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Pistoleros de los carteles de drogas compran [armas] americanas

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    Pistoleros de los carteles de drogas compran [armas] americanas

    Editorial


    Publicado por The New York Times el 15 de diciembre de 2010

    Traducido por Rafael Norma Méndez



    Mientras la cuenta de cadáveres en la guerrita contra el narcotráfico se eleva a más de 30,000 personas, las autoridades federales Mexicanas le han dado seguimiento a más de 60,000 armas introducidas por distribuidores americanos en los cuatro años pasados, a través de la frontera. EL Congreso, avasallado por el cabildeo de armamentos, no ha hecho absolutamente nada sobre el creciente agujero legal en el corazón de la carnicería — la libertad de los distribuidores para realizar ventas múltiples de AK-47 y demás rifles de asalto sin tener que reportarlos a las autoridades federales, como lo requieren las leyes sobre ventas de armamento.

    No hay que asombrarse si un distribuidor se sintió autorizado para [b][i]vender 14 AK-47ª un traficante en un solo día.

    El cabildeo de pistolas convencido previamente a un Congreso servil de que “las armas largas” [b] como os rifles militares no eran favorecidas por criminales y merecían aprobarse para distribuidores que presuntamente abastecían a la cacería deportiva. Peor la tasa de la guerrita contra las drogas demostró exactamente lo contrario, con el uso de armas de elevado calibre que es más del doble en los 5 años anteriores mientras que los pistoleros d e los carteles e han convertido en la aniquiladores de la población debido a la facilidad APRA obtener tal armamento a través de la frontera.

    Una importante razón para tal preferencia es la falla en requerir los reportes sobre ventas múltiples de rifles, de acuerdo con el reporte general de un inspector general del Departamento de Justicia. EN Texas el trafico es tal que ocho de los doce distribuidores principales de armas para el crimen en México, anidan cerca de la frontera de acuerdo con The Washington Post, que ha ocupado un año en penetrar algunos de los datos secretos que el Congreso a aprobado para proteger a la industria de armamento.

    Con un Congreso más Republicano y legisladores Demócratas temerosos del la influencia política del cabildeo, no hay expectativas de una legislación valiente que cierre el agujero de la ley. Pero una orden ejecutiva es otra posibilidad. Tiene suficiente empuje entre los funcionarios del Departamento de Justicia, para detectar una alerta de la Asociación nacional de Rifle a sus cuatro millones d e miembros , de acuerdo con El Post.

    Es difícil de creer que los más ordinarios miembros de la Asociación Nacional del Rifle no acuerden que algo deba hacerse por la venta en la frontera de armas de guerra que sostienen al flagelo de las drogas. Si se requiriera una orden ejecutiva para detener la carnicería, el Presidente Obama no debía dudarlo un solo segundo.
    Una versión de este editorial apareció en la edición impresa de the New Yprk Times del 16 de diciembre d e 2010 en la pagina A 38.
    Editorial
    Cartel Gunmen Buy American
    Published: December 15, 2010
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    As the body count in the Mexican drug wars mounts beyond 30,000, federal authorities have tracked more than 60,000 guns in the past four years back across the border to American dealers. Congress, enthralled with the gun lobby, has done nothing about a legal loophole increasingly at the heart of the carnage — the dealers’ freedom to make multiple sales of AK-47s and other battlefield assault rifles without having to report to federal authorities, as the law requires for handgun sales.

    No wonder one dealer felt free to sell 14 AK-47s to one trafficker in a single day.

    The gun lobby previously convinced an obeisant Congress that “long guns” like military rifles and shotguns were not favored by criminals and deserved a pass at dealers supposedly catering to sportsmen. But the drug war toll is proving otherwise, with use of high- power long guns more than doubling in the past five years as cartel gunmen turn to the rat-a-tat annihilators easily obtainable across the border.

    A big reason for that preference is the failure to require reports on multiple rifle sales, according to a new inspector general’s report at the Justice Department. In Texas, the traffic is white hot. Eight of the top 12 dealers in Mexican crime guns are nestled profitably near the border, according to The Washington Post, which spent a year penetrating some of the data secrecy that Congress has enacted to protect the gun industry.

    With a more Republican Congress in the wings and Democratic lawmakers openly fearful of the gun lobby’s political clout, there is no expectation of courageous legislating to close the loophole. But executive order is another possibility. It has enough traction lately among Justice Department officials to prompt a “grass-roots alert” by the National Rifle Association to its four million members, according to The Post.

    It is hard to believe that most ordinary N.R.A. members would not agree something must be done about the cross-border sale of war weapons that underpins the drug scourge. If it takes an executive order to cut the carnage, President Obama should not hesitate.
    A version of this editorial appeared in print on December 16, 2010, on page A38 of the New York edition.

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