La encerrona a Jelipe
El asesinato a un grupo de jóvenes en Ciudad Juárez es, sin duda, un acto miserable, reprobable bajo cualquier circunstancia, los ejecutores no alcanzan la calificación de seres humanos, vaya ni siquiera el de bestias.
El dolor de las madres, de los padres, de la familia es inimaginable, la sociedad Juarénse queda cimbrada, aterrada.
Urge una reflexión profunda de las causas que motivó esta masacre de jóvenes vidas que quedaron truncadas.
Una reflexión cruda, libre de tabúes y frases hechas, una reflexión donde todos tomemos una parte de responsabilidad.
Los asesinos no venían ni de Venus, ni de Marte, ni de ningún país lejano, son elementos de un conglomerado de gentes que comparten un espacio geográfico que dista mucho de ser sociedad.
Campo de refugiados de un país que no genera empleos, de un país que no tiene ideales, ni principios explícitos, de un país que reniega de la Fe de sus antepasados.
De un Estado que se formó para someter a su gente, de una clase política que a través de privilegios y concesiones explota a un pueblo educado en la mentira y la simulación.
De un pueblo que la tiranía volvió apático y resentido que se conforma con renegar y hacer berrinches pero se queda inmóvil a la acción constructiva y reconstructiva que la nación demanda.
De un pueblo estúpido que piensa que las mismas acciones, las mismas gentes, el mismo sistema le dará resultados diferentes.
Hemos pasado casi cien años, con un sistema que nace de un golpe de estado, que se baña en sangre de gente inocente, que domina, extorsiona y envileces y cuando logramos sacudirnos de la cabeza del monstruo anhelamos con ansia su regreso.
Es cierto que la epopeya civil del 2000 no cristalizó en el cambio anhelado, el sistema solo perdió la cabeza visible, pero en las sombras se consolidó y reafirmó.
El Mesías no pudo con el paquete y el pueblo, desde su hamaca, vio como el sistema lo ridiculizaba y se unió al escarnio y descrédito para crucificarlo en el desprestigio.
La convivencia del estado con la delincuencia era un secreto a voces que en la gente de bien se transformaba en un deseo de que alguien se enfrentara a este poder subterráneo cuyos tentáculos envilecían a la población.
Aparece el Mesías que osa enfrentar la hidra de mil cabezas y el sistema toma partido y no es el del presidente de la República, la primeras investigaciones encuentran una policía totalmente al servicio de la delincuencia y esas policías no se mandaban solos y los ediles municipales no podían estar ajenos.
El Chihuahua priista no estaba ajeno a esto, la policía y el ejercito encontraron evidencias que la gente de el exgobernador de Chihuahua, no eran ajenas a la delincuencia, su gigantesca fortuna amasada en sus días de gobernador, su poder real que aún conserva ponen en serias dudas su honestidad y ahí esta libre y sus crímenes impunes.
Dueño de medios de comunicación han atacado insistentemente al ejercito, no así a la policía municipal y estatal, las actuales autoridades han dado una cara de preocupación por lo que pasa en el estado, pero bajo la mesa boicotean las acciones del presidente.
Esto se hizo evidente en la reunión que tuvo el Presidente de la República en Ciudad Juárez, se formó un cerco de 7,000 policías para protegerlo, ni el aire se colaba, sin embargo a solo dos metros del presidente apareció una mujer, reclamándole al presidente.
¿Como llegó esta mujer ahí? A muchos empleados federales no se les permitió el acceso, en días previos los priistas y perredistas se dedicaron a reclutar gente en universidades y zonas deprimidas para hacer una protesta “espontánea” contra el presidente, estas manifestaciones se hicieron a cerca de un kilómetro de distancia y esta señora estaba a solo 2 metros del presidente.
La respuesta es clara y evidente para quien no se deja engañar la señora solo pudo estar ahí con permiso e invitación de autoridades municipales y estatales.
Los medios locales, estatales, nacionales e internacionales le dieron una gran difusión a los insultos de esta mujer, nadie habló de la entereza del presidente, de su respuesta, del respeto que mostró ante ella, de sus preocupaciones y lo mas importante, de las ofertas concretas que traía para la ciudad.
El panismo, cobarde como siempre, no hizo una defensa, le dejó el queso a los ratones que se hartaron hasta la saciedad, nadie cuestionó la naturaleza de los asesinos, de sus padres, de sus maestros, de las tribus donde viven, toda la culpa se la achacan al presidente, en un infantilismo intelectual rayante en la idiotez.
Los priistas felices, “pa que aprendan” los panistas no saben gobernar, nosotros somos los buenos, nosotros si sabemos convivir con la delincuencia.
En estas elecciones, cuando ponga una cruz en el círculo tricolor quizás este agregando una cruz en los cementerios, ya sé que Usted dirá que los panistas no han sabido hacer el cambio y estoy de acuerdo con Usted, pero Roma no se hizo en un dia y el cambio nos llevará generaciones pero no podemos dejar vivo el sistema porque la dominación se irá AD AETERNUM
Marcos Barraza Urquidi
El asesinato a un grupo de jóvenes en Ciudad Juárez es, sin duda, un acto miserable, reprobable bajo cualquier circunstancia, los ejecutores no alcanzan la calificación de seres humanos, vaya ni siquiera el de bestias.
