Tweet
La forma de hacer justicia en el caso del New´s Divine es castigar a los responsables del operativo, no a los autores intelectuales que han decidido dar “seguridad” persiguiendo a los jóvenes
Acostumbrados a ver al gobierno capitalino anunciando “playas”, pistas de hielo para figurar en Guinnes o réplicas venecianas en plena Zona Rosa, resulta por demás anticlimático verlo lavarse las manos de la tragedia que cobró 12 vidas en un bar, en su mayoría de jovencitos que habían tenido la criminal ocurrencia de buscar diversión en un lugar barato.
El gobierno autodenominado de “izquierda” ha respondido con rapidez y eficacia para deslindarse del operativo policiaco. Lo hace endilgándole toda la responsabilidad a Guillermo Zayas, el ex director de la Unipol en Gustavo A. Madero, quien acaba de dejar el hospital para ingresar directamente a la cárcel, y así proteger al secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega, y, desde luego, al jefe de gobierno, Marcelo Ebrard. Es decir, se está haciendo justicia cesando y encarcelando a los operadores del malogrado y trágico dispositivo, y dejando indemne a los verdaderos autores intelectuales del mismo. Pagan los operadores, pero no los responsables políticos de que la policía capitalina tenga como una de sus prioridades maltratar y extorsionar a los jóvenes que son encontrados en bares como el New´s Divine.
Porque a fin de cuentas ese es el verdadero trasfondo que el gobierno de Ebrard (y otros que siguen la misma lógica) no quiere que se toque: ¿qué tiene que hacer la policía persiguiendo y cercando a los jóvenes en los únicos lugares donde malamente pueden divertirse, toda vez que no cuentan con otros espacios? ¿De dónde la obsesión fascistoide por tratar como delincuentes a los muchachos que, en todo caso, son simples víctimas de inescrupulosos negocios que a su vez obtuvieron licencia de autoridades capitalinas corruptas?
Veníamos del circo y llegamos a la tragedia. Y luego de ésta regresamos al primero mediante el montaje de audaces y cínicos números circenses a cargo de las autoridades políticas y judiciales encargadas, increíblemente, de que los culpables “sean castigados”.
Al fallido operativo policiaco le sigue la operación (mediática y judicial) para salvar la “limpia trayectoria” de Joel Ortega y el “compromiso” con los ciudadanos de Marcelo Ebrard. Y está surtiendo efecto gracias a la actuación del procurador Rodolfo Félix Cárdenas, quien ya encontró en Guillermo Zayas al homicida doloso e incuestionable que no dejó salir a los jóvenes que terminaron muriendo aplastados. En consecuencia, “él los mató”, y eso, formalmente, parece claro; sin embargo, nuestro procurador no va más allá (no puede hacerlo, convengamos) y deja de lado toda la responsabilidad política que subyace a una acción policiaca de este tipo.
Si se salen con la suya, como está ocurriendo, fíjese el lector cómo debe ser interpretado lo que se ha vivido hasta hoy: esta clase de operativos son correctos, lo que estuvo mal fue la operación de éste en particular. Todos los demás, aquellos que fueron “exitosos”, esto es, donde los muchachos solamente fueron madreados y vejados, y usted tuvo que ir a pagar el rescate de su hijo a una agencia del Ministerio Público o a otra para menores; aquellos en los que se clausuró el maléfico espacio por quince días o un mes, mientras el dueño consiguió lo suficiente para “ponerse a mano” con la delegación; todos esos operativos felices, se concluye, son ejemplo de las elevadas preocupaciones que tiene el gobierno capitalino hacia los jóvenes, el uso de su tiempo libre y, por supuesto, su salud. ¡Ah, la salud de los jóvenes! ¡Con toda la maravillosa infraestructura cultural y deportiva que el gobierno de Ebrard prodiga a los jóvenes de la ciudad, especialmente a los más pobres, como corresponde a un gobierno de izquierda!
Y aquí otra pregunta incómoda para nuestros luchadores sociales convertidos en gobernantes: ¿lo que ocurrió en el New´s Divine pudo ocurrir en los antros donde se divierten los hijos de los funcionarios de primer nivel del gobierno del DF? ¿Puede ser que también en las Lomas, La Herradura o Polanco la policía tome por asalto un bar insultando a los jóvenes, tratándolos como escoria y sospechosos de cualquier cantidad de delitos? Francamente, no lo creo. Y no porque en estos sitios no se vendan tachas, ni poderosas drogas de diseño, ni porque no vendan tragos a los adolescentes, sino porque algo me dice que lo que dijo Napoleón (no el conquistador, sino el cerdo de La Granja, de Orwell) sigue siendo cierto sobre todo con nuestro gobierno de izquierda: “Unos somos más iguales que otros”.
arijimenez@milenio.com
Y añado yo,peor tratados...
