Siempre nos quedará El Chicharito
Política cero
Jairo Calixto Albarrán
2011-04-13•Al Frente
A diferencia de su antecesor [ ]Chávez & Chávez, a quien nadie le cree que se fue[/i] por motivos personales (mejor hubiera dicho que se retiraba de la PGR porque no podía), pues sólo dio la cara cuando se quedó sin chamba, Marisela Morales apareció con su look a lo Lucía Méndez para estrenar cargo y dar cuenta de los hallazgos de la carnicería en Tamaulipas. Visiblemente nerviosa, la nueva procuradora se plantó frente a una sociedad que está hasta la madre y aunque tenía que repetir las promesas que hicieron Blake Mora y el muy casinadita góber de Tamaulipas —en cuanto a justicia para los deudos y amortiguar la numeralia del miedo, que es en realidad establecer el destino manifiesto del gobierno federal como sepulturero—, al menos no se refugió en sus oficinas a repetir el mantra del no pasa nada, todo esta bien, les va a doler pero les va a gustar… No quiere ser, al menos no todavía, el esqueleto de la señora Morales.
En cambio, nuestros senadores tenían otras preocupaciones más importantes, además de preparar las vacaciones de Semana Santa. En primerísimo lugar estaba la inauguración de su nueva sede que, a juzgar por su costo (2 mil 563 millones de pesos, nomás por joder a los cuentachiles que le rinden absurdos homenajes a la austeridad republicana), cualquiera diría que estaba ubicado o junto al Sena, o con vista al río Hudson.
Claro que no hay que juzgarlos tan severamente. Ellos tenían que dejar su nueva sede rechinando de limpia, aunque muchos digan que para lo que se tardaron parecía que la habían hecho a imagen y semejanza de la Atlántida. Mínimo, los senadores tenían que cerciorarse de que la inversión iba a estar a la medida de sus obsesiones, aunque algunos no están muy satisfechos, quizá debido a que no incluye masaje con final feliz.
Por eso y otras cosas más, los senadores dominaron con vigor la aguerrida tentación de acudir a San Fernando a cerciorarse ante las narcofosas [i]que no cesan de vomitar cuerpos, lo fallido del Estado que representan.
O quizá no fueron hasta ese territorio que le ha arrebatado a Ciudad Juárez el monopolio de la violencia, porque no querían confirmar la tesis del subcomanche Marcos en el sentido de que nos quieren hacer ver el horror cotidiano como algo natural.
¡Este enmascarado es un genio!
Y mientras tanto, en su baticueva, Calderón, siempre tan humanitario, hace un llamado al ¡Ya basta! colectivo a los criminales, los verdaderos enemigos de México. Algo apenas comparable con la declaración de Quique Gavilán Pollero Uña Miento alegando frente a los abusos de la policía del Edomex, que también hay corrupción en otras entidades del país.
O sea…
Siempre nos quedará El Chicharito.
www.twitter.com/jairocalixto
jairo.calixto@milenio.com
Política cero
Jairo Calixto Albarrán
2011-04-13•Al Frente
A diferencia de su antecesor [ ]Chávez & Chávez, a quien nadie le cree que se fue[/i] por motivos personales (mejor hubiera dicho que se retiraba de la PGR porque no podía), pues sólo dio la cara cuando se quedó sin chamba, Marisela Morales apareció con su look a lo Lucía Méndez para estrenar cargo y dar cuenta de los hallazgos de la carnicería en Tamaulipas. Visiblemente nerviosa, la nueva procuradora se plantó frente a una sociedad que está hasta la madre y aunque tenía que repetir las promesas que hicieron Blake Mora y el muy casinadita góber de Tamaulipas —en cuanto a justicia para los deudos y amortiguar la numeralia del miedo, que es en realidad establecer el destino manifiesto del gobierno federal como sepulturero—, al menos no se refugió en sus oficinas a repetir el mantra del no pasa nada, todo esta bien, les va a doler pero les va a gustar… No quiere ser, al menos no todavía, el esqueleto de la señora Morales.
En cambio, nuestros senadores tenían otras preocupaciones más importantes, además de preparar las vacaciones de Semana Santa. En primerísimo lugar estaba la inauguración de su nueva sede que, a juzgar por su costo (2 mil 563 millones de pesos, nomás por joder a los cuentachiles que le rinden absurdos homenajes a la austeridad republicana), cualquiera diría que estaba ubicado o junto al Sena, o con vista al río Hudson.
Claro que no hay que juzgarlos tan severamente. Ellos tenían que dejar su nueva sede rechinando de limpia, aunque muchos digan que para lo que se tardaron parecía que la habían hecho a imagen y semejanza de la Atlántida. Mínimo, los senadores tenían que cerciorarse de que la inversión iba a estar a la medida de sus obsesiones, aunque algunos no están muy satisfechos, quizá debido a que no incluye masaje con final feliz.
Por eso y otras cosas más, los senadores dominaron con vigor la aguerrida tentación de acudir a San Fernando a cerciorarse ante las narcofosas [i]que no cesan de vomitar cuerpos, lo fallido del Estado que representan.
O quizá no fueron hasta ese territorio que le ha arrebatado a Ciudad Juárez el monopolio de la violencia, porque no querían confirmar la tesis del subcomanche Marcos en el sentido de que nos quieren hacer ver el horror cotidiano como algo natural.
¡Este enmascarado es un genio!
Y mientras tanto, en su baticueva, Calderón, siempre tan humanitario, hace un llamado al ¡Ya basta! colectivo a los criminales, los verdaderos enemigos de México. Algo apenas comparable con la declaración de Quique Gavilán Pollero Uña Miento alegando frente a los abusos de la policía del Edomex, que también hay corrupción en otras entidades del país.
O sea…
Siempre nos quedará El Chicharito.
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jairo.calixto@milenio.com