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Energái y EL Caso Perdido

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    Energía y el caso perdido

    Editorial

    Publicado por The New York Times, wl 22 de noviembre de 2010-

    Traducido por Rafael Norma Méndez




    El registro de este Congreso sobre energía y temas del medio ambiente es vergonzoso . EL senado, paralizado por la oposición republicana, y la indiferencia del liderazgo Demócrata, no pudo mostrar los 60 votos para aprobar la legislación de reducción de emisiones de bióxido de carbono. Hasta fracasó en responder al derrame de petróleo en el Gofo de México.

    Seguramente que el siguiente Congreso será peor . la mayoría Demócrata en el senado será más pequeña, . Y la Cámara de diputados — que ha dirigido el camino en años recientes — y sus comités estarán dominados por los Republicanos quienes son sonoramente escépticos sobre la ciencia que está detrás del cambio climático y determinada a baldar la autoridad del Presidente Obama, para utilizar la reglamentación para abordar el problema

    Hay pocas oportunidades de un delante importante durante las siguientes semanas en el Congreso, peor todavía es posible pasar alguna legislación importante.

    Una ley que vale la pena presionar es una medida creativa con el apoyo bipartidista en ambas cámaras que yergue el uso de gas natural en camiones de uso pesado y crea un programa piloto para la construcción de una estaciones de recarga para vehículos eléctricos. La conversión de los camiones al gas natural podría ahorrar 1.2 millones de barriles de petróleo para el año 2035; y los autos eléctricos podrían finalmente ser el cambio real del juego.

    La ley gastaría $5,500 millones de dólares en créditos impositivos, y demás incentivos para instar a los fabricantes a que produzcan vehículos que consuman gas natural, y consumidores que los adquieran. La ley también animaría la investigación y el desarrollo de automóviles eléctricos. Se pagaria con un pequeño incremento en la cuota por barril que pagarian las compañías dentro de un fondo de pasivos por derrame petrolero. Las compañía s petroleras, están chillando, aaíun cuando significaría un pequeño incremento de 0.00333 centavos en el precio de un galón de gasolina. No deberá permitírseles a las grandes corporaciones petroleras el que maten la aprobación d e esta ley.

    Ambas Cámaras deben también renovar los subsidios de impuestos para als fuentes de energía renovable como el poder solar y la energía eólica. A menos de que actúa el Congreso, expirarán al finalizar el año. Aquí el gran enemigo es la pereza, no ningún interés especial..

    Las fuentes de energía renovable todavía no están listas para competir con combustibles más baratos y sucios, como el carbón, el petróleo y el gas natural. Pero ha habido un progreso real en años recientes, y la experiencia anterior muestra que cuando se permite que expiren los créditos impositivos, los inversionistas desaparecen.

    Entonces está la ley sobre derrame petrolero, languideciendo en el Senado. A una serie de reportajes en semanas recientes han realzado un sinnúmero de fallas tanto en la industria como en las reglamentaciones.

    Como en al versión de la Camara baja, la ley del senado requeriría que la industria petrolera adoptara nuevas medidas de seguridad en plataformas de perforación en aguas profundas y también mejorar el entrenamiento de los trabajadores d elas mismas y de los inspectores gubernamentales. Mandaría inspecciones independientes de las operaciones de perforación, y reorganizaría las agencias gubernamentales , con la meta de terminar por fin, , con los conflictos de interés que condujeron al Departamento del Interior a aprobar rapidamente los proyectos de perforación a costa de la seguridad.

    El Departamento ha emitido reglas que buscan muchos de estos mismos fines, pero la acción del congreso daría la fuerza de la ley a reformas que podrían revertirse en administraciones futuras.

    Esto no libera a la casa blanca y a los demócratas de la responsabilidad de presionar con una legislación más amplia para combatir el cambio climático. La amenaza es demasiado grande como para permitir que las ideologías y los escépticos profesionales detengan lo que necesita hacer este país. Aún así, hay tiempo en las semanas que quedan, de sesiones de congresistas que no han sido reelegidos y que están a punto de terminar su periódo, para tomar pequeños pero todavía importantes pasos.

    Una versión de este editorial apareció en la versión Impresa de The New York Times.
    ditorial
    Energy and the Lame Duck
    Published: November 22, 2010
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    This Congress’s record on energy and environmental issues is shameful. The Senate, paralyzed by Republican opposition and indifferent Democratic leadership, could not muster the 60 votes to pass legislation to reduce carbon emissions. It even failed to respond to the gulf oil spill.
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    The next Congress is sure to be worse. The Democratic majority in the Senate will be smaller. And the House — which has led the way in recent years — and its committees will be dominated by Republicans who are loudly skeptical about the science behind climate change and determined to cripple President Obama’s authority to use regulation to tackle the problem.

    There is little chance of a major breakthrough in Congress’s remaining weeks, but it is still possible to get some important legislation through.

    One bill worth pressing is a creative measure with bipartisan support in both houses that would ramp up the use of natural gas in heavy-duty trucks and create a pilot program for building a network of recharging stations for electric vehicles. Converting trucks to natural gas could save 1.2 million barrels of oil by 2035; electric cars could eventually be a real game-changer.

    The bill would spend $5.5 billion over 10 years in tax credits and other incentives to encourage manufacturers to produce natural gas vehicles and companies and consumers to buy them. The bill would also encourage research and development on electric cars. It would be paid with a small increase in the per-barrel fee oil companies pay into the oil spill liability fund. Oil companies are screaming, even though it would mean a tiny, one-thirteenth-of-a-cent increase in the price of a gallon of gasoline. Big Oil should not be allowed to kill off this bill.

    Both houses must also renew tax subsidies for renewable energy sources like wind and solar power. Unless Congress acts, they will expire at year-end. Here, the big enemy is sloth, not any special interest.

    Renewable energy sources are not yet ready to compete with cheaper and dirtier fuels like coal, oil and natural gas. But there has been real progress in recent years, and past experience shows that when the tax credits are allowed to expire, investors disappear.

    Then there is the oil spill bill, languishing in the Senate. A series of reports in recent weeks have highlighted a host of failures by both industry and regulators.

    Like the House version, a Senate bill would require the oil industry to adopt new safety measures on deep-water rigs and would also upgrade training of rig workers and government inspectors. It would mandate independent inspections of drilling operations and reorganize government agencies, with a goal of ending, at last, the conflicts of interest that led the Interior Department to fast-track drilling projects at the expense of safety.

    The department has issued rules that seek many of these same ends, but Congressional action would give the force of law to reforms that could be reversed by future administrations.

    This does not relieve the White House and the Democrats of the responsibility to press forward with broader legislation to combat climate change. The threat is too big to allow the ideologues and professional skeptics to stop the country from doing what it needs to do. Even so, there is time in the remaining weeks of the lame-duck session to take small but still important steps.
    A version of this editorial appeared in print on N
    Rafael Norma
    Forista Turquesa
    Last edited by Rafael Norma; 25-noviembre-2010, 04:03.
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