¿Ira a pasar a los libros de historia nopalteca esta "revolucion" de narcotraficantes???, es de lo mas sangriento que le a ocurrido al pais, ni con las guerrillas de lucio cabañas ni de genaro vazquez nadie mas se dieron tantas muertes en tan poco tiempo como ahora...
Pero antes de culpar al felipe calderon de la grave crisis por la que transita el pais hay que ir conociendo la historia, deberia de iorse escribiendo en los libros de historia para que las generaciones venideras conoscan como se desarrollaron los hechos y tengan buenos argumentos para juzgar a los protagonistas...
Esto es solo una parte, pero es muy explicativa de como se empezo a desbordar la delincuencia y no fue precisamente por culpa del felipe calderon, tal y como las ratas pejezoombies quieren hacer creer a la perrada...
Crioque el diego osorno tiene ya varios libros que cuentan la tenebrosa historia del narcotrafico en mexico...
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Continua...
Pero antes de culpar al felipe calderon de la grave crisis por la que transita el pais hay que ir conociendo la historia, deberia de iorse escribiendo en los libros de historia para que las generaciones venideras conoscan como se desarrollaron los hechos y tengan buenos argumentos para juzgar a los protagonistas...
Esto es solo una parte, pero es muy explicativa de como se empezo a desbordar la delincuencia y no fue precisamente por culpa del felipe calderon, tal y como las ratas pejezoombies quieren hacer creer a la perrada...
Crioque el diego osorno tiene ya varios libros que cuentan la tenebrosa historia del narcotrafico en mexico...
A las nueve de la mañana, dos grupos armados asaltaron por sorpresa y de manera simultánea las comandancias de las policías municipales de Miguel Alemán y Camargo, Tamaulipas, puntos clave para la operación de Los Zetas aquí en el noreste del país.
Los comandos llegaron a bordo de camionetas rotuladas con las siglas CDG en los costados, mataron a tres efectivos y se llevaron secuestrados a todos los policías que se encontraban en ese momento en ambas corporaciones locales.
En las siguientes horas, en otros poblados tamaulipecos de la región, como Valle Hermoso, Guerrero, San Fernando y Mier, comerciantes, funcionarios de mediano nivel y otros supuestos colaboradores de la banda desaparecieron repentinamente. Algunos huyeron, pero otros fueron retenidos por los comandos CDG para exigirles información y después ser colgados en puentes como una forma de declaración de guerra.
Así comenzó el lunes 22 de febrero de este año en la frontera de Tamaulipas la “guerra del Golfo”, cuyas escaramuzas cotidianas poco se conocen, salvo por las que acontecen en la cercana ciudad de Monterrey, única caja de resonancia que tiene esta batalla para cambiar el actual mapa del narcotráfico nacional, explican elementos federales, así como funcionarios estatales y municipales consultados en Tamaulipas y Nuevo León.
Los capos
El cártel del Golfo es una organización criminal cuyos orígenes están en el tráfico de mariguana y cocaína a Estados Unidos en los setenta, cuando la droga que llegaba a Nueva York y otras ciudades del Este dejó de circular a través de Cuba y otros países del Caribe, debido al reforzamiento de la seguridad marítima. La ruta de Tamaulipas-Texas se convirtió en una de las alternativas para llevar la mercancía ilegal y los contrabandistas de whisky de entonces, como Juan Nepomuceno Guerra, pusieron sus redes de tráfico al servicio de un negocio más lucrativo.
La designación de cártel para el grupo de traficantes de las orillas del Golfo fue dada hasta 1990, de acuerdo con un documento del FBI con el folio 92CHO-26853-21.
En ese reporte se señala a Juan García Ábrego como el principal jefe del grupo, el cual ese año ya había establecido relaciones importantes con el cártel de Cali en Colombia y tenía a su disposición a jefes de pistoleros como Luis García Medrano y José Pérez de la Rosa, apodado El Amable, aunque en realidad era el sicario de la fama más sanguinaria en esos años.
Hasta enero de 1996, cuando fue detenido en una finca en las afueras de Monterrey, García Ábrego se mantuvo al frente de lo que ya se conocía ampliamente como el cártel del Golfo.
Óscar Malherbe lo reemplazó, pero en mayo de 1997 también fue detenido. Salvador Garza Herrera tomó el mando después. Sin embargo, tan sólo duró unos meses al frente: Osiel Cárdenas Guillén, aliado con Gilberto García Mena, operador en el pueblo de Guardados de Abajo, se quedó con el control del cártel del Golfo a partir de finales de 1998, tras asesinar a Garza Herrera.
Los escoltas
Para reforzar su poder al frente de la organización, Cárdenas Guillén creó una escolta conformada por desertores de élite del Ejército mexicano.
