By Guillermo Fárber
Por si creías que nomás acá en San Lázaro se dan casos hilarantes, delirantes y desternillantes como Fernández Noroña, a ver qué te parecen estos ejemplos aportados por un agente de viajes de la ciudad de Washington, DC. (No sé qué tan confiable es la lista, pero es graciosa):
1. Una mujer congresista del estado de New Hampshire nos pidió un asiento de pasillo a fin de que su peinado no fuera estropeado por el viento en un asiento de ventanilla.
2. Un empleado de un legislador de Kansas quería un boleto a Cape Town. Comencé a explicarle la longitud del viaje y los trámites del pasaporte respectivo, pero el tipo me interrumpió obviamente irritado:
- “Perdón, no quiero hacerlo sentir idiota, pero Cape Town está en el estado de Massachussets”.
- Tratando de aclararle el punto, le repliqué: “Bueno, el que está en Massachusetts es Cape Cod; Cape Town está en Sudáfrica”. Me colgó sin decir una palabra.
3. Un congresista senior del estado de Vermont nos llamó, furioso, acerca de un paquete a Florida que había comprado con nosotros. Le pregunté cuál era el problema con sus vacaciones en Orlando. Me dijo, muy irritado, que él había esperado un cuarto con vista al mar. Cuando quise explicarle que eso no era posible, ya que Orlando está a 60 kilómetros de la playa más cercana, me gritó: ‘¡No me mienta usted, acabo de ver el mapa y Florida es un estado muy estrecho!
4. Recibí una llamada de la esposa de un legislador, quien me preguntó si era posible ver a Inglaterra desde el Canadá. Le contesté que no. Y ella comentó: “Pero es que se ven tan cerca en el mapa…”
5. Cierta vez llamó un ayudante de un miembro del gabinete preguntando si podían rentar un auto en Dallas. Consulté su itinerario y vi que tendría una espera de sólo una hora en Dallas, de manera que le pregunté para qué quería rentar un auto. Me respondió: “Es que oí que el aeropuerto de Dallas es muy grande y sería mejor contar con un auto para ir de una puerta a otra a fin de no perder tiempo”.
6. La semana pasada llamó una congresista de Illinois. Necesitaba saber cómo era posible que su avión saliera de Detroit a las 8:30 a.m. y llegara a Chicago a las 8:33 a.m. Traté de explicarle que había una hora de diferencia entre los estados de Michigan e Illinois, pero ella no podía entender el concepto de husos horarios. Finalmente le dije que lo que pasaba es que ese avión era muy rápido… y entonces ella quedó convencida.
7. Un legislador de Nueva York llamó para preguntar si las aerolíneas podían descripciones físicas en los equipajes de los viajeros, para saber a quién pertenecían las maletas. Le respondí que no, desde luego, pero me extrañó su pregunta y quise saber a qué se debía. “Es que cuando registré mi equipaje”, me respondió, “le pusieron encima una etiqueta que decía FAT (gordo) y aunque es cierto que tengo sobrepeso, eso me pareció extremadamente grosero.” Tuve que pedirle que me permitiera un minuto de silencio dizque para revisar en el manual. Pero la verdad es que mientras yo tapaba la bocina, soltaba carcajadas histéricas. Finalmente logré controlarme, destapé la bocina y calmadamente le expliqué al diputado que FAT era la clave del destino: FAT – Fresno Air Terminal, y que la etiqueta quería decir simplemente eso y no era nada ofensivo ni personal.
8. Una ayudante de un senador destacado llamó para preguntar sobre el costo de un paquete a Hawai. Tras escuchar las opciones, preguntó: “Oiga, ¿y no sería más barato volar de Washington a California y tomar desde ahí el tren para Hawai?” 9. Un nuevo congresista de Alabama me llamó desde el aeropuerto para preguntarme cómo podía saber cuál avión abordar. Cuando inquirí qué era exactamente lo que le preocupaba, me dijo: “Mi vuelo es el 823, pero ninguno de los aviones tiene números pintados.”
10. Una senadora llamó para decirnos que necesitaba volar a Pepsi-Cola, Florida, y si necesitaba tomar uno de esos aviones “computadora”. Le dije que era Pensacola, y que el avión era “conmutador” (commuter plane, no computer).
11. Una senadora por Louisiana llamó para preguntar por los documentos que necesitaba para viajar a China. Entre otras cosas, le dije que iba a necesitar visa. Me replicó que ella había ido a China ya cuatro veces y nunca había necesitado una visa. Yo revisé otra vez la hoja de requisitos y confirmé que era un trámite obligatorio, pero ella, ya molesta, me dijo: “Mire, no me quiera ver la cara. Todas las veces que yo he estado en China me han aceptado mi American Express, ¿por qué ahora tendría que llevar Visa?”
12. Un congresista de Nueva Jersey llamó para hacer una reservación pues quería volar de Chicago a Rhino, Nueva York. Yo busqué en mi lista de aeropuertos el nombre de la ciudad de destino: Rhino, Nueva York. No lo encontré y un tanto confundido le comuniqué mi desconcierto al congresista, quien me dijo molesto: “¡Oh, por favor, todo el mundo sabe dónde está! ¡Checa en tu mapa!” De modo que volví a repasar en detalle el mapa del estado de Nueva York y me atreví a sugerirle si no quería decir Buffalo. “¡Sí, claro, eso! Yo sabía que era un animal grande.” (Rhino es rinoceronte).
Ahora ya sabes por qué el gobierno está como está. Ojo, estos políticos caminan entre nosotros como si también fueran humanos. Y lo peor: ¡se siguen reproduciendo!
HUECONOMÍA
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