Entre los tabúes que existen en nuestro vocabulario se encuentra “el trabajo de procesamiento”, que al parecer es el aspecto intrínseco de toda actividad laboral. Si la lógica nos dice que el albañil construye casas, el taxista lleva gente, el maestro da clases, esto sólo ocurre a medias, ya que el otro 50 % lo constituye el trabajo de procesamiento. El porcentaje % es variable.
Si la palabra es tabú, tal actividad debe de ser esotérica o secreta. También dicen que lo que se hace a escondidas no puede ser bueno, de otra manera se haría a la luz pública. Y aunque la Constitución señala que no puede existir pacto o convenio en menoscabo de la libertad, y los derechos humanos declaran que nadie puede ser objeto de injerencias, la obvia negatividad del trabajo de procesamiento (de la información y de los demás) no han llevado al humano a buscar alternativas sistémicas para salir de la Caldera del Diablo. A ello ha contribuido la depuración selectiva de la población.
Como parte de los términos y condiciones del sistema político actual, los políticos tienen mucho cuidado en tratar sólo temas con apariencia positiva, y guardar silencio y retirarse si se tocan puntos álgidos, términos que obviamente no implantaron ellos ni está en sus manos modificarlos ya que están llevando a cabo un trabajo representativo de partido y en sí su poder y voluntad individuales son limitados porque tienen que seguir líneas, respetar ideologías y cumplir objetivos de partido.
Las limitantes al desempeño y los atentados en contra de la dignidad, el abuso y una situación desventajosa, son cuatro (4) buenas razones que deberían motivar por lo tanto a la población a enfocar la mirada en el aspecto intrínseco y oculto del trabajo, y a señalar las discordancias que encuentren con la lógica, con las garantías y los derechos humanos. “El volverse aceptable”, el acatar un condicionamiento que lleva a un correveidilismo, que desemboca en un lago de entropía pura, han sido hasta ahora factores más fuertes que todo espíritu crítico, que toda voluntad de renovación ya que la oposición política jamás ofrece revisar aspectos intrínsecos, jamás convoca asambleas para dar lectura pública a garantías y derechos humanos e indagar entre la población las discordancias que existen entre tales derechos y la realidad que están viviendo los ciudadanos.
Sedimentados en un patrón de estulticia, sedimentados económicamente en parámetros de necesidad y dependencia absoluta, los individuos no han tomado conciencia de uno de los problemas más graves que existen, derivado entre otras cosas de las partidocracias, que aliena por una parte en todos los niveles y por otra priva del control verdadero. A veces los actores del mundo de la política, como los congresistas, los presidentes legítimos e ilegítimos por ejemplo, parecen querer acaparar y distraer la atención con escenas teatrales y circenses más que llegar juntos a la resolución de los problemas. Las peliculescas balaceras entre sicarios y gobierno, las ejecuciones cotidianas, la existencia de guerrilla, las tomas, las marchas y las huelgas, parecen tener la intención de sostener un castillo de naipes con una obvia inversión de términos y valores. Es su papel defender la entropía y la negatividad pero no pueden hacerlo abiertamente.
Si la palabra es tabú, tal actividad debe de ser esotérica o secreta. También dicen que lo que se hace a escondidas no puede ser bueno, de otra manera se haría a la luz pública. Y aunque la Constitución señala que no puede existir pacto o convenio en menoscabo de la libertad, y los derechos humanos declaran que nadie puede ser objeto de injerencias, la obvia negatividad del trabajo de procesamiento (de la información y de los demás) no han llevado al humano a buscar alternativas sistémicas para salir de la Caldera del Diablo. A ello ha contribuido la depuración selectiva de la población.
Como parte de los términos y condiciones del sistema político actual, los políticos tienen mucho cuidado en tratar sólo temas con apariencia positiva, y guardar silencio y retirarse si se tocan puntos álgidos, términos que obviamente no implantaron ellos ni está en sus manos modificarlos ya que están llevando a cabo un trabajo representativo de partido y en sí su poder y voluntad individuales son limitados porque tienen que seguir líneas, respetar ideologías y cumplir objetivos de partido.
Las limitantes al desempeño y los atentados en contra de la dignidad, el abuso y una situación desventajosa, son cuatro (4) buenas razones que deberían motivar por lo tanto a la población a enfocar la mirada en el aspecto intrínseco y oculto del trabajo, y a señalar las discordancias que encuentren con la lógica, con las garantías y los derechos humanos. “El volverse aceptable”, el acatar un condicionamiento que lleva a un correveidilismo, que desemboca en un lago de entropía pura, han sido hasta ahora factores más fuertes que todo espíritu crítico, que toda voluntad de renovación ya que la oposición política jamás ofrece revisar aspectos intrínsecos, jamás convoca asambleas para dar lectura pública a garantías y derechos humanos e indagar entre la población las discordancias que existen entre tales derechos y la realidad que están viviendo los ciudadanos.
Sedimentados en un patrón de estulticia, sedimentados económicamente en parámetros de necesidad y dependencia absoluta, los individuos no han tomado conciencia de uno de los problemas más graves que existen, derivado entre otras cosas de las partidocracias, que aliena por una parte en todos los niveles y por otra priva del control verdadero. A veces los actores del mundo de la política, como los congresistas, los presidentes legítimos e ilegítimos por ejemplo, parecen querer acaparar y distraer la atención con escenas teatrales y circenses más que llegar juntos a la resolución de los problemas. Las peliculescas balaceras entre sicarios y gobierno, las ejecuciones cotidianas, la existencia de guerrilla, las tomas, las marchas y las huelgas, parecen tener la intención de sostener un castillo de naipes con una obvia inversión de términos y valores. Es su papel defender la entropía y la negatividad pero no pueden hacerlo abiertamente.
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