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Ebrard y PRD vs el A ni M a L it O , PRD y Morena
Ebrard y PRD vs el A ni -M a L it O, PRD y Morena
René Avilés Fabila | Opinión 2011-06-06 | Hora de creación: 01:11:47| Ultima modificación: 01:11:47
Para definir a su candidato presidencial para 2012, el PRD enfrenta multitud de escenarios y problemas. Es un partido, en principio, fragmentado, sin dirigentes reales, personajes salidos de cavernas políticas como Dolores Padierna. En todo caso, al frente están, en ese orden, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y sus respectivos aliados en función de cuotas de poder. Alejandro Encinas trata de mover muchas piezas para hacer un papel al menos decoroso en el Edomex. Es pieza del primero, como hace años intentó serlo de Luis Donaldo Colosio, pero no deja de lado a Marcelo Ebrard. Ha llegado a decir que de ganar instrumentará todas las exitosas (¿?) políticas sociales del jefe de gobierno capitalino. A su vez, Ebrard trata de ayudarle, luego de las 18:00 horas en punto, una vez que sus funciones oficiales han concluido y se convierte en un activista más de la campaña en el vecino estado.
La lucha por la candidatura presidencial del PRD será entre dos ex priistas. La pregunta es quién tiene más poder y obtendrá la mayoría luego de un par de debates y de negociar el apoyo de las belicosas tribus perredistas. Pareciera a simple vista que será AMLO el que obtenga la candidatura. Para empezar, se ha movido por todo el país con recursos del PT, Convergencia, PRD y otros más enigmáticos. Ha organizado a miles de promotores de su causa, no por la del PRD. A pesar de los desaires que le ha propinado a este partido que lo llevó al poder capitalino y le permitió millones de votos, son como hijos de la mala vida y lo quieren. No es difícil que sólo de tal partido obtenga poco más del 50 por ciento. Otro buen porcentaje será para Marcelo y no descartemos que salgan más personajes de tal organización rumbo al PRI mexiquense para apoyar por ahora a Eruviel Ávila.
Ayer domingo, López Obrador hizo traer acarreados de todos los puntos de la república. Se trata, dicen los periodistas amantes del lugar común, de mostrar el músculo. Pero mientras Morena se hace presente en el Zócalo, los perredistas corren por diversos estados tratando de apoyar a sus candidatos. Marcelo Ebrard fue a Europa a explicarles por qué razones es considerado el “mejor alcalde del mundo”. Su ausencia es hábilmente aprovechada para que López Obrador fije una vez más su peso dentro de la política nacional. Lleva años haciendo campaña presidencial, apoyado por el PT y Convergencia; mientras que el IFE finge no verlo: ciego y sordo ante hechos contundentes como los de AMLO o como el falso domicilio de Encinas.
Morena es el movimiento base de esta segunda intentona de Obrador para llegar a la presidencia. Es su creación, la hizo sabiendo que en el PRD hay muchísimos partidarios suyos. Al revés, Ebrard no tiene ninguno en Morena. El asunto está ya polarizado de modo visible. Hace unos días, en un periódico adicto a El Peje, uno de sus más tenaces admiradores escribió un artículo demoledor para Ebrard y los suyos. Al enfrentarlos, el súper-alcalde sale abrumado por golpes de mazo, mientras que el tabasqueño resulta airoso. Esto y otros datos similares hacen pensar en que la ruptura entre AMLO y Ebrard no tarda. Se conocen bien y saben que las palabras cordiales y los saludos respetuosos, las declaraciones bonachonas, llegarán a su término y los aliados indecisos no tardarán en alinearse con toda precisión. Morena es un elemento de presión para doblegar al PRD y a Marcelo, no un programa social. Habrá que considerar que Obrador ha conseguido docenas de intelectuales ya sin rumbo, pero con algún talento y obra, para redactarle discursos, libros y llamados a la nación, como Enrique González Pedrero, Víctor Flores Olea y Armando Bartra. La mayoría de ellos pasaron por el PRI. Obviamente.
Tanto Marcelo como Andrés Manuel tienen seguidores, pero mientras que el segundo ha buscado adeptos por el país entero, el otro se limita a viajar por distintos países. El exhibicionismo que adquirió al lado de Carlos Salinas, cuando era un joven, empeñoso y destacado priista, ha mejorado.
Pronto lo veremos, con o sin debates: AMLO tiene la candidatura en el bolsillo. Ebrard obtendrá un honroso e inútil segundo lugar, quizá consiga una senaduría plurinominal como premio de consolación y, si es realmente hábil, podrá recuperarse de la caída y volver al primer plano. Pero realmente lo dudo. Repito lo que he escrito en estas páginas: la lucha real será entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Es posible que cuando estén enfrentándose, el PAN haya podido conseguir candidato. Todo depende de la celeridad con la que se muevan dos burócratas como Felipe Calderón y Gustavo Madero.
