Comentario de Francisco Martín Moreno, destacado novelista mexicano autor de México Negro.
El artículo resalta la importancia del capitalismo para promover el desarrolo y generar riqueza. y le recuerda a nuestro "querido" MALO -sorry- AMLO que mas del 80% de la población NO VOTÓ por él!
"Querido Andrés Manuel"
Por: Francisco Martín Moreno
No existe ningún mexicano, medianamente
sensato, que no esté de acuerdo con tu tesis consistente en que
"Primero los Pobres". ¡Claro que primero los pobres! ¿Quién puede
oponerse a semejante propósito político y social? Quienes realmente
queremos a este país deseamos elevar a la altura mínima exigida por la
dignidad humana, a todos aquellos compatriotas que carecen de lo
estrictamente indispensable. ¡Claro que queremos educación para todos!
¡Claro que queremos bienestar para toda la nación! ¡Claro que queremos
un ingreso per cápita de cuando menos 30 mil dólares al año para cada
mexicano! ¡Claro que queremos apagar todas las mechas encendidas, que
no hacen sino atentar en contra de la estabilidad y del desarrollo en
general del país! ¡Claro que queremos aumentar el ingreso, pero a
través de la productividad y no a través de decretos ya conocidos que
disparan la inflación con todas sus consecuencias!
¿Quién no desea ayudar los indios de México?
¿Quién no desea alfabetizarlos? ¿Quién no desea contener la emigración
de cientos de miles de mexicanos a los Estados Unidos? ¿Quién no
quiere agua potable, televisión, estufas, piso de concreto y paredes
de ladrillo en cada familia mexicana?
Querido Andrés: todos coincidimos en la
necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, sólo que yo no
coincido contigo en las estrategias que has planteado para rescatarlos
de la miseria. Entiende que la única célula generadora de riqueza es
la empresa y los empresarios, a los que tú llamas hambreadores del
pueblo o parásitos sociales, son los agentes operadores del bienestar.
La práctica lo ha demostrado. Mientes.
Todos coincidimos con el fin, pero la mayoría
no está conforme con tu método. Se vio en las urnas. Ni partiendo el
sueldo de los funcionarios públicos a la mitad ni evitando la
corrupción que devora lo mejor de nuestro país, podremos generar la
suficiente riqueza para crear los empleos que requiere México, la
herramienta más eficaz para ayudar a los pobres que tanto nos
preocuparan. Tu diagnóstico está equivocado. Un gobierno encabezado
por ti jamás creará los empleos que requiere México ni extinguirá las
mechas encendidas, ni impulsará la recaudación tributaria
indispensable para que el gobierno aumente significativamente el gasto
en Desarrollo Social. Nadie con dos dedos de frente podría aceptar que
tus tesis económicas ayudarán a la capitalización de las empresas ni
estimularán la investigación tecnológica, ni ampliarán los mercados,
ni estimularán la competitividad en el comercio internacional, ni
abaratarán costos de producción, ni propondrán alternativas
inteligentes para modificar el TLC, dando los pasos adelante
necesarios para acercarnos, poco a poco, al esquema de una Comunidad
Económica de Norteamérica.
No tienes ningún derecho en detener a la
inversión extranjera ni a la doméstica, que tanto necesitamos para
prosperar. No tienes justificación para espantar a los capitales que
vienen a ayudarnos a construir un México mejor. Careces de elementos,
nunca los tendrás, para estimular el odio entre todos los mexicanos,
ni para polarizar este país, ni para crear t r i n c h e r a s entre todos
nosotros únicamente para dividirnos, la única condición en que los
mexicanos hemos sido históricamente derrotados.
Tú no representas a la izquierda, sino al
más catastrófico populismo, del que yo no quiero jamás volver a
acordarme. Izquierda era la de Mitterand, la de Felipe González, es la
de la Bachelet, a diferencia de la supuesta izquierda de Chávez o la
de Castro, quien ha impuesto la felicidad con la fuerza de las
bayonetas...
No, no Andrés, para ti es irrelevante el
incendio de todo lo mío, la destrucción de todo lo que he construido
en los últimos siete siglos. Es claro que no te importa que nos
volvamos a incendiar como en 1810, en 1858 o en 1910, siempre y cuando
tú puedas compensar los vacíos sicológicos que se remontan a tu
infancia. No, Andrés, ese no es el camino. Si el padrón federal lo
integran 72 millones de electores y de ellos sólo 14 votaron por ti,
entonces 58 millones no te quieren en la Presidencia, o sea más del 80
por ciento te rechaza como jefe del Ejecutivo.
Antepones tu bienestar personal al mío. Deseas
intimidar a las autoridades judiciales mediante la protesta callejera.
No quiero un Mussolini mexicano que acepte la ley siempre y cuando le
beneficie y que rechace a la Constitución por ser una herramienta a
favor de la burguesía. La mayoría somos concientes de nuestras
debilidades económicas y sociales, sólo que hemos decidido no
convocarte a ti para resolver los difíciles problemas que nos aquejan.
Abandona el llamado a la violencia. Abstente de
erigirte como intérprete de la voluntad popular y resígnate a aceptar
tu derrota. La mayoría de los mexicanos no te quiso en la Presidencia
de la República, porque lejos de ayudar a los pobres los hundirás más
en la desesperación hasta que volvamos a matarnos con las manos entre
nosotros mismos.