Saludos.
Acostumbrados a ver al gobierno capitalino anunciando “playas”, pistas de hielo para figurar en Guinnes o réplicas venecianas en plena Zona Rosa, resulta por demás anticlimático verlo lavarse las manos de la tragedia que cobró 12 vidas en un bar, en su mayoría de jovencitos que habían tenido la criminal ocurrencia de buscar diversión en un lugar barato.
El gobierno autodenominado de “izquierda” ha respondido con rapidez y eficacia para deslindarse del operativo policiaco. Lo hace endilgándole toda la responsabilidad a Guillermo Zayas, el ex director de la Unipol en Gustavo A. Madero, quien acaba de dejar el hospital para ingresar directamente a la cárcel, y así proteger al secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega, y, desde luego, al jefe de gobierno, Marcelo Ebrard. Es decir, se está haciendo justicia cesando y encarcelando a los operadores del malogrado y trágico dispositivo, y dejando indemne a los verdaderos autores intelectuales del mismo. Pagan los operadores, pero no los responsables políticos de que la policía capitalina tenga como una de sus prioridades maltratar y extorsionar a los jóvenes que son encontrados en bares como el New´s Divine.
Porque a fin de cuentas ese es el verdadero trasfondo que el gobierno de Ebrard (y otros que siguen la misma lógica) no quiere que se toque: ¿qué tiene que hacer la policía persiguiendo y cercando a los jóvenes en los únicos lugares donde malamente pueden divertirse, toda vez que no cuentan con otros espacios? ¿De dónde la obsesión fascistoide por tratar como delincuentes a los muchachos que, en todo caso, son simples víctimas de inescrupulosos negocios que a su vez obtuvieron licencia de autoridades capitalinas corruptas?
Veníamos del circo y llegamos a la tragedia. Y luego de ésta regresamos al primero mediante el montaje de audaces y cínicos números circenses a cargo de las autoridades políticas y judiciales encargadas, increíblemente, de que los culpables “sean castigados”.
Al fallido operativo policiaco le sigue la operación (mediática y judicial) para salvar la “limpia trayectoria” de Joel Ortega y el “compromiso” con los ciudadanos de Marcelo Ebrard. Y está surtiendo efecto gracias a la actuación del procurador Rodolfo Félix Cárdenas, quien ya encontró en Guillermo Zayas al homicida doloso e incuestionable que no dejó salir a los jóvenes que terminaron muriendo aplastados. En consecuencia, “él los mató”, y eso, formalmente, parece claro; sin embargo, nuestro procurador no va más allá (no puede hacerlo, convengamos) y deja de lado toda la responsabilidad política que subyace a una acción policiaca de este tipo.
Si se salen con la suya, como está ocurriendo, fíjese el lector cómo debe ser interpretado lo que se ha vivido hasta hoy: esta clase de operativos son correctos, lo que estuvo mal fue la operación de éste en particular. Todos los demás, aquellos que fueron “exitosos”, esto es, donde los muchachos solamente fueron madreados y vejados, y usted tuvo que ir a pagar el rescate de su hijo a una agencia del Ministerio Público o a otra para menores; aquellos en los que se clausuró el maléfico espacio por quince días o un mes, mientras el dueño consiguió lo suficiente para “ponerse a mano” con la delegación; todos esos operativos felices, se concluye, son ejemplo de las elevadas preocupaciones que tiene el gobierno capitalino hacia los jóvenes, el uso de su tiempo libre y, por supuesto, su salud. ¡Ah, la salud de los jóvenes! ¡Con toda la maravillosa infraestructura cultural y deportiva que el gobierno de Ebrard prodiga a los jóvenes de la ciudad, especialmente a los más pobres, como corresponde a un gobierno de izquierda!
Y aquí otra pregunta incómoda para nuestros luchadores sociales convertidos en gobernantes: ¿lo que ocurrió en el New´s Divine pudo ocurrir en los antros donde se divierten los hijos de los funcionarios de primer nivel del gobierno del DF? ¿Puede ser que también en las Lomas, La Herradura o Polanco la policía tome por asalto un bar insultando a los jóvenes, tratándolos como escoria y sospechosos de cualquier cantidad de delitos? Francamente, no lo creo. Y no porque en estos sitios no se vendan tachas, ni poderosas drogas de diseño, ni porque no vendan tragos a los adolescentes, sino porque algo me dice que lo que dijo Napoleón (no el conquistador, sino el cerdo de La Granja, de Orwell) sigue siendo cierto sobre todo con nuestro gobierno de izquierda: “Unos somos más iguales que otros”.
arijimenez@milenio.com
Y añado yo,peor tratados...
Saludos.
Comment