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Quién nos lo iba a decir...

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  • Quién nos lo iba a decir...

    Li ”pillo” ha sido y será el mejor propagandista del A ni –M a L it O, con su estúpida guerra contra el narcotráfico:

    :


    Lo buenérrino de tener a un mal menor como gobernante



    Impunidad y negligencia







    René Delgado



    (9 abril 2011).- El espíritu belicista con que, a su inicio, se quiso inflamar el apoyo incondicional a la guerra contra el crimen emprendida por el gobierno ya dio de sí.



    Es normal ese agotamiento. Ocurre cuando se embarca a un país en una aventura bélica sin consultarlo ni informarlo cabalmente sobre ella y cuando, por falta de estrategia, las fuerzas del orden y las fuerzas del desorden se terminan por confundir. Eso ocurre, sobre todo, cuando, insertos en la violencia, el medio borra el fin: ahora importan más las bajas, los decomisos y las capturas que la recuperación del espacio ciudadano y el fortalecimiento del Estado de derecho.



    Mal se veía cuando, al arranque de esa aventura, se cuestionaba la falta de estrategia e inteligencia con que se desplegaban, al ritmo de la urgencia en turno, los operativos policiales-militares. Todo era aplaudir, reconocer y apoyar la valentía y la firmeza presidencial para encarar al crimen.



    Así se fue a la guerra. Con una policía que, diseñada 12 años atrás, aun hoy no acaba de construir ni de acreditar su profesionalismo y obliga, por lo mismo, a involucrar crecientemente al Ejército y la Marina en funciones distintas a su razón de ser. Se fue a la guerra sin el marco legal necesario; con más propaganda que información; sin equipo, capacitación y pertrechos adecuados, sin reparar en la atrofia del brazo de la justicia ni en la descompostura del sistema penitenciario. Así se fue a la guerra, sin claridad en el frente interno y el externo, sin inteligencia.



    En esas circunstancias, en cuanto se evidenció lo que ocurría, se recurrió a desafortunadas metáforas médicas para justificar la situación: queriendo extirpar un tumor, se decía, al abrir, se encontró que el cáncer había hecho metástasis. Se resolvió, pues, intervenir sin contar con el diagnóstico adecuado y, cuando el enfermo dijo sentirse peor, se le preciso que ésa era una percepción. Tan no había estrategia que hasta después de tres años se construyó un indicador oficial sobre el número de muertes provocadas por la guerra. Ni eso se previó.



    Aun hoy, a casi cinco años de su inicio, no está claro quién coordina esa guerra que derrama su sangre hacia dentro y su ácido hacia fuera del país, deteriorando hasta la inutilidad la política y la diplomacia, mientras deshilacha el tejido social.



    * * *



    Orden y contraorden -dicen los militares- es desorden y, precisamente, ésa fue la no estrategia adoptada en el combate al crimen.



    Un ejercicio de ensayo y error, donde el conejillo de Indias resultó ser la ciudadanía que quedó en medio del fuego cruzado de la impunidad criminal y la negligencia política. De ahí, el altísimo número de muertes. Bajas que, al principio, se quisieron minimizar asegurando que sólo se daban en los bandos criminales. Bajas colaterales que se quisieron diluir, primero, acusando vínculos de las víctimas con la delincuencia y, luego, expidiendo pésames como boletines, sin acompañarlos de verdaderos actos de justicia.



    Más adelante se quiso negar que se trataba de una guerra. Se dijo entonces que era una lucha pero, aun en esa idea, el presidente de la República no pudo renunciar a la tentación de aparecer con quepí, casaca militar o casco de piloto aviador... En paralelo, y en contradicción, se quiso justificar la no estrategia, simulando un Diálogo por la Seguridad para legitimar lo que se había decidido de antemano. Un diálogo que, por lo visto, tiene por fecha límite la eternidad y por conclusión la reiteración de que nos va mal porque vamos bien. ¡Eureka!



    * * *



    Ahora, en el colmo de la burla, cuando el drama nacional adquiere visos de tragedia, se dice que el gobierno está abierto a la crítica y a la propuesta razonable pero, de nuevo en la contradicción, se anuncia que en siete años el asunto queda resuelto. Así de fácil. Cosa de convivir con la muerte y la violencia, unos cuantos años más.