Inicialmente eran casi una treintena de integrantes, los cuales, tras la detención de Cárdenas Guillén en marzo de 2003, dejaron de ser sólo un grupo de seguridad y empezaron a realizar tratos económicos y políticos por su cuenta. También ampliaron el número de sus miembros armados y dos años después lograron transformarse en una organización criminal con poder propio a lo largo de la carretera que va de Matamoros a Cancún. Para que ocurriera esto, el cártel del Golfo, la estructura que los había creado, debió quedar a merced de ellos: Los Zetas.
Antes de que esto sucediera, de acuerdo con Ricky, un informante en la región de las autoridades federales, “había quienes tenían línea sanguínea con todos los que empezaron a jalar en la región, a esos se les respetaba. Se decía que ellos eran cártel, no maña. La maña eran Los Zetas u otro tipo de gente, pero no el cártel. Luego lo que pasó fue que la maña se quiso hacer cártel. Por ejemplo, los familiares y amigos de Juan Nepomuceno Guerra o de Benito García o de García Abrego —la gente de siempre— eran cártel, pero la gente que trajo Osiel (Cárdenas) era maña hasta que pasó lo que pasó y se volteó todo”, relata.
Con el paso del tiempo, la cúpula del cártel del Golfo, en la cual está Ezequiel Cárdenas Guillén, hermano de Osiel, fue quedando supeditada al poder del grupo armado dirigido por Miguel Ángel Treviño, indican reportes. “El cártel del Golfo era como la Secretaría de Hacienda ilegal en la frontera chica y Los Zetas eran la policía fiscal”, explica el informante Ricky. “Pero todo eso cambió. El cártel se quedó sólo con Matamoros y todo lo demás en Tamaulipas, Nuevo León y parte de Coahuila se hizo zeta”.
Los Zetas
El nombre de Los Zetas, se cree en ciertos círculos oficiales, se debe a una antigua frecuencia de radio de la policía judicial federal. Sin embargo, Ricky se inclina por otra versión que también circula en esta región. “El fundador de Los Zetas, el que los creó por orden de Osiel, no fue un militar. Era un jefe de la policía de Miguel Alemán que se llama, o se llamaba, Zeferino Cuéllar y que se dice que se fue a Cuba y que allá se hizo algo así como sacerdote de una religión rara. Él siempre fue cártel, no zeta, aunque los armó y lanzó a la guerra. Se llaman zetas porque Zeferino fue quien los preparó”.
Ricky asegura que es cierta la idea de que en un principio para ser miembro de Los Zetas era obligatorio haber pasado por el Ejército o por una corporación policial, pero que después esto había cambiado y ahora lo mismo hay jovencitos con escasa preparación militar y hasta mujeres como gatilleras.
La estructura de Los Zetas es dividida por las autoridades en cuatro niveles. En el más alto está un grupo de comandantes, con los cuales comparte horizontalmente el mando Miguel Ángel Treviño. En ese mismo nivel se encuentra un grupo de contadores y abogados que asesoran a la cúpula paramilitar en temas administrativos.
El segundo nivel está conformado por zetas que se encargan de cuestiones logísticas como conseguir armas, transportación de mercancías ilegales, adiestramiento de nuevos miembros e instalación de ranchos o casas como centros de operaciones. El tercer nivel está compuesto por sicarios, vigilantes de casas de seguridad e instructores. La parte más baja la integran choferes, informantes de barrios o caminos y mensajeros.
Los comandos llegaron a bordo de camionetas rotuladas con las siglas CDG en los costados, mataron a tres efectivos y se llevaron secuestrados a todos los policías que se encontraban en ese momento en ambas corporaciones locales.
En las siguientes horas, en otros poblados tamaulipecos de la región, como Valle Hermoso, Guerrero, San Fernando y Mier, comerciantes, funcionarios de mediano nivel y otros supuestos colaboradores de la banda desaparecieron repentinamente. Algunos huyeron, pero otros fueron retenidos por los comandos CDG para exigirles información y después ser colgados en puentes como una forma de declaración de guerra.
Así comenzó el lunes 22 de febrero de este año en la frontera de Tamaulipas la “guerra del Golfo”, cuyas escaramuzas cotidianas poco se conocen, salvo por las que acontecen en la cercana ciudad de Monterrey, única caja de resonancia que tiene esta batalla para cambiar el actual mapa del narcotráfico nacional, explican elementos federales, así como funcionarios estatales y municipales consultados en Tamaulipas y Nuevo León.
Los capos
El cártel del Golfo es una organización criminal cuyos orígenes están en el tráfico de mariguana y cocaína a Estados Unidos en los setenta, cuando la droga que llegaba a Nueva York y otras ciudades del Este dejó de circular a través de Cuba y otros países del Caribe, debido al reforzamiento de la seguridad marítima. La ruta de Tamaulipas-Texas se convirtió en una de las alternativas para llevar la mercancía ilegal y los contrabandistas de whisky de entonces, como Juan Nepomuceno Guerra, pusieron sus redes de tráfico al servicio de un negocio más lucrativo.
