El chavismo que viene
Por Pablo Hiriart
http://~~~~~~~.com/cpqypbd
Vienen seis años de obstaculización de cambios en el país, con presión callejera y movilizaciones para impedir reformas.
La línea política que seguirá la izquierda no será reformista
ni democrática, pues nadie da lo que no tiene.
Su referente es Hugo Chávez, y no la izquierda transformadora y exitosa como la chilena de Lagos y de Bachelet.
Ya lo dijo la secretaria general del PRD, Dolores Padierna, en un evento de respaldo a la nueva reelección de Hugo Chávez Frías: “su lucha es nuestra lucha”.
La lucha de Chávez ha sido por expropiaciones, apropiación de medios de comunicación que no se ciñen a sus dictados, persecución de los adversarios políticos, pérdida de autonomía de la Suprema Corte y la desaparición de organismos autónomos como aquí tenemos al Banco de México y a la CNDH.
El lunes, en su artículo en El Universal, Manuel Camacho Solís planteó la pregunta:
“¿Es viable su (de Peña Nieto) reforma privatizadora del petróleo, cuando no lo respalda una mayoría constitucional en el Congreso y eso radicalizaría la movilización de la calle en su contra?”.
Ahí viene, otra vez, el petate del muerto: si tocas Pemex te muevo la calle en tu contra. Y así con la reforma fiscal integral, la laboral y la que venga. En eso llevamos más de una década.
La pregunta, entonces, es si el PAN y el PRI van a sumar fuerzas en aquello que coincidan, para hacer valer el interés del país.
Ya lo saben: enfrente
no tienen una izquierda como la de Bachelet ni la de Lula, que impulsaron en sus países grandes reformas en beneficio de brasileños y chilenos.
Lo que hay enfrente es una izquierda chavista. De antemano anuncia movilizaciones para frenar cualquier reforma energética.
En Brasil la iniciativa privada tiene participación en la estatal Petrobras. Ésta se maneja como empresa privada, cotiza en bolsa y rinde cuentas. A eso (que apoyó Lula) se van a oponer los chavistas de nuestra izquierda. Ya lo anuncian.
Allá Petrobras realizó hace dos años una ampliación de capital por 70 mil millones de dólares para financiar su expansión. Esas acciones las compraron, en parte, el propio gobierno brasileño (como negocio) y en parte inversionistas de todo el mundo.
De esa manera no le sacaron dinero al contribuyente brasileño y ampliaron su industria.
A lo anterior se va a oponer aquí el chavismo vernáculo, al grito de que se quiere vender México.
¿Están preparados PRI y PAN para aguantar esa embestida y hacer prevalecer el interés de la mayoría?
La duda está en el PRI, por sus sectores dinosáuricos.
La duda está en el PAN, por la mezquina indefinición de su liderazgo.
Donde no hay duda es en la izquierda: es chavista e irá contra todo.
phl@razon.com.mx
Twitter: @phiriart
Por Pablo Hiriart
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Vienen seis años de obstaculización de cambios en el país, con presión callejera y movilizaciones para impedir reformas.
La línea política que seguirá la izquierda no será reformista
ni democrática, pues nadie da lo que no tiene.
Su referente es Hugo Chávez, y no la izquierda transformadora y exitosa como la chilena de Lagos y de Bachelet.
Ya lo dijo la secretaria general del PRD, Dolores Padierna, en un evento de respaldo a la nueva reelección de Hugo Chávez Frías: “su lucha es nuestra lucha”.
La lucha de Chávez ha sido por expropiaciones, apropiación de medios de comunicación que no se ciñen a sus dictados, persecución de los adversarios políticos, pérdida de autonomía de la Suprema Corte y la desaparición de organismos autónomos como aquí tenemos al Banco de México y a la CNDH.
El lunes, en su artículo en El Universal, Manuel Camacho Solís planteó la pregunta:
“¿Es viable su (de Peña Nieto) reforma privatizadora del petróleo, cuando no lo respalda una mayoría constitucional en el Congreso y eso radicalizaría la movilización de la calle en su contra?”.
Ahí viene, otra vez, el petate del muerto: si tocas Pemex te muevo la calle en tu contra. Y así con la reforma fiscal integral, la laboral y la que venga. En eso llevamos más de una década.
La pregunta, entonces, es si el PAN y el PRI van a sumar fuerzas en aquello que coincidan, para hacer valer el interés del país.
Ya lo saben: enfrente
no tienen una izquierda como la de Bachelet ni la de Lula, que impulsaron en sus países grandes reformas en beneficio de brasileños y chilenos.
Lo que hay enfrente es una izquierda chavista. De antemano anuncia movilizaciones para frenar cualquier reforma energética.
En Brasil la iniciativa privada tiene participación en la estatal Petrobras. Ésta se maneja como empresa privada, cotiza en bolsa y rinde cuentas. A eso (que apoyó Lula) se van a oponer los chavistas de nuestra izquierda. Ya lo anuncian.
Allá Petrobras realizó hace dos años una ampliación de capital por 70 mil millones de dólares para financiar su expansión. Esas acciones las compraron, en parte, el propio gobierno brasileño (como negocio) y en parte inversionistas de todo el mundo.
De esa manera no le sacaron dinero al contribuyente brasileño y ampliaron su industria.
A lo anterior se va a oponer aquí el chavismo vernáculo, al grito de que se quiere vender México.
¿Están preparados PRI y PAN para aguantar esa embestida y hacer prevalecer el interés de la mayoría?
La duda está en el PRI, por sus sectores dinosáuricos.
La duda está en el PAN, por la mezquina indefinición de su liderazgo.
Donde no hay duda es en la izquierda: es chavista e irá contra todo.
phl@razon.com.mx
Twitter: @phiriart