Si se revisan los hechos y no los mitos, lo que ha ocurrido en el PRD es muy lógico. Sería lógico que el desenlace de la crisis presente lo fuera también.
Hicieron una mala campaña y perdieron la elección presidencial de 2006, a pesar de tener ventaja todo el tiempo.
Una pésima, temeraria estrategia poselectoral desfondó el movimiento social. Se les fueron millones de simpatizantes.
Una mala estrategia parlamentaria les ha impedido aplicar su fuerza numérica y política. La excepción fue la reforma electoral: en 72 horas barrieron a la “mediocracia” y al IFE.
En vez de salir a conquistar voluntades, se han dedicado a reafirmar dogmas. El saldo electoral desde julio de 2006 es de números rojos. Y López Obrador recorre el país más para leerles los evangelios a los fieles que para buscar nuevos adeptos.
Fracturados, fueron a una elección interna en marzo que sólo produjo más golpes y heridas. Se hicieron pedazos. El parte reporta astillas y graves lesiones internas.
Como nadie muestra voluntad de llegar a acuerdos, es muy poco probable que lleguen a acuerdos.
Quienes controlaban la estructura, se quedaron con ella. Si el Tribunal Federal Electoral anula la interna de marzo, los Chuchos (con Guadalupe Acosta) dominarán hasta 2010; si la valida, los Chuchos (con Jesús Ortega) lo harán hasta 2011 o 2012.
Aunque estén derrotados y sin estímulos, los lopezobradoristas se irán del PRD sólo cuando calculen que la pérdida neta es mayor que los beneficios.
Si lo anterior ocurre pronto, no tendrán tiempo para formar un nuevo partido. Saben que Convergencia es recelosa y ambiciosa. Recularán en el PT, que los necesita desesperadamente.
Si no se van, seguirán destruyéndose. Lógicamente.
gomezleyva@milenio.com
Lo dicho...
Hicieron una mala campaña y perdieron la elección presidencial de 2006, a pesar de tener ventaja todo el tiempo.
Una pésima, temeraria estrategia poselectoral desfondó el movimiento social. Se les fueron millones de simpatizantes.
Una mala estrategia parlamentaria les ha impedido aplicar su fuerza numérica y política. La excepción fue la reforma electoral: en 72 horas barrieron a la “mediocracia” y al IFE.
En vez de salir a conquistar voluntades, se han dedicado a reafirmar dogmas. El saldo electoral desde julio de 2006 es de números rojos. Y López Obrador recorre el país más para leerles los evangelios a los fieles que para buscar nuevos adeptos.
Fracturados, fueron a una elección interna en marzo que sólo produjo más golpes y heridas. Se hicieron pedazos. El parte reporta astillas y graves lesiones internas.
Como nadie muestra voluntad de llegar a acuerdos, es muy poco probable que lleguen a acuerdos.
Quienes controlaban la estructura, se quedaron con ella. Si el Tribunal Federal Electoral anula la interna de marzo, los Chuchos (con Guadalupe Acosta) dominarán hasta 2010; si la valida, los Chuchos (con Jesús Ortega) lo harán hasta 2011 o 2012.
Aunque estén derrotados y sin estímulos, los lopezobradoristas se irán del PRD sólo cuando calculen que la pérdida neta es mayor que los beneficios.
Si lo anterior ocurre pronto, no tendrán tiempo para formar un nuevo partido. Saben que Convergencia es recelosa y ambiciosa. Recularán en el PT