La designación de cártel para el grupo de traficantes de las orillas del Golfo fue dada hasta 1990, de acuerdo con un documento del FBI con el folio 92CHO-26853-21.
En ese reporte se señala a Juan García Ábrego como el principal jefe del grupo, el cual ese año ya había establecido relaciones importantes con el cártel de Cali en Colombia y tenía a su disposición a jefes de pistoleros como Luis García Medrano y José Pérez de la Rosa, apodado El Amable, aunque en realidad era el sicario de la fama más sanguinaria en esos años.
Hasta enero de 1996, cuando fue detenido en una finca en las afueras de Monterrey, García Ábrego se mantuvo al frente de lo que ya se conocía ampliamente como el cártel del Golfo.
Óscar Malherbe lo reemplazó, pero en mayo de 1997 también fue detenido. Salvador Garza Herrera tomó el mando después. Sin embargo, tan sólo duró unos meses al frente: Osiel Cárdenas Guillén, aliado con Gilberto García Mena, operador en el pueblo de Guardados de Abajo, se quedó con el control del cártel del Golfo a partir de finales de 1998, tras asesinar a Garza Herrera.
Los escoltas
Para reforzar su poder al frente de la organización, Cárdenas Guillén creó una escolta conformada por desertores de élite del Ejército mexicano.
Inicialmente eran casi una treintena de integrantes, los cuales, tras la detención de Cárdenas Guillén en marzo de 2003, dejaron de ser sólo un grupo de seguridad y empezaron a realizar tratos económicos y políticos por su cuenta. También ampliaron el número de sus miembros armados y dos años después lograron transformarse en una organización criminal con poder propio a lo largo de la carretera que va de Matamoros a Cancún. Para que ocurriera esto, el cártel del Golfo, la estructura que los había creado, debió quedar a merced de ellos: Los Zetas.
Antes de que esto sucediera, de acuerdo con Ricky, un informante en la región de las autoridades federales, “había quienes tenían línea sanguínea con todos los que empezaron a jalar en la región, a esos se les respetaba. Se decía que ellos eran cártel, no maña. La maña eran Los Zetas u otro tipo de gente, pero no el cártel. Luego lo que pasó fue que la maña se quiso hacer cártel. Por ejemplo, los familiares y amigos de Juan Nepomuceno Guerra o de Benito García o de García Abrego —la gente de siempre— eran cártel, pero la gente que trajo Osiel (Cárdenas) era maña hasta que pasó lo que pasó y se volteó todo”, relata.
Con el paso del tiempo, la cúpula del cártel del Golfo, en la cual está Ezequiel Cárdenas Guillén, hermano de Osiel, fue quedando supeditada al poder del grupo armado dirigido por Miguel Ángel Treviño, indican reportes. “El cártel del Golfo era como la Secretaría de Hacienda ilegal en la frontera chica y Los Zetas eran la policía fiscal”, explica el informante Ricky. “Pero todo eso cambió. El cártel se quedó sólo con Matamoros y todo lo demás en Tamaulipas, Nuevo León y parte de Coahuila se hizo zeta”.
Los Zetas
El nombre de Los Zetas, se cree en ciertos círculos oficiales, se debe a una antigua frecuencia de radio de la policía judicial federal. Sin embargo, Ricky se inclina por otra versión que también circula en esta región. “El fundador de Los Zetas, el que los creó por orden de Osiel, no fue un militar. Era un jefe de la policía de Miguel Alemán que se llama, o se llamaba, Zeferino Cuéllar y que se dice que se fue a Cuba y que allá se hizo algo así como sacerdote de una religión rara. Él siempre fue cártel, no zeta, aunque los armó y lanzó a la guerra. Se llaman zetas porque Zeferino fue quien los preparó”.
Ricky asegura que es cierta la idea de que en un principio para ser miembro de Los Zetas era obligatorio haber pasado por el Ejército o por una corporación policial, pero que después esto había cambiado y ahora lo mismo hay jovencitos con escasa preparación militar y hasta mujeres como gatilleras.
La estructura de Los Zetas es dividida por las autoridades en cuatro niveles. En el más alto está un grupo de comandantes, con los cuales comparte horizontalmente el mando Miguel Ángel Treviño. En ese mismo nivel se encuentra un grupo de contadores y abogados que asesoran a la cúpula paramilitar en temas administrativos.
El segundo nivel está conformado por zetas que se encargan de cuestiones logísticas como conseguir armas, transportación de mercancías ilegales, adiestramiento de nuevos miembros e instalación de ranchos o casas como centros de operaciones. El tercer nivel está compuesto por sicarios, vigilantes de casas de seguridad e instructores. La parte más baja la integran choferes, informantes de barrios o caminos y mensajeros.
Continua...
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