lema de socialismo o barbarie.

    Otra afirmación de esta postura ideológica asevera que las relaciones mercantiles entre países de diferente grado de desarrollo, a precios del mercado mundial, solamente pueden causar trasvases de valor del país pobre hacia el rico que fatalmente empobrecen cada vez más al pobre, en términos relativos y aún absolutos, y enriquecen cada vez más al rico, no sólo en términos absolutos sino también relativos. De toda esta aseveración derivan su postura antimercantil y antiglobalizadora.

    Aseguran también que, puesto que la participación de la masa de dinero dedicada a los salarios es cada vez menor en relación al conjunto del capital invertido en el ciclo (como resultado del desarrollo tecnológico), entonces, fatalmente, el interés de los propietarios de los medios de producción en la acumulación resulta antagónico con el interés de los asalariados en el conjunto de sus salarios ( o capital variable) y este antagonismo sólo puede resolverse con la destrucción de una de las partes. Así pues, el antagonismo de la lucha de clases está garantizado y es inevitable.

    La última de sus afirmaciones esenciales está vinculada a la aparición de la conciencia ecológica y dice que el sistema mercantil, per se, hace imposible cualquier forma de desarrollo sustentable.

    Tenemos pues un sistema, según ellos, que al incrementar la producción sólo puede producir más miseria, que al relacionar mercantilmente a países de desarrollo desigual sólo puede producir más desigualdad, que no es capaz de promover ningún desarrollo sustentable y que está condenado a una lucha de clases antagónica, todo lo cual, implica guerras permanentes entre países y violencia social al por mayor.

    Esta postura resultaba en una propuesta de eliminación de la propiedad privada de los medios de producción, era el comunismo, horizonte y telón de fondo de todas las posturas socialistas y tercermundistas. El fracaso estrepitoso e irremisible de esta postura radicalmente antimercantil, antiliberal e inhumana los dejó, de hecho, huérfanos de proyecto, horizonte y referentes, pero, no obstante, la falta de reflexión y análisis en el campo mercantil, la falta de una reflexión sobre la propia naturaleza de la soberanía personal, del dinero, así como la no compresión del conjunto de esta sociedad mercantil en un solo mundo donde la globalización pública vaya de par, y aun preceda, a la globalización privada, les ha permitido replegarse en una inopia programática en la que, para pasar por defensor de los pobres sin desenmascararse como comunista o antiliberal, basta definirse como anti-neo-liberal, empleando un eufemismo en el que el neo es sólo un taparrabos de su antiliberalismo y antimercantilismo puro y simple.

    Todas las aseveraciones de esta ideología aparecen reflejadas en sus actitudes y así observamos su antagonismo con la propiedad privada, su fobia antiglobalizadora y contraria a los intercambios mercantiles internacionales y asimismo su propensión a la violencia derivada del carácter antagónico (según ellos) de las partes que intervienen en la producción mercantil.

    Una reflexión de la naturaleza y posibilidades de la economía mercantil es indispensable y escapa a lo sucinto de esta reflexión, pero, sí podemos enunciar ya algunas ideas generales.

    El dinero es la forma universal del valor y desde este sencillo punto de vista podemos ya afirmar que no tendremos una sociedad mercantil propiamente dicha y, por ende, un valor establecido y la posibilidad de un intercambio generalizado de equivalentes, sino en la medida en que tengamos una auténtica moneda mundial, es decir, una moneda emitida por un emisor mundial, respaldada por el conjunto de la mercancía mundial y emitida como propiedad del mundo entero. Sólo en estos términos podremos pensar la verdadera naturaleza y las posibilidades intrínsecas de este tipo de producción.

    En primer lugar debemos hacer constar que, siendo la soberanía de carácter personal, individual, sólo un intercambio generalizado de equivalentes, apoyado en una única forma universal del valor, puede crear el marco de las libertades personales en las que el individuo pueda perseguir su felicidad a su propia manera ,realizando toda su actividad dentro de un sistema mercantil libre y con un sólo referente en materia de valor.

    En términos estrictamente económicos esto tiene también implicancias poderosas, así, en la medida en la que dispongamos de una forma universal del valor, amparada por el conjunto de la mercancía mundial, tendremos una moneda que tenderá a mantener su valor en trabajo promedio, o trabajo socialmente necesario, es decir, tendremos una moneda que no sólo tenderá a seguir comprando cantidades equivalentes de bienes físicos, sino que también tenderá a comprar cantidades crecientes de estos mismos bienes al reflejar la evolución tecnológica y el incremento consecuente de la productividad.

    Por otro lado, una moneda que mantiene su valor en trabajo promedio cambia el comportamiento de los propietarios del dinero, los va haciendo más conservadores (entre otras cosas las amortizaciones tienden a hacerse con tesorerías) y hace más audaces a los propietarios de la mercancía particular o concreta. En otras palabras, una tal moneda, frena poderosamente la velocidad del dinero (eliminando, entre otras cosas, la base fundamental de la especulación financiera que es, precisamente, la existencia de múltiples monedas) y acelera, también poderosamente la velocidad de circulación de la mercancía concreta (canalizando de manera natural la búsqueda de la ganancia hacia la producción y no hacia la especulación) aproximando paulatinamente el monto global de ambas masas circulantes, la de la forma universal del valor y la de la forma particular del valor.