    Aunado a ello, el presidente Felipe Calderón advierte al crimen y a la sociedad:



    "Lo he dicho y lo repito: Mi Gobierno ha estado siempre abierto a la crítica y a la propuesta responsable en el tema. Ninguna política pública, por extraña que sea, nos parece desdeñable desde su principio. Simplemente, mientras no se muestren alternativas de mayor beneficio, o de menor costo para la sociedad y para las personas, seguiremos siendo contundentes en la aplicación de la ley, en el combate al crimen organizado y en la aplicación de una política integral de prevención, de contención y combate a los grupos criminales, de reconstrucción institucional, en particular, de policías locales, federales, y de Ministerios Públicos en ambos niveles, y de transformación social y cultural, que implica la apertura de opciones educativas, de esparcimiento y de trabajo para los jóvenes, y la búsqueda de un cambio cultural de fondo. A sabiendas de que la nuestra es una sociedad inmersa ya en una cultura de violencia y de pérdida de respeto a la vida, al respeto a sí mismo, y al respeto a los demás".



    Con toda honestidad, el mandatario ofrece más de lo mismo. Más de lo mismo porque el discurso presidencial no tiene traducción en el presupuesto. Las partidas privilegian la persecución-confrontación del delito, no la procuración y la administración de justicia, muchísimo menos a la apertura de opciones educativas, de esparcimiento y de trabajo para los jóvenes y todavía menos para la cultura. Los números contradicen el discurso. Más violencia, menos cultura y civismo.



    Es un alivio, como quiera, que casi al quinto año del sexenio a punto se esté de terminar la integración del equipo de gobierno, nombrando al tercer procurador de justicia.



    * * *



    El problema de encarar así al crimen y de no darle la cara a la sociedad es que porciones de ésta comienzan a hartarse de la impunidad criminal y de la negligencia política.



    No niegan esos sectores sociales la condena de las fechorías y las barbaridades criminales, pero tampoco ignoran la negligencia y la torpeza de la autoridad. Ése es el matiz de la marcha realizada el miércoles pasado, reconocer las dos partes de la ecuación: el binomio de la actividad criminal y la negligencia política.



    Del crimen sólo se puede esperar más violencia, el asedio al que está sujeto y el reloj sexenal lo harán cada vez más osado y peligroso. Del gobierno, sin bien ofrece más de lo mismo, es deseable -no probable, pero sí exigible- que repare sobre el callejón por donde conduce al país, la cercanía de la expiración de su mandato y el compromiso de garantizar, sin violencia, su sucesión.



    Basta de impunidad y negligencia....
    sobreaviso@latinmail.com

    continúa

    [/u]
    Rafael Norma
    Forista Turquesa
    Last edited by Rafael Norma; 09-abril-2011, 10:39.

  • #2
    Re: Quién nos lo iba a decir...

    El regreso


    Por Jaime Sánchez Susarrey

    López Obrador
    se postulará candidato a la Presidencia llueve, truene o relampaguee. No habrá encuesta o consulta que lo disuada. Le pese a quien le pese y tope con quien tope



    (9 abril 2011).- No, no hay que hacerse bolas. Andrés Manuel López Obrador ya está de regreso y se perfila para candidato de la izquierda en el 2012. Quienes lo dudan o se le oponen recibirán un fuerte castigo. De hecho, ya lo están padeciendo. Y la función apenas acaba de comenzar. En política, jamás hay que olvidarlo, no hay muertos. Y López no estaba muerto, andaba de gira.

    La ingenuidad es el caldo de cultivo de la ilusión y los ilusos, como advertía Gómez Morin, se decepcionan muy fácilmente. No es, entonces, la hora de las ilusiones y el romanticismo. Más vale ver las cosas como realmente son, aunque de esa manera se incurra en el cinismo. Porque ¿qué es un cínico, sino un romántico avinagrado?

    Así que vayamos paso por paso.

    Primera certeza. López Obrador se postulará candidato a la Presidencia llueve, truene o relampaguee. No habrá encuesta o consulta que lo disuada. Cada afirmación en sentido contrario debe ser leída cómo lo que es: estaré en la boleta en 2012. Sus razones pueden ser entendibles o no. Poco importa. El hecho es que así es. Le pese a quien le pese y tope con quien tope.

    Segunda certeza. Jesús Ortega y Nueva Izquierda se le parapetaron. Muchos aplaudieron.[b]. Por fin, Ortega, Zambrano y Acosta Naranjo levantaban la voz. El caudillo topaba con pared. Se le amenazó, incluso, con la sanción más justa y elemental: expulsarlo del PRD por hacer campaña por otro(s) partido(s).

    Poco duró el gusto. El cambio de la dirección nacional puso las cosas en su lugar. Dolores Padierna ocupa, ahora, la secretaría general de ese partido. Nueva Izquierda conservó la presidencia, pero el PRD es, en realidad, bicéfalo. Y la parte izquierda (o derecha, según se quiera ver) responde a los estímulos y las órdenes del Indestructible.

