El Chupacabras y el México pedorro
Política cero
Jairo Calixto Albarrán
2011-02-07•Al Frente
Cuando comenzó el runrún de que El Charly iba a demandar a Televisa y a la Procu del DF por miserables, canallas y malos mexicanos —no necesariamente en ese orden— pensé que ya lo habíamos perdido, o que Salinas se había despertado al ritmo del clásico pasaje existencial de Lupita D’Alessio,“hoy voy a cambiar”. O a chambear, que no es lo mismo pero es igual. Por fin había renunciado a su papel de Chupacabras feliz y estaba decidido a mandar al diablo a las instituciones. Por fin nos había visto y nos había oído.
Pero
no, El Charly en cuestión era el gerente del Bar Bar al a quien soltaron, como es costumbre jurídica en México, por falta de pruebas.
Eso no obsta para que conste mi admiración por el competitivo espíritu que impulsa las pasiones de Carlos Salinas, quien está más activo que el Gelboy Peñanieto en las campañas (a unas horas de lo comicios en BCS, vaticinó, en el mejor estilo zedillista del “vamos a ganar”, que “vamos a hacer la chica”, frase equívoca de evocación a la kalimbiña). Por eso no iba a permitir que
ni siquiera su hijo Emiliano, quien está dando clases de moral ciudadana nice, le disputara su lugar como el villano favorito de México. Por eso, en un acto que algunos profesionales del resentimiento pudieran calificar de desesperado, declaró algo que no venía al caso, como para destantear al enemigo, y atraer la cobertura mediática: “La legalización de las drogas sería un gran error”. A lo mejor quería quedar bien con el Jelipillo, al que no deja de exaltar por sus dones de estadista, sobre todo ahora que Dorian Gel Peñanieto —serio aspirante a ser el Mubarak mexicano—, auténtico rey de la congruencia (un día los feminicidios en el Edomex son producto de la febril imaginación de las víctimas triunfantes, otro día los feminicidos son culpa de la mujeres que con tal de desprestigiar a su gobierno se dejan asesinar) acusó de incongruente a Calderón.
La verdad, $alina$ hubiera estado más en la jugada si se pronunciara contra los de Top Gear por considerarlos muy tibios en cuanto a sus conceptos sobre el México pedorro (para mayores referencias consultar su bibliografía).
Al momento de escribir estas líneas, Chucho Ortega acusa al
de compra de votos, y me pregunto en cuánto andará el kilo de sufragio efectivo, no reelección. Digo, seguramente ya
no bastará con un boing y una torta como en los tiempos de Fidel Velázquez. Si Don Beltrone quiere ampliar la base hacendaria tendría que dirigirse a ese nicho de mercado, el de la alquimia electoral, que en los últimos tiempos ha venido repuntado conforme resucitan los emisarios del pasado del
cámbrico temprano.
www.twitter.com/jairocalixto
jairo.calixto@milenio.com
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Cuando comenzó el runrún de que El Charly iba a demandar a Televisa y a la Procu del DF por miserables, canallas y malos mexicanos —no necesariamente en ese orden— pensé que ya lo habíamos perdido, o que Salinas se había despertado al ritmo del clásico pasaje existencial de Lupita D’Alessio,“hoy voy a cambiar”. O a chambear, que no es lo mismo pero es igual. Por fin había renunciado a su papel de Chupacabras feliz y estaba decidido a mandar al diablo a las instituciones. Por fin nos había visto y nos había oído.
Pero

Eso no obsta para que conste mi admiración por el competitivo espíritu que impulsa las pasiones de Carlos Salinas, quien está más activo que el Gelboy Peñanieto en las campañas (a unas horas de lo comicios en BCS, vaticinó, en el mejor estilo zedillista del “vamos a ganar”, que “vamos a hacer la chica”, frase equívoca de evocación a la kalimbiña). Por eso no iba a permitir que

La verdad, $alina$ hubiera estado más en la jugada si se pronunciara contra los de Top Gear por considerarlos muy tibios en cuanto a sus conceptos sobre el México pedorro (para mayores referencias consultar su bibliografía).
Al momento de escribir estas líneas, Chucho Ortega acusa al



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