Partido de mutantes
Rafael Cardona | Opinión 2011-06-27 | Hora de creación: 00:25:22| Ultima modificación: 00:25:22
Recuerdo el día de la liberación en diciembre de 1997. Todo mundo estaba buscando al ex reo de Pacho Viejo, a Dante Delgado, el más político de los presos políticos de aquellos años. A mí no me costó trabajo hallarlo. Nomás toqué a su puerta.
—¿Y ahora?
—A seguir haciendo política y a lavar mi nombre, me dijo.
Como se recuerda Dante había sido encarcelado junto con Gerardo Poo Ulíbarri y Porfirio Serrano por maniobras de Miguel Ángel Yunes, en 1996, también en el mes de diciembre. En el aire se quedó una acusación de peculado por 450 millones de pesos.
Tres años más tarde, en 1999, Dante Delgado recibió el registro del partido “Convergencia por la Democracia” (después nada más “Convergencia”) con su águila imperial, sus pancartas anaranjadas y una enorme indefinición ideológica cuyo nuevo cambio de piel lo lleva a las puertas de una nueva mutación.
De acuerdo con su información oficial (www.convergencia.org.mx) esta fue la nueva buena del 24 de junio:
“Los integrantes del Consejo Nacional de Convergencia recibieron hoy formalmente las propuestas de reformas a los documentos básicos del partido, encaminadas a una transformación profunda y a convertirlo en Movimiento Ciudadano, con sentido de responsabilidad, previa sanción de sus órganos colegiados y de sus militantes.
“Nuestra organización conservará sus principios ideológicos socialdemócratas”, precisó el presidente del consejo el senador Dante Delgado Rannauro.
“Lo hacemos ante la negación de la partidocracia para abrir espacios a las candidaturas de la sociedad; estamos trabajando para consolidar un gran movimiento ciudadano a favor del pueblo, en defensa de los que no tienen voz y a quienes se les pretende engañar desde el poder”, señaló ante los consejeros asistentes a la trigésimo cuarta reunión ordinaria del Consejo Nacional.
Si el partido ha sostenido que hay que darle un nuevo rumbo a la nación, ha llegado la hora de darle un nuevo rumbo a “Convergencia” y vincularla a los movimientos de la sociedad, manifestó el líder parlamentario.
Sin embargo tan hermoso cuento de hadas no es digerible (ni siquiera comestible) por muchos dentro y fuera. La verdad simple y llana es la cesión del registro de “Convergencia”, con todo y todo, al movimiento de Andrés Manuel López Obrador, quien con esto le lleva una ventaja más a Marcelo Ebrard, quien se quiere posicionar por un partido mientras Andrés Manuel ya tiene más de dos y medio.
Ebrard se queda con la parte domesticada del PRD: El “chuchismo”, con quien deberá además, resolver la sucesión en el DF. Y eso si no se les atraviesa de manera horrible Ricardo Monreal con la fuerza del Peje y rompe el hilo por lo más (Mario) Delgado.
Como se sabe “Convergencia” es un partido extremadamente joven.
Entre sus haberes más notables está haber llevado a Gabino Cué al gobierno municipal de Oaxaca. También guarda entre sus archivos su alianza para llevar a Pablo Salazar al gobierno de Chiapas. En 2006 tenía un senador, cinco diputados federales, 25 diputados locales, 29 presidentes municipales, 37 síndicos y 419 regidores. También fueron a la alianza en Puebla y Sinaloa.
Hoy todo ese capital está puesto al servicio del Morena, movimiento al cual se le debe sumar el PT con votos, votantes y prerrogativas.
Sin embargo no todo es terso ni suave. Alberto Esteva, en el nombre de muchos inconformes, ha roto relaciones con Luis Walton (el gerente del partido) y Dante Delgado (el presidente de facto), al siguiente tenor:
“…En los comités estatales hay mucha gente que está inconforme, que rechaza el cambio de nombre y que el partido siga siendo dirigido por el grupo de siempre, encabezado por el fundador de Convergencia, el senador Dante Delgado.
“No va a haber asamblea, de eso nos encargamos nosotros, lo vamos a impedir, no sólo está en juego ‘Convergencia’, sino la izquierda, el país. Todo el trabajo de diez años se quiere echar por la borda.”
Y por tanto ya estaba anuncia la creación de otro movimiento: “Defendamos Convergencia”, lo cual suena chulo de bonito.
En medio de todo esto recuerdo una plática con un desilusionado de Convergencia cuyo nombre ahora no viene al caso.
—¿Entonces te vas porque Dante es un cacique?
—No; no es un cacique, no te equivoques. Es el dueño. Punto. Y se fue.
PELMAZO
Cuando hay errores en las cifras, los periodistas siempre tenemos el recurso de culpar al teclado. En la columna de ayer se decía del “Halconazo”, 10 de junio de 1970; no de 1971 como en verdad ocurrió. Setenta o setenta y uno.
—¿De quién fue la culpa, del dedazo o del pelmazo? Pues de éste por no corregir el dedazo.
SEGUNDO
Las elecciones en el Estado de México, tan traídas y llevadas, no tendrán un segundo lugar. Habrá un ganador y dos terceros. Pero Bravo Mena puede esperar otros 18 años para hacer su tercer intento. Al fin es joven.