    Tercera certeza. Puso a Marcelo Ebrard en su lugar sin mover un dedo. El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, a través de Manuel Camacho, apostó a forjar una alianza en el Estado de México. Las implicaciones eran obvias. La coalición PAN-PRD para romper la hegemonía del PRI en el Estado de México llevaba jiribilla. Se podría reeditar en el 2012 con un objetivo preciso: impedir el regreso del PRI a Los Pinos.

    Sobra agregar lo evidente. El único candidato del PRD que podría jalar al electorado panista contra el PRI era Marcelo Ebrard. López Obrador está impedido por razones evidentes. La reacción negativa que genera en amplios sectores de la población es evidente. Pero entre los simpatizantes y militantes del PAN provoca repulsión.

    De ahí que se haya dedicado a torpedear la alianza PAN-PRD en el Estado de México. No se trata, obviamente, de una cuestión de principios. Si así fuera, hubiese condenado con la misma vehemencia los acuerdos que se alcanzaron en Oaxaca, Puebla y Sinaloa el año pasado. Pero ése no era ni es el punto. El punto era conjurar el riesgo y las expectativas.

    En el momento en que Marcelo Ebrard apareciera como el can- didato capaz de impedir el regreso del PRI a Los Pinos porque podría atraer el voto útil de los panistas y los ciudadanos independientes, López se enfrentaría al peor de los escenarios. La popularidad y el ascenso de Ebrard serían directamente proporcionales a la expectativa de obtener la victoria en 2012.

    Por eso había que romper el cascarón del huevo en el nido. López lo sabía y lo sabe por experiencia. El consenso perredista en torno a su candidatura en 2005 derivaba, justamente, de la expectativa que nadie más que él se podía imponer en la elección presidencial. Fue así como barrió con las aspiraciones de Cuauhtémoc Cárdenas de postularse por tercera vez a la Presidencia de la República.

    Cuarta certeza. Promovió la candidatura de Alejandro Encima ( pero de la gente) y, ahora, lo tiene bajo su férula. Es más, el viejo militante del Partido Comunista se ha convertido en el mejor ariete para golpear y mantener disciplinado a Marcelo Ebrard. La negativa de Encinas a ir en alianza con el PAN, siguiendo el guión de López Obrador, le asestó el golpe mortal a cualquier entendimiento con Acción Nacional.

    No sólo eso. El discurso y la campaña de Encinas pero de la gentedesbrozan el camino hacia el 2012. El lema y el contenido es que la unidad de la izquierda debe prevalecer sobre cualquier veleidad. Así que el gran ensayo del 2012 ya se está operando. No habrá ningún coqueteo con los electores del PAN o con los independientes en la elección presidencial que no se finque en las mismas coordenadas del Estado de México: la posibilidad de que el candidato del PAN, Bravo Mena, decline en el último momento a favor del candidato del PRD, como ocurrió en Guerrero.

    La derrota del esquema aliancista, es decir, de Marcelo Ebrard, ya fue reconocida por Manuel Camacho: "Se optó, escribió esta semana, por no ir a la alianza para evitar una división de las izquierdas". Y en ese reconocimiento están cifradas todas las claves de la izquierda ante la elección presidencial. López Obrador los tiene contra las cuerdas.

    Me explico. El trazo de su estrategia es muy simple. Yo seré candidato llueva o truene. Vengan conmigo o iremos divididos. El valor fundamental a preservar es la unidad. Súmense o perderemos.

    Semejante arenga podría caer en tierra suelta, como dice la canción. Pero no es el caso cuando López tiene a la mitad del PRD en el bolsillo izquierdo y al Partido del Trabajo y Convergencia en el bolsillo derecho. Y esto sin contar que la última encuesta de Reforma muestra que la popularidad de AMLO entre los simpatizantes del PRD cuadruplica la de Marcelo Ebrard.

    Así que, para bien o para mal, la izquierda ya tiene candidato para el Estado de México y para la elección presidencial del 2012. López está de regreso.


    Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo

    Fecha de publicación: 9 abril 2011

    YO TE USO

    [u]

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    • #3
      Re: Quién nos lo iba a decir...

      Originalmente publicado por Rafael Norma Ver post
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      Así se fue a la guerra. Con una policía que, diseñada 12 años atrás, aun hoy no acaba de construir ni de acreditar su profesionalismo y obliga, por lo mismo, a involucrar crecientemente al Ejército y la Marina en funciones distintas a su razón de ser. Se fue a la guerra sin el marco legal necesario; con más propaganda que información; sin equipo, capacitación y pertrechos adecuados, sin reparar en la atrofia del brazo de la justicia ni en la descompostura del sistema penitenciario. Así se fue a la guerra, sin claridad en el frente interno y el externo, sin inteligencia.



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      Bueno si el pais tenia que esperar a que estos males se resolvieran, entonces el gobierno hubiera declarado la guerra al narcotráfico y la mafia, haya por el año 2450
      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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