Re: Estupidez policiaca, estampida y muerte...
Ricardo Alemán Itinerario Político 23 de junio de 2008 |
GDF: corrupción e impunidad |
¿Por qué ocultaron información a medios y familiares? Si la CDHDF no quiere ser “tapadera” de la tragedia deberá hacer su investigación |
La más elemental indagatoria sobre el origen de la tragedia que costó la vida a 12 personas durante un operativo policial desemboca, sin muchas variantes, en la reaparición estelar de dos gemelas capaces de destruir democracias. Nos referimos a la corrupción y la impunidad. La primera es ampliamente conocida por todos y, para este caso, la explicamos mediante un puñado de preguntas básicas: ¿Quién autoriza la licencia de funcionamiento de una discoteca como New’s Divine, que no cumplía con los básicos de seguridad? ¿Qué orden de gobierno es responsable de verificar que se cumplan todos los requisitos para su funcionamiento, como el de prohibir la entrada a menores de edad? ¿Quién y por qué se ordenó un operativo como ése, realizado precisamente contra todas las reglas elementales del caso? La respuesta a esas interrogantes no es más que una: corrupción generalizada, tanto en la delegación Gustavo A. Madero, como en las policías del GDF. Cualquier mortal que ha intentado la apertura de un negocio, desde una taquería hasta el más sofisticado centro nocturno sabe de qué estamos hablando. La palabra mágica es corrupción. Sean delegaciones amarillas, azules o, antaño, tricolores. La segunda gemela, la impunidad, es aún más visible. ¿Por qué impunidad? Porque apenas ocurrió la tragedia y ya está a la vista de todos. Y también la explicamos con preguntas: ¿Por qué no se le avisó a la Comisión de Derechos Humanos del DF del operativo? ¿Por qué cuando llegaron los muchachos de Emilio Álvarez Icaza se les impidió estar en la escena del crimen? ¿Por qué se les impidió presenciar la necropsia? ¿Por qué —y esto es fundamental— los policías cercaron el lugar, no dejaron que nadie se acercara, ni de la CDHDF, movieron los cuerpos de los muertos del lugar de origen, destruyeron evidencia, incluso limpiaron el inmueble, antes de que llegaran los agentes del MP? ¿Por qué ocultaron información a los familiares? ¿Por qué el GDF difundió videos editados a distintos medios, al tiempo que escondió la evidencia ante la CDHDF? ¿Por qué Marcelo Ebrard no tomó el control inmediato del asunto, y debió salir a los medios hasta el sábado al inicio de la tarde? ¿Qué están ocultando? Todas las anteriores interrogantes tienen una misma genética. El GDF intenta esconder la verdad —y no basta con que Ebrard diga que las policías cometieron graves errores—, porque el tamaño de lo ocurrido no es un problema de ineficacia policiaca, sino una derrota cultural de la llamada izquierda mexicana que gobierna el DF desde 1997, pero cuyos métodos de reacción política, de responsabilidad social, de autocrítica, de combate a la corrupción e impunidad son los mismos que por décadas significaron a las nada democráticas regencias de las que, por cierto, surgió Ebrard y vienen una buena parte de sus colaboradores. Dice Marcelo Ebrard que “es intolerable” que por errores policiacos se haya producido la tragedia. Tiene razón, pero también debiera entender que es intolerable la elevada corrupción en las distintos instancias del GDF, en las policías, en las agencias del MP, que sobre la marcha dieron todos los pasos necesarios para cerrar el siempre eficaz ostión de la impunidad. Y por esa misma razón, porque Marcelo sabe que es mucho lo que se oculta, convidó a la CDHDF a realizar juntos la investigación del caso. Es decir, primero la ignora en el operativo, luego impide que los muchachos de Álvarez Icaza lleguen al lugar de la tragedia, luego los muchachos de Ebrard y de Joel Ortega destruyen toda la evidencia, y al final, el jefe de Gobierno invita a la Comisión de Derechos Humanos a que juntos realicen la investigación. ¿Por qué aceptó la Comisión de Derechos Humanos del DF? ¿Qué no es cierto que el gobierno de Ebrard pretende lavarse las manos con la CDHDF de Emilio Álvarez Icaza? En política, lo que parece es, y si la CDHDF no quiere aparecer como “tapadera” de la tragedia, deberá deslindarse de inmediato y hacer su propia investigación. Parece que el escándalo apenas empieza, y mucho le conviene a Ebrard tirar hoy un lastre que más adelante podría ser fatal para sus aspiraciones al 2012. Sólo una pregunta final: ¿Dónde está la izquierda, sobre todo la del 68, para que grite sobre la forma en que un gobierno democrático y de izquierda resuelve una fiesta de jóvenes? La congruencia no es lo suyo. Nota |
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