El dolor de las madres, de los padres, de la familia es inimaginable, la sociedad Juarénse queda cimbrada, aterrada.
Urge una reflexión profunda de las causas que motivó esta masacre de jóvenes vidas que quedaron truncadas.
Una reflexión cruda, libre de tabúes y frases hechas, una reflexión donde todos tomemos una parte de responsabilidad.
Los asesinos no venían ni de Venus, ni de Marte, ni de ningún país lejano, son elementos de un conglomerado de gentes que comparten un espacio geográfico que dista mucho de ser sociedad.
Campo de refugiados de un país que no genera empleos, de un país que no tiene ideales, ni principios explícitos, de un país que reniega de la Fe de sus antepasados.
De un Estado que se formó para someter a su gente, de una clase política que a través de privilegios y concesiones explota a un pueblo educado en la mentira y la simulación.
De un pueblo que la tiranía volvió apático y resentido que se conforma con renegar y hacer berrinches pero se queda inmóvil a la acción constructiva y reconstructiva que la nación demanda.
De un pueblo estúpido que piensa que las mismas acciones, las mismas gentes, el mismo sistema le dará resultados diferentes.
Hemos pasado casi cien años, con un sistema que nace de un golpe de estado, que se baña en sangre de gente inocente, que domina, extorsiona y envileces y cuando logramos sacudirnos de la cabeza del monstruo anhelamos con ansia su regreso.
Es cierto que la epopeya civil del 2000 no cristalizó en el cambio anhelado, el sistema solo perdió la cabeza visible, pero en las sombras se consolidó y reafirmó.
El Mesías no pudo con el paquete y el pueblo, desde su hamaca, vio como el sistema lo ridiculizaba y se unió al escarnio y descrédito para crucificarlo en el desprestigio.
La convivencia del estado con la delincuencia era un secreto a voces que en la gente de bien se transformaba en un deseo de que alguien se enfrentara a este poder subterráneo cuyos tentáculos envilecían a la población.
Aparece el Mesías que osa enfrentar la hidra de mil cabezas y el sistema toma partido y no es el del presidente de la República, la primeras investigaciones encuentran una policía totalmente al servicio de la delincuencia y esas policías no se mandaban solos y los ediles municipales no podían estar ajenos.
El Chihuahua priista no estaba ajeno a esto, la policía y el ejercito encontraron evidencias que la gente de el exgobernador de Chihuahua, no eran ajenas a la delincuencia, su gigantesca fortuna amasada en sus días de gobernador, su poder real que aún conserva ponen en serias dudas su honestidad y ahí esta libre y sus crímenes impunes.
Dueño de medios de comunicación han atacado insistentemente al ejercito, no así a la policía municipal y estatal, las actuales autoridades han dado una cara de preocupación por lo que pasa en el estado, pero bajo la mesa boicotean las acciones del presidente.
Esto se hizo evidente en la reunión que tuvo el Presidente de la República en Ciudad Juárez, se formó un cerco de 7,000 policías para protegerlo, ni el aire se colaba, sin embargo a solo dos metros del presidente apareció una mujer, reclamándole al presidente.
¿Como llegó esta mujer ahí? A muchos empleados federales no se les permitió el acceso, en días previos los priistas y perredistas se dedicaron a reclutar gente en universidades y zonas deprimidas para hacer una protesta “espontánea” contra el presidente, estas manifestaciones se hicieron a cerca de un kilómetro de distancia y esta señora estaba a solo 2 metros del presidente.
La respuesta es clara y evidente para quien no se deja engañar la señora solo pudo estar ahí con permiso e invitación de autoridades municipales y estatales.
Los medios locales, estatales, nacionales e internacionales le dieron una gran difusión a los insultos de esta mujer, nadie habló de la entereza del presidente, de su respuesta, del respeto que mostró ante ella, de sus preocupaciones y lo mas importante, de las ofertas concretas que traía para la ciudad.
El panismo, cobarde como siempre, no hizo una defensa, le dejó el queso a los ratones que se hartaron hasta la saciedad, nadie cuestionó la naturaleza de los asesinos, de sus padres, de sus maestros, de las tribus donde viven, toda la culpa se la achacan al presidente, en un infantilismo intelectual rayante en la idiotez.
Los priistas felices, “pa que aprendan” los panistas no saben gobernar, nosotros somos los buenos, nosotros si sabemos convivir con la delincuencia.
En estas elecciones, cuando ponga una cruz en el círculo tricolor quizás este agregando una cruz en los cementerios, ya sé que Usted dirá que los panistas no han sabido hacer el cambio y estoy de acuerdo con Usted, pero Roma no se hizo en un dia y el cambio nos llevará generaciones pero no podemos dejar vivo el sistema porque la dominación se irá AD AETERNUM
Marcos Barraza Urquidi
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