Atentamente El Pueblo de México
El artículo resalta la importancia del capitalismo para promover el desarrolo y generar riqueza. y le recuerda a nuestro "querido" MALO -sorry- AMLO que mas del 80% de la población NO VOTÓ por él!
"Querido Andrés Manuel"
Por: Francisco Martín Moreno
No existe ningún mexicano, medianamente
sensato, que no esté de acuerdo con tu tesis consistente en que
"Primero los Pobres". ¡Claro que primero los pobres! ¿Quién puede
oponerse a semejante propósito político y social? Quienes realmente
queremos a este país deseamos elevar a la altura mínima exigida por la
dignidad humana, a todos aquellos compatriotas que carecen de lo
estrictamente indispensable. ¡Claro que queremos educación para todos!
¡Claro que queremos bienestar para toda la nación! ¡Claro que queremos
un ingreso per cápita de cuando menos 30 mil dólares al año para cada
mexicano! ¡Claro que queremos apagar todas las mechas encendidas, que
no hacen sino atentar en contra de la estabilidad y del desarrollo en
general del país! ¡Claro que queremos aumentar el ingreso, pero a
través de la productividad y no a través de decretos ya conocidos que
disparan la inflación con todas sus consecuencias!
¿Quién no desea ayudar los indios de México?
¿Quién no desea alfabetizarlos? ¿Quién no desea contener la emigración
de cientos de miles de mexicanos a los Estados Unidos? ¿Quién no
quiere agua potable, televisión, estufas, piso de concreto y paredes
de ladrillo en cada familia mexicana?
Querido Andrés: todos coincidimos en la
necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, sólo que yo no
coincido contigo en las estrategias que has planteado para rescatarlos
de la miseria. Entiende que la única célula generadora de riqueza es
la empresa y los empresarios, a los que tú llamas hambreadores del
pueblo o parásitos sociales, son los agentes operadores del bienestar.
La práctica lo ha demostrado. Mientes.
Todos coincidimos con el fin, pero la mayoría
no está conforme con tu método. Se vio en las urnas. Ni partiendo el
sueldo de los funcionarios públicos a la mitad ni evitando la
corrupción que devora lo mejor de nuestro país, podremos generar la
suficiente riqueza para crear los empleos que requiere México, la
herramienta más eficaz para ayudar a los pobres que tanto nos
preocuparan. Tu diagnóstico está equivocado. Un gobierno encabezado
por ti jamás creará los empleos que requiere México ni extinguirá las
mechas encendidas, ni impulsará la recaudación tributaria
indispensable para que el gobierno aumente significativamente el gasto
en Desarrollo Social. Nadie con dos dedos de frente podría aceptar que
tus tesis económicas ayudarán a la capitalización de las empresas ni
estimularán la investigación tecnológica, ni ampliarán los mercados,
ni estimularán la competitividad en el comercio internacional, ni
abaratarán costos de producción, ni propondrán alternativas
inteligentes para modificar el TLC, dando los pasos adelante
necesarios para acercarnos, poco a poco, al esquema de una Comunidad
Económica de Norteamérica.
No tienes ningún derecho en detener a la
inversión extranjera ni a la doméstica, que tanto necesitamos para
prosperar. No tienes justificación para espantar a los capitales que
vienen a ayudarnos a construir un México mejor. Careces de elementos,
nunca los tendrás, para estimular el odio entre todos los mexicanos,
ni para polarizar este país, ni para crear t r i n c h e r a s entre todos
nosotros únicamente para dividirnos, la única condición en que los
mexicanos hemos sido históricamente derrotados.
Tú no representas a la izquierda, sino al
más catastrófico populismo, del que yo no quiero jamás volver a
acordarme. Izquierda era la de Mitterand, la de Felipe González, es la
de la Bachelet, a diferencia de la supuesta izquierda de Chávez o la
de Castro, quien ha impuesto la felicidad con la fuerza de las
bayonetas...
No, no Andrés, para ti es irrelevante el
incendio de todo lo mío, la destrucción de todo lo que he construido
en los últimos siete siglos. Es claro que no te importa que nos
volvamos a incendiar como en 1810, en 1858 o en 1910, siempre y cuando
tú puedas compensar los vacíos sicológicos que se remontan a tu
infancia. No, Andrés, ese no es el camino. Si el padrón federal lo
integran 72 millones de electores y de ellos sólo 14 votaron por ti,
entonces 58 millones no te quieren en la Presidencia, o sea más del 80
por ciento te rechaza como jefe del Ejecutivo.
Antepones tu bienestar personal al mío. Deseas
intimidar a las autoridades judiciales mediante la protesta callejera.
No quiero un Mussolini mexicano que acepte la ley siempre y cuando le
beneficie y que rechace a la Constitución por ser una herramienta a
favor de la burguesía. La mayoría somos concientes de nuestras
debilidades económicas y sociales, sólo que hemos decidido no
convocarte a ti para resolver los difíciles problemas que nos aquejan.
Abandona el llamado a la violencia. Abstente de
erigirte como intérprete de la voluntad popular y resígnate a aceptar
tu derrota. La mayoría de los mexicanos no te quiso en la Presidencia
de la República, porque lejos de ayudar a los pobres los hundirás más
en la desesperación hasta que volvamos a matarnos con las manos entre
nosotros mismos.
Atentamente El Pueblo de México
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