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Recientemente escuché en la TV que se le habla al auditorio de un “derecho a la maternidad”, pero no de un “derecho a vivir en pareja”. Mujeres solteras acceden a tener hijos aún cuando no cuentan con el apoyo y protección de la pareja, de esta manera la vida continúa, y también el condicionamiento social. El derecho a vivir en pareja otorgaría una satisfacción física. Dicha satisfacción, que es como una especie de estímulo y de pago y que de hecho cuesta, le es negado a la gente que no encuentra pareja o a la que no accede a llevar a cabo el Condicionamiento Social Operante relativo a la vida en común de dos personas. Si alguien accede a tener hijos sin tener pareja le está dando gusto al sistema pero está recibiendo menos de lo que debería, está devengando menos. Las mujeres se quieren realizar como madres y eso es lícito, pero como siempre se olvidan de sus derechos más elementales. Están dando un máximo (su maternidad) a cambio de un mínimo (vida en soltería). Personas que por razones individuales y particulares no quieran descendencia pero sí una vida en pareja plena en nuestro escenario mexicano encontrarían dificultades para encontrar mujeres que desprecien su maternidad ya que la opción reproductiva es fuerte, es sentido común. Mala situación económica, limitantes de todo tipo, la falta de una garantía de vida, la falta de expectativas de mejorar y la falta de una garantía de normalidad para el neonato podrían llevar a la población a no querer reproducirse, como ocurre en otros países. Y si optan por una vida sexual plena sin reproducción estarían, en el otro extremo, recibiendo un máximo y otorgando un mínimo en una especie de onanismo prohibido por la iglesia. Una fácil formación de pareja volvería innecesaria la prostitución. El amor libre y una fácil formación de pareja no están muy al alcance de la mano. Sin embargo las limitantes económicas no son obstáculo para que la gente se reproduzca, y las mujeres de las clases más necesitadas tienen hijos a temprana edad en una situación de perpetua necesidad y dependencia. Una huelga de procreación como mecanismo de presión frente al sistema para la consecución de objetivos es difícil, porque siempre habría mujeres dispuestas a romperla, arrojando rasgos de sedimentación y necesidad a la población resultante
saludos
saludos
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