Nuestro futuro está en manos de puros A ni M a L it O s ( Ahora braguetas persignadas) o PRI RRATAS o entrópicos, mentirosos e inútiles PEDORROS.
1.- braguetas persignadas que son puros A ni M a L it O s
2.- PRI RRATAS que cooptan al votante:
auto o hueso:
3.- PEDORROS entrópicos, inútiles y además mentirosos
TRIADA DE RATAS
ASI QUE YA LE PODEMOS DECIR…..
Por eso no importa si votas por el “menos malo”, si anulas tu voto o si te abstienes.
De todas maneras sales perdiendo
1.- braguetas persignadas que son puros A ni M a L it O s
2.- PRI RRATAS que cooptan al votante:
auto o hueso:
3.- PEDORROS entrópicos, inútiles y además mentirosos
TRIADA DE RATAS
ASI QUE YA LE PODEMOS DECIR…..
Adiós al futuro
[size?18]Por René Delgado
(28 mayo 2011).- Si partidos políticos y gobierno han decidido fundar una nueva República, ésta deberá llevar por lema: desorden y retroceso. Son muchas, variadas y descoordinadas las acciones emprendidas en esa dirección y, a paso firme, van para atrás. Lo único a echar de menos en el diseño de esa República es el futuro, la democracia y a la ciudadanía.
Esta semana destacaron dos acciones. Del calderonismo, postular a Agustín Carstens a la dirección del Fondo Monetario Internacional y, al mismo tiempo, 'destapar' como su gallo electoral -al viejo estilo, pero no muy bien hecho- al secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, poniendo en juego la estabilidad económico-financiera. De los partidos, explorar una insólita idea, donde a Michoacán le toca ser el conejillo de Indias: anular la competencia política y regresar a la era donde antes de elegirlo, se conocía al ganador.
La lógica de esos arquitectos políticos es impecable: si hay crisis social, si hay crisis política, si hay crisis criminal, falta una crisis financiera para tener una crisis integral. Si por razones de inseguridad no se puede elegir y por falta de acuerdos no se puede progresar, hay que suprimir la democracia. ¡Eureka!
* * *
A veces se antoja pensar que el gobierno y su partido actúan con inaudita perversidad. Se antoja eso porque, de otro modo, su ingenuidad es insufrible.
En qué cabeza cabe 'destapar' -y como se hizo- a Ernesto Cordero como precandidato presidencial, justo cuando éste cabildea en las grandes ligas la postulación de Agustín Carstens a la dirección del Fondo Monetario Internacional. ¿Cómo explicar ese doble juego donde las prioridades se borran y, en la torpe operación política, terminan por tropezarse el gobierno y su partido?
Eso les pasó cuando César Nava promovía la alianza con el priismo en el Edomex y el entonces secretario Fernando Gómez Mont la resistía y, en el afán de salvar del ridículo a su jefe, el presidente de la República fue exhibido sin querer como un hombre desinformado, confuso e indeciso. Eso les pasó cuando, desde Los Pinos, se mandaron señales equivocadas sobre quién debía suceder a César Nava en la dirigencia de Acción Nacional y el resultado, ahora, es evidente, fue el desentendimiento entre el presidente del partido y el presidente de la República.
Ni la más mínima lección desprendió el calderonismo de esos errores. Por eso, de nuevo el doble juego de postular a Carstens que efectivamente tiene méritos para encabezar el FMI y destapar a Cordero que efectivamente carece de méritos para buscar la candidatura presidencial. A nadie sorprenderá si, por consecuencia, se genera incertidumbre donde no la hay: en la política económica y financiera.
Si en el afán de hacer nadar al delfín presidencial se juega con la estabilidad económica y financiera del país, hay que esperar la carambola que junto con la crisis social, criminal y política se puede provocar.
El calderonismo ha cometido un nuevo error. Debilitó las reducidas posibilidades de Carstens ante el FMI sin fortalecer las de Cordero ante la sucesión presidencial, y lo que viene es la renuncia del secretario de Hacienda porque, destapado como precandidato oficial, Ernesto Cordero simple y sencillamente no puede permanecer en su puesto.
Viene la renuncia porque el capítulo siguiente para nadie es desconocido. A más tardar, el 8 de septiembre el presupuesto del 2012 debe estar en San Lázaro. Ni la más mínima confianza suscita que quien ha declarado su intención de llevar las riendas del país elabore con objetividad las políticas de ingreso y gasto nacional que el país requiere. Por lo demás, si el delfín se mantiene en la pecera que está, los tiburones de la oposición lo van a saborear en la Cámara de Diputados cuando vaya a presentar y negociar el presupuesto.