    Esta situación descrita configura un contexto en el que el emisor mundial emite cantidades inmensas de dinero, ciclo con ciclo, cantidades cuyo monto global va acercándose paulatinamente al monto global de los beneficios percibidos por el conjunto de los propietarios de los medios de producción.

    Aquí, inesperadamente, aparece en su inmensa magnitud, un nuevo concepto de planificación. Planificamos sí, la creación, y puesta en circulación, de las nuevas cantidades de forma universal del valor, de dinero mundial, para permitir el pleno desarrollo del valor particular y concreto, de la mercancía, en la totalidad de este único mercado mundial en el que este emisor nos coloca. Este nuevo concepto planificador elimina la objeción marxista de las nuevas mercancías como sobreproducción irrealizable en el mercado y causa, por lo tanto, de miseria y elimina, por ende, toda necesidad de expropiar a los propietarios de los medios de producción y establece, asimismo, una regla de tres planificadora completamente diferente de la marxista, aquella decía que a más planificación menos mercado, puesto que lo que estábamos planificando era, precisamente, la eliminación de la libre circulación mercantil, y ésta dice que a más planificación más mercado, precisamente también porque lo que estamos planificando es el desarrollo y crecimiento de un mercado libre, totalmente basado en la propiedad privada de los medios de producción y en la propiedad pública de la emisión de la forma universal del valor o dinero mundial y, además, ahora estamos en condiciones de comprender el ámbito de acción del estado y el del mercado. Si el estado interviene en la producción de mercancías o forma particular del valor, distorsiona y corrompe toda la circulación mercantil, pero, si la iniciativa privada interviene en la producción del dinero o de la forma universal del valor, ocurre exactamente lo mismo. No estamos ante un solo ámbito que ambos se repartan, en el que compitan por un solo 100% del terreno común y único y en el que seríamos más o menos estatistas o privatizadores en la medida en que jalemos hacia cada uno de los extremos opuestos el marcador, no, cada quién dispone del 100% de su propio ámbito y ambos deben ser respetados escrupulosamente para poder establecer y desarrollar el mercado libre en cuestión. Al establecer esta emisión mundial podremos ser, a la vez, mucho más laissez faire que los liberales del siglo XIX en el ámbito de la producción de las mercancías o forma particular del valor y mucho más estatistas que el comunista más radical en el ámbito de la producción de la forma universal del valor o dinero mundial, puesto que, al fin y al cabo, cualquier estado nacional es un simple particular en relación al mundo y, en consecuencia, cualquier comunista entronizado en el poder de un estado nacional, al estatizar y emitir moneda nacional, es un simple privatizador de ambas formas del valor y, asimismo un privatizador corruptor y distorsionador , puesto que sólo la emisión de una auténtica moneda mundial o forma universal del valor, puede establecer la libre sociedad mercantil y, asimismo, el intercambio de equivalentes, sin el cual, ninguna justicia social puede alcanzarse y ninguna libertad sostenerse.

    http://losbarbarosdelnorte.com/html/...=viewforum&f=1

  • #2
    Re: Carta a Jelipe

    Que dice Jelipe que no memes.

    Que el tampoco va a leer el mamotreto este, medio plagiado del internet. XD

    Que que hueva.

    Comment


    • #3
      Re: Carta a Jelipe

      Originalmente publicado por Triana Ver post
      Que dice Jelipe que no memes.

      Que el tampoco va a leer el mamotreto este, medio plagiado del internet. XD

      Que que hueva.

      Juar, por una vez estoy de acuerdo con el compatriota jelipe.

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      • #4
        Re: Carta a Jelipe

        flojera leerla, solo diganme lo apoya o le reclama algo?

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        • #5
          Re: Carta a Jelipe

          Eso de una solo moneda mundial ya se ha discutido mucho, y de hecho esa es la tendencia, los Euros y aqui se planeaba con el Amero pero Mexico simplemente no dio el ancho. A poco creen que los gringos van a permitir compartir una moneda y el libre transito con un pais como el nuestro??

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          • #6
            Re: Carta a Jelipe

            EL problema está en la naturaleza humana. El hombre es el peor enemigo dle hombre

            saluditos.

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            • #7
              Re: Carta a Jelipe

              Originalmente publicado por Eleva Ver post
              flojera leerla, solo diganme lo apoya o le reclama algo?
              Dice que hay que impulsar al varo como moneda universal para acabar con los rabanitos que le quieren expropiar la fábrica de cubetitas.

              ¡Ah! y creo que Felipe ya le respondió que no mame. ¡juar!
              ¿Quieres conocer al verdadero Drome? nomás pícale aquí :http://www.elsiglodetorreon.com.mx/n...-verdader.html

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              • #8
                Re: Carta a Jelipe

                Originalmente publicado por Rafael Norma Ver post
                EL problema está en la naturaleza humana. El hombre es el peor enemigo dle hombre

                saluditos.
                Pinche Don Rafas , siempre tiene una frase precisa y exacta ...aunque no tenga ni madre que ver.
                ¿Quieres conocer al verdadero Drome? nomás pícale aquí :http://www.elsiglodetorreon.com.mx/n...-verdader.html

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