Queda otra posibilidad remota: que el PRD se incline por Ebrard, pasando por René Bejarano y otras tribus afines y entonces tengamos dos candidatos por una imaginaria izquierda, pues AMLO ya cuenta con Morena y el PT, quizá con Convergencia. En todos los casos, habrá todavía divisiones y pugnas. Estaremos ante elecciones desconcertantes y veremos mayor lodo dentro de la partidocracia.
www.reneavilesfabila.com.mx
www.recordanzas.~~~~~~~~.com
René Avilés Fabila | Opinión 2011-06-06 | Hora de creación: 01:11:47| Ultima modificación: 01:11:47
Para definir a su candidato presidencial para 2012, el PRD enfrenta multitud de escenarios y problemas. Es un partido, en principio, fragmentado, sin dirigentes reales, personajes salidos de cavernas políticas como Dolores Padierna. En todo caso, al frente están, en ese orden, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y sus respectivos aliados en función de cuotas de poder. Alejandro Encinas trata de mover muchas piezas para hacer un papel al menos decoroso en el Edomex. Es pieza del primero, como hace años intentó serlo de Luis Donaldo Colosio, pero no deja de lado a Marcelo Ebrard. Ha llegado a decir que de ganar instrumentará todas las exitosas (¿?) políticas sociales del jefe de gobierno capitalino. A su vez, Ebrard trata de ayudarle, luego de las 18:00 horas en punto, una vez que sus funciones oficiales han concluido y se convierte en un activista más de la campaña en el vecino estado.
La lucha por la candidatura presidencial del PRD será entre dos ex priistas. La pregunta es quién tiene más poder y obtendrá la mayoría luego de un par de debates y de negociar el apoyo de las belicosas tribus perredistas. Pareciera a simple vista que será AMLO el que obtenga la candidatura. Para empezar, se ha movido por todo el país con recursos del PT, Convergencia, PRD y otros más enigmáticos. Ha organizado a miles de promotores de su causa, no por la del PRD. A pesar de los desaires que le ha propinado a este partido que lo llevó al poder capitalino y le permitió millones de votos, son como hijos de la mala vida y lo quieren. No es difícil que sólo de tal partido obtenga poco más del 50 por ciento. Otro buen porcentaje será para Marcelo y no descartemos que salgan más personajes de tal organización rumbo al PRI mexiquense para apoyar por ahora a Eruviel Ávila.
Ayer domingo, López Obrador hizo traer acarreados de todos los puntos de la república. Se trata, dicen los periodistas amantes del lugar común, de mostrar el músculo. Pero mientras Morena se hace presente en el Zócalo, los perredistas corren por diversos estados tratando de apoyar a sus candidatos. Marcelo Ebrard fue a Europa a explicarles por qué razones es considerado el “mejor alcalde del mundo”. Su ausencia es hábilmente aprovechada para que López Obrador fije una vez más su peso dentro de la política nacional. Lleva años haciendo campaña presidencial, apoyado por el PT y Convergencia; mientras que el IFE finge no verlo: ciego y sordo ante hechos contundentes como los de AMLO o como el falso domicilio de Encinas.
Morena es el movimiento base de esta segunda intentona de Obrador para llegar a la presidencia. Es su creación, la hizo sabiendo que en el PRD hay muchísimos partidarios suyos. Al revés, Ebrard no tiene ninguno en Morena. El asunto está ya polarizado de modo visible. Hace unos días, en un periódico adicto a El Peje, uno de sus más tenaces admiradores escribió un artículo demoledor para Ebrard y los suyos. Al enfrentarlos, el súper-alcalde sale abrumado por golpes de mazo, mientras que el tabasqueño resulta airoso. Esto y otros datos similares hacen pensar en que la ruptura entre AMLO y Ebrard no tarda. Se conocen bien y saben que las palabras cordiales y los saludos respetuosos, las declaraciones bonachonas, llegarán a su término y los aliados indecisos no tardarán en alinearse con toda precisión. Morena es un elemento de presión para doblegar al PRD y a Marcelo, no un programa social. Habrá que considerar que Obrador ha conseguido docenas de intelectuales ya sin rumbo, pero con algún talento y obra, para redactarle discursos, libros y llamados a la nación, como Enrique González Pedrero, Víctor Flores Olea y Armando Bartra. La mayoría de ellos pasaron por el PRI. Obviamente.
Tanto Marcelo como Andrés Manuel tienen seguidores, pero mientras que el segundo ha buscado adeptos por el país entero, el otro se limita a viajar por distintos países. El exhibicionismo que adquirió al lado de Carlos Salinas, cuando era un joven, empeñoso y destacado priista, ha mejorado.
Pronto lo veremos, con o sin debates: AMLO tiene la candidatura en el bolsillo. Ebrard obtendrá un honroso e inútil segundo lugar, quizá consiga una senaduría plurinominal como premio de consolación y, si es realmente hábil, podrá recuperarse de la caída y volver al primer plano. Pero realmente lo dudo. Repito lo que he escrito en estas páginas: la lucha real será entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Es posible que cuando estén enfrentándose, el PAN haya podido conseguir candidato. Todo depende de la celeridad con la que se muevan dos burócratas como Felipe Calderón y Gustavo Madero.
Queda otra posibilidad remota: que el PRD se incline por Ebrard, pasando por René Bejarano y otras tribus afines y entonces tengamos dos candidatos por una imaginaria izquierda, pues AMLO ya cuenta con Morena y el PT, quizá con Convergencia. En todos los casos, habrá todavía divisiones y pugnas. Estaremos ante elecciones desconcertantes y veremos mayor lodo dentro de la partidocracia.
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