El maniqueísmo a la mexicana
René Avilés Fabila | Opinión 2011-06-03 | Hora de creación: 01:16:49| Ultima modificación: 01:16:49
Antes de ser una manía insufrible, el maniqueísmo fue una doctrina fundada por Manés (persa del siglo III, murió crucificado, curiosamente, igual que Cristo) y diseminada por sus discípulos a lo largo de Asia. Partía de un principio sensato: hablaba de la coexistencia entre dos valores opuestos: el mal y el bien. Se extendió por el mundo antiguo y lo último que supimos fue que todavía tenía adeptos en algunos lugares de Europa alrededor del siglo XI. Luego se usó el término para calificar una suerte de extremismo, una intolerancia extrema y chocante: Lo mío es mejor que lo tuyo. Derivó en conductas insensatas de intolerancia que se han adueñado del planeta. En México lo cultivamos con esmero y vulgaridad: López Obrador (el bien) es perfecto y Peña Nieto y Calderón (el mal) son seres malvados.
No hay forma de ver que todo tiene su lado correcto y simultáneamente grados de incorrección. Lo perfecto no existe. El gran ejemplo es literario y nos lo entregó Robert Louis Stevenson en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, al mostrarnos que bien y mal coexisten en una persona y que una pócima basta para pasar de uno al otro. Borges lo decía con una metáfora alusiva al escritor inglés. Todos somos Jekyll y Mr. Hyde. Ninguno es exclusivamente malo o bueno. Luis Echeverría podría decir que no somos ni buenos ni malos sino todo lo contrario. Pero lo grave es que los partidos políticos y los caudillos iluminados nos mantienen en una profunda división que los partidos aprovechan perfectamente para sacarle raja. Perdemos más tiempo ofendiéndonos entre nosotros, los ciudadanos, que dando la batalla a los políticos. En el fondo vivimos en espera de algún caudillo salvador, sin percatarnos que la solución está en la sociedad en su conjunto.
Realmente este ambiente mueve a risa. Si un político se va del PRI al PRD, es un héroe y una persona digna. Pero si se marcha del PRD al PRI, es un asco, un sujeto perverso, inmoral y canalla. Espero no me hayan faltado adjetivos. Son muchos los que hablan de una alianza PRI-PAN, llegan a calificarla de PRIAN. La realidad muestra que hay docenas de elecciones donde son el PAN y el PRD quienes se han coaligado. O presenciar a políticos que han estado en todos los partidos sin excepción como Porfirio Muñoz Ledo y al verlo del lado de AMLO, está a salvo y es un justo. Tal simplismo asusta. Es como demandar que los candidatos salgan de la sociedad civil y nos ponen como mejores ejemplos a políticos profesionales. Viene al caso porque ahora he podido ver una buena cantidad de tipos ofendidos porque René Arce, a quien apenas conozco en persona a pesar de compartir páginas en Crónica, decidió irse del PRD, para hacer trabajo político con Eruviel Ávila. En realidad la lista de quienes migran del PRD al PRI es más amplia, pero es Arce quien cuenta ya con la animadversión de los hombres y mujeres que representan la pureza nacional que a su vez encarna un prófugo del PRI: López Obrador. Marcelo Ebrard, quien se formó en este organismo en época de Carlos Salinas, mostró inmediatamente su malestar. En una frase enigmática para quienes lo conocemos y padecemos, dijo refiriéndose al grupo de personas que optan por una solución distinta: “Bueno, va a donde siempre ha estado su corazón. No me extraña.” Esto, dicho por un ex priista reconocido, que hoy tolera la corrupción, practica el autoritarismo y privatiza lo que encuentra, comprueba que algo está mal en el país.
Pero esto no es sólo una característica de los militantes y simpatizantes del PRD, PT y Convergencia, creaciones de políticos tránsfugas del PRI que fueron malos y hoy son buenos a toda costa. Alejandro Encinas, dejando de lado su historial de mentiras, incapacidades y apoyos a legisladores vinculados al narcotráfico, asumió una conducta semejante a la de Ebrard para ironizar a quienes se suman a la campaña de Eruviel Ávila. No hubo reflexión autocrítica, sólo ironías.
Los panistas hablan de pureza política; ahora en picada, recuerdan a su único gran teórico, Manuel Gómez Morín, asimismo mienten y buscan la manera de justificar su turbia relación amor-odio por el PRD. Sus más activos militantes pasan de las ofensas al PRD a las declaraciones de cariño. Aquí el maniqueísmo es más discreto. Insufrible es el de aquellos que tratan de hacer política en cafés, bares, en Internet o en las esquinas donde se encuentran. Lo peor es que cada quien, utilícelo como lo utilice, está convencido de su verdad. Parecería que medio México se ha emborrachado con Calderón, están seguros que es un “teporocho” o que Peña Nieto es el “títere” de Televisa. Del otro lado, los enemigos de Obrador afirman, como si fueran especialistas, que es un “desquiciado”. ¿Sobre estos argumentos discutimos? ¿Podríamos ver con calma antecedentes, conductas, realizaciones, ideologías, relaciones con bastiones de poder…? No, los calificativos anticipan el tono de la polémica. Pobre Manés, cuando elaboraba su doctrina pensaba en Zoroastro y Buda, no en los mexicanos de hoy.