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Rafael Cardona | Opinión 2011-06-27 | Hora de creación: 00:25:22| Ultima modificación: 00:25:22
Recuerdo el día de la liberación en diciembre de 1997. Todo mundo estaba buscando al ex reo de Pacho Viejo, a Dante Delgado, el más político de los presos políticos de aquellos años. A mí no me costó trabajo hallarlo. Nomás toqué a su puerta.
—¿Y ahora?
—A seguir haciendo política y a lavar mi nombre, me dijo.
Como se recuerda Dante había sido encarcelado junto con Gerardo Poo Ulíbarri y Porfirio Serrano por maniobras de Miguel Ángel Yunes, en 1996, también en el mes de diciembre. En el aire se quedó una acusación de peculado por 450 millones de pesos.
Tres años más tarde, en 1999, Dante Delgado recibió el registro del partido “Convergencia por la Democracia” (después nada más “Convergencia”) con su águila imperial, sus pancartas anaranjadas y una enorme indefinición ideológica cuyo nuevo cambio de piel lo lleva a las puertas de una nueva mutación.
De acuerdo con su información oficial (www.convergencia.org.mx) esta fue la nueva buena del 24 de junio:
“Los integrantes del Consejo Nacional de Convergencia recibieron hoy formalmente las propuestas de reformas a los documentos básicos del partido, encaminadas a una transformación profunda y a convertirlo en Movimiento Ciudadano, con sentido de responsabilidad, previa sanción de sus órganos colegiados y de sus militantes.
“Nuestra organización conservará sus principios ideológicos socialdemócratas”, precisó el presidente del consejo el senador Dante Delgado Rannauro.
“Lo hacemos ante la negación de la partidocracia para abrir espacios a las candidaturas de la sociedad; estamos trabajando para consolidar un gran movimiento ciudadano a favor del pueblo, en defensa de los que no tienen voz y a quienes se les pretende engañar desde el poder”, señaló ante los consejeros asistentes a la trigésimo cuarta reunión ordinaria del Consejo Nacional.
Si el partido ha sostenido que hay que darle un nuevo rumbo a la nación, ha llegado la hora de darle un nuevo rumbo a “Convergencia” y vincularla a los movimientos de la sociedad, manifestó el líder parlamentario.
Sin embargo tan hermoso cuento de hadas no es digerible (ni siquiera comestible) por muchos dentro y fuera. La verdad simple y llana es la cesión del registro de “Convergencia”, con todo y todo, al movimiento de Andrés Manuel López Obrador, quien con esto le lleva una ventaja más a Marcelo Ebrard, quien se quiere posicionar por un partido mientras Andrés Manuel ya tiene más de dos y medio.
Ebrard se queda con la parte domesticada del PRD: El “chuchismo”, con quien deberá además, resolver la sucesión en el DF. Y eso si no se les atraviesa de manera horrible Ricardo Monreal con la fuerza del Peje y rompe el hilo por lo más (Mario) Delgado.
Como se sabe “Convergencia” es un partido extremadamente joven.
Entre sus haberes más notables está haber llevado a Gabino Cué al gobierno municipal de Oaxaca. También guarda entre sus archivos su alianza para llevar a Pablo Salazar al gobierno de Chiapas. En 2006 tenía un senador, cinco diputados federales, 25 diputados locales, 29 presidentes municipales, 37 síndicos y 419 regidores. También fueron a la alianza en Puebla y Sinaloa.
Hoy todo ese capital está puesto al servicio del Morena, movimiento al cual se le debe sumar el PT con votos, votantes y prerrogativas.
Sin embargo no todo es terso ni suave. Alberto Esteva, en el nombre de muchos inconformes, ha roto relaciones con Luis Walton (el gerente del partido) y Dante Delgado (el presidente de facto), al siguiente tenor:
“…En los comités estatales hay mucha gente que está inconforme, que rechaza el cambio de nombre y que el partido siga siendo dirigido por el grupo de siempre, encabezado por el fundador de Convergencia, el senador Dante Delgado.
“No va a haber asamblea, de eso nos encargamos nosotros, lo vamos a impedir, no sólo está en juego ‘Convergencia’, sino la izquierda, el país. Todo el trabajo de diez años se quiere echar por la borda.”
Y por tanto ya estaba anuncia la creación de otro movimiento: “Defendamos Convergencia”, lo cual suena chulo de bonito.
En medio de todo esto recuerdo una plática con un desilusionado de Convergencia cuyo nombre ahora no viene al caso.
—¿Entonces te vas porque Dante es un cacique?
—No; no es un cacique, no te equivoques. Es el dueño. Punto. Y se fue.
PELMAZO
Cuando hay errores en las cifras, los periodistas siempre tenemos el recurso de culpar al teclado. En la columna de ayer se decía del “Halconazo”, 10 de junio de 1970; no de 1971 como en verdad ocurrió. Setenta o setenta y uno.
—¿De quién fue la culpa, del dedazo o del pelmazo? Pues de éste por no corregir el dedazo.
SEGUNDO
Las elecciones en el Estado de México, tan traídas y llevadas, no tendrán un segundo lugar. Habrá un ganador y dos terceros. Pero Bravo Mena puede esperar otros 18 años para hacer su tercer intento. Al fin es joven.
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