La mente brillosa que diseñó esa estrategia le cortó las aletas, sin darse cuenta, al delfín azul.
* * *
Vista la actuación del calderonismo, un alivio podría resultar voltear los ojos a los partidos, pero no es así. Los partidos son, al parecer, el complemento.
El conjunto de los partidos vive en el país de las maravillas. Sin un solo argumento y con sólo enarbolar una agenda común para Michoacán, las tres principales fuerzas políticas acuerdan explorar la idea de postular el mismo candidato y, como quien no quiere la cosa, renunciar a la democracia aunque no a sus prerrogativas. Se explora despedir a la sana incertidumbre electoral para darle la bienvenida a la certidumbre autoritaria, disfrazada de acuerdo multipartidista, donde nomás sobran los ciudadanos. No, de ningún modo es un golpe de Estado; es un golpe de partidos.
Grave para cualquier democracia que los partidos renuncien a competir, más grave que detrás del telón se vea la sombra del crimen en Michoacán como la razón para postular un candidato único. Nomás falta que, de conjunto, los partidos postulen como su candidato al jefe de la zona o la región militar. A ver si así empatan el marcador.
Si ésa es la razón, mejor comenzar a llamar las cosas por su nombre. Establecer el estado de excepción en Michoacán, cancelar la elección, restringir las garantías individuales y reconocer la gravedad de la situación. Llamar las cosas por su nombre, en vez de insistir en la subcultura de la simulación y el engaño.
El sólo explorar la postulación de un candidato único, en vez de cerrar, abre la puerta a una terrible posibilidad: plantear lo mismo para la elección presidencial. ¿Qué clase de locura es ésa? ¿Comparten esa idea Enrique Peña, Manlio Fabio Beltrones y Andrés Manuel López Obrador? No se apunta a Marcelo Ebrard porque él ya fijó postura.
* * *
Cada semana, gobierno y partidos mandan señales sobre el falleciente Estado de derecho y la incipiente democracia, pero esta vez se volaron la barda.
Sin el menor pudor el calderonismo exhibió el priismo que lleva dentro y dejó ver que no le tiembla la mano si, en el afán de hacer nadar a su delfín, sacrifica la estabilidad económica y financiera. Sin exponer un argumento, los partidos políticos le dijeron adiós a la democracia y a la ciudadanía dejando entrever que no hay mejor futuro que el peor pasado.
Ya no cabe preguntar a la clase política a dónde quiere ir, sino hasta dónde piensa llegar. El peligro acecha y, en vez de conjurarlo, lo alimenta.
En la nueva y bizarra República que la clase dirigente quiere fundar no hay futuro y los ciudadanos sobran. No se trata de una democracia defectuosa, sino de una tentación autoritaria compartida y sin disfraz.
sobreaviso@latinmail.com
Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo
Fecha de publicación: 28 mayo 2011[/size]
[size?18]Por René Delgado
(28 mayo 2011).- Si partidos políticos y gobierno han decidido fundar una nueva República, ésta deberá llevar por lema: desorden y retroceso. Son muchas, variadas y descoordinadas las acciones emprendidas en esa dirección y, a paso firme, van para atrás. Lo único a echar de menos en el diseño de esa República es el futuro, la democracia y a la ciudadanía.
Esta semana destacaron dos acciones. Del calderonismo, postular a Agustín Carstens a la dirección del Fondo Monetario Internacional y, al mismo tiempo, 'destapar' como su gallo electoral -al viejo estilo, pero no muy bien hecho- al secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, poniendo en juego la estabilidad económico-financiera. De los partidos, explorar una insólita idea, donde a Michoacán le toca ser el conejillo de Indias: anular la competencia política y regresar a la era donde antes de elegirlo, se conocía al ganador.
La lógica de esos arquitectos políticos es impecable: si hay crisis social, si hay crisis política, si hay crisis criminal, falta una crisis financiera para tener una crisis integral. Si por razones de inseguridad no se puede elegir y por falta de acuerdos no se puede progresar, hay que suprimir la democracia. ¡Eureka!
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A veces se antoja pensar que el gobierno y su partido actúan con inaudita perversidad. Se antoja eso porque, de otro modo, su ingenuidad es insufrible.
En qué cabeza cabe 'destapar' -y como se hizo- a Ernesto Cordero como precandidato presidencial, justo cuando éste cabildea en las grandes ligas la postulación de Agustín Carstens a la dirección del Fondo Monetario Internacional. ¿Cómo explicar ese doble juego donde las prioridades se borran y, en la torpe operación política, terminan por tropezarse el gobierno y su partido?
Eso les pasó cuando César Nava promovía la alianza con el priismo en el Edomex y el entonces secretario Fernando Gómez Mont la resistía y, en el afán de salvar del ridículo a su jefe, el presidente de la República fue exhibido sin querer como un hombre desinformado, confuso e indeciso. Eso les pasó cuando, desde Los Pinos, se mandaron señales equivocadas sobre quién debía suceder a César Nava en la dirigencia de Acción Nacional y el resultado, ahora, es evidente, fue el desentendimiento entre el presidente del partido y el presidente de la República.
Ni la más mínima lección desprendió el calderonismo de esos errores. Por eso, de nuevo el doble juego de postular a Carstens que efectivamente tiene méritos para encabezar el FMI y destapar a Cordero que efectivamente carece de méritos para buscar la candidatura presidencial. A nadie sorprenderá si, por consecuencia, se genera incertidumbre donde no la hay: en la política económica y financiera.
Si en el afán de hacer nadar al delfín presidencial se juega con la estabilidad económica y financiera del país, hay que esperar la carambola que junto con la crisis social, criminal y política se puede provocar.
El calderonismo ha cometido un nuevo error. Debilitó las reducidas posibilidades de Carstens ante el FMI sin fortalecer las de Cordero ante la sucesión presidencial, y lo que viene es la renuncia del secretario de Hacienda porque, destapado como precandidato oficial, Ernesto Cordero simple y sencillamente no puede permanecer en su puesto.
Viene la renuncia porque el capítulo siguiente para nadie es desconocido. A más tardar, el 8 de septiembre el presupuesto del 2012 debe estar en San Lázaro. Ni la más mínima confianza suscita que quien ha declarado su intención de llevar las riendas del país elabore con objetividad las políticas de ingreso y gasto nacional que el país requiere. Por lo demás, si el delfín se mantiene en la pecera que está, los tiburones de la oposición lo van a saborear en la Cámara de Diputados cuando vaya a presentar y negociar el presupuesto.
La mente brillosa que diseñó esa estrategia le cortó las aletas, sin darse cuenta, al delfín azul.
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Vista la actuación del calderonismo, un alivio podría resultar voltear los ojos a los partidos, pero no es así. Los partidos son, al parecer, el complemento.
El conjunto de los partidos vive en el país de las maravillas. Sin un solo argumento y con sólo enarbolar una agenda común para Michoacán, las tres principales fuerzas políticas acuerdan explorar la idea de postular el mismo candidato y, como quien no quiere la cosa, renunciar a la democracia aunque no a sus prerrogativas. Se explora despedir a la sana incertidumbre electoral para darle la bienvenida a la certidumbre autoritaria, disfrazada de acuerdo multipartidista, donde nomás sobran los ciudadanos. No, de ningún modo es un golpe de Estado; es un golpe de partidos.
Grave para cualquier democracia que los partidos renuncien a competir, más grave que detrás del telón se vea la sombra del crimen en Michoacán como la razón para postular un candidato único. Nomás falta que, de conjunto, los partidos postulen como su candidato al jefe de la zona o la región militar. A ver si así empatan el marcador.
Si ésa es la razón, mejor comenzar a llamar las cosas por su nombre. Establecer el estado de excepción en Michoacán, cancelar la elección, restringir las garantías individuales y reconocer la gravedad de la situación. Llamar las cosas por su nombre, en vez de insistir en la subcultura de la simulación y el engaño.
El sólo explorar la postulación de un candidato único, en vez de cerrar, abre la puerta a una terrible posibilidad: plantear lo mismo para la elección presidencial. ¿Qué clase de locura es ésa? ¿Comparten esa idea Enrique Peña, Manlio Fabio Beltrones y Andrés Manuel López Obrador? No se apunta a Marcelo Ebrard porque él ya fijó postura.
* * *
Cada semana, gobierno y partidos mandan señales sobre el falleciente Estado de derecho y la incipiente democracia, pero esta vez se volaron la barda.
Sin el menor pudor el calderonismo exhibió el priismo que lleva dentro y dejó ver que no le tiembla la mano si, en el afán de hacer nadar a su delfín, sacrifica la estabilidad económica y financiera. Sin exponer un argumento, los partidos políticos le dijeron adiós a la democracia y a la ciudadanía dejando entrever que no hay mejor futuro que el peor pasado.
Ya no cabe preguntar a la clase política a dónde quiere ir, sino hasta dónde piensa llegar. El peligro acecha y, en vez de conjurarlo, lo alimenta.
En la nueva y bizarra República que la clase dirigente quiere fundar no hay futuro y los ciudadanos sobran. No se trata de una democracia defectuosa, sino de una tentación autoritaria compartida y sin disfraz.
sobreaviso@latinmail.com
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Fecha de publicación: 28 mayo 2011[/size]
De todas maneras sales perdiendo
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