www.reneavilesfabila.com.mx
www.recordanzas.~~~~~~~~.com
Compartir
René Avilés Fabila | Opinión 2011-06-03 | Hora de creación: 01:16:49| Ultima modificación: 01:16:49
Antes de ser una manía insufrible, el maniqueísmo fue una doctrina fundada por Manés (persa del siglo III, murió crucificado, curiosamente, igual que Cristo) y diseminada por sus discípulos a lo largo de Asia. Partía de un principio sensato: hablaba de la coexistencia entre dos valores opuestos: el mal y el bien. Se extendió por el mundo antiguo y lo último que supimos fue que todavía tenía adeptos en algunos lugares de Europa alrededor del siglo XI. Luego se usó el término para calificar una suerte de extremismo, una intolerancia extrema y chocante: Lo mío es mejor que lo tuyo. Derivó en conductas insensatas de intolerancia que se han adueñado del planeta. En México lo cultivamos con esmero y vulgaridad: López Obrador (el bien) es perfecto y Peña Nieto y Calderón (el mal) son seres malvados.
No hay forma de ver que todo tiene su lado correcto y simultáneamente grados de incorrección. Lo perfecto no existe. El gran ejemplo es literario y nos lo entregó Robert Louis Stevenson en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, al mostrarnos que bien y mal coexisten en una persona y que una pócima basta para pasar de uno al otro. Borges lo decía con una metáfora alusiva al escritor inglés. Todos somos Jekyll y Mr. Hyde. Ninguno es exclusivamente malo o bueno. Luis Echeverría podría decir que no somos ni buenos ni malos sino todo lo contrario. Pero lo grave es que los partidos políticos y los caudillos iluminados nos mantienen en una profunda división que los partidos aprovechan perfectamente para sacarle raja. Perdemos más tiempo ofendiéndonos entre nosotros, los ciudadanos, que dando la batalla a los políticos. En el fondo vivimos en espera de algún caudillo salvador, sin percatarnos que la solución está en la sociedad en su conjunto.
Realmente este ambiente mueve a risa. Si un político se va del PRI al PRD, es un héroe y una persona digna. Pero si se marcha del PRD al PRI, es un asco, un sujeto perverso, inmoral y canalla. Espero no me hayan faltado adjetivos. Son muchos los que hablan de una alianza PRI-PAN, llegan a calificarla de PRIAN. La realidad muestra que hay docenas de elecciones donde son el PAN y el PRD quienes se han coaligado. O presenciar a políticos que han estado en todos los partidos sin excepción como Porfirio Muñoz Ledo y al verlo del lado de AMLO, está a salvo y es un justo. Tal simplismo asusta. Es como demandar que los candidatos salgan de la sociedad civil y nos ponen como mejores ejemplos a políticos profesionales. Viene al caso porque ahora he podido ver una buena cantidad de tipos ofendidos porque René Arce, a quien apenas conozco en persona a pesar de compartir páginas en Crónica, decidió irse del PRD, para hacer trabajo político con Eruviel Ávila. En realidad la lista de quienes migran del PRD al PRI es más amplia, pero es Arce quien cuenta ya con la animadversión de los hombres y mujeres que representan la pureza nacional que a su vez encarna un prófugo del PRI: López Obrador. Marcelo Ebrard, quien se formó en este organismo en época de Carlos Salinas, mostró inmediatamente su malestar. En una frase enigmática para quienes lo conocemos y padecemos, dijo refiriéndose al grupo de personas que optan por una solución distinta: “Bueno, va a donde siempre ha estado su corazón. No me extraña.” Esto, dicho por un ex priista reconocido, que hoy tolera la corrupción, practica el autoritarismo y privatiza lo que encuentra, comprueba que algo está mal en el país.
Pero esto no es sólo una característica de los militantes y simpatizantes del PRD, PT y Convergencia, creaciones de políticos tránsfugas del PRI que fueron malos y hoy son buenos a toda costa. Alejandro Encinas, dejando de lado su historial de mentiras, incapacidades y apoyos a legisladores vinculados al narcotráfico, asumió una conducta semejante a la de Ebrard para ironizar a quienes se suman a la campaña de Eruviel Ávila. No hubo reflexión autocrítica, sólo ironías.
Los panistas hablan de pureza política; ahora en picada, recuerdan a su único gran teórico, Manuel Gómez Morín, asimismo mienten y buscan la manera de justificar su turbia relación amor-odio por el PRD. Sus más activos militantes pasan de las ofensas al PRD a las declaraciones de cariño. Aquí el maniqueísmo es más discreto. Insufrible es el de aquellos que tratan de hacer política en cafés, bares, en Internet o en las esquinas donde se encuentran. Lo peor es que cada quien, utilícelo como lo utilice, está convencido de su verdad. Parecería que medio México se ha emborrachado con Calderón, están seguros que es un “teporocho” o que Peña Nieto es el “títere” de Televisa. Del otro lado, los enemigos de Obrador afirman, como si fueran especialistas, que es un “desquiciado”. ¿Sobre estos argumentos discutimos? ¿Podríamos ver con calma antecedentes, conductas, realizaciones, ideologías, relaciones con bastiones de poder…? No, los calificativos anticipan el tono de la polémica. Pobre Manés, cuando elaboraba su doctrina pensaba en Zoroastro y Buda, no en los mexicanos de hoy.
www.reneavilesfabila.com.mx
www.recordanzas.~~~~~~~~.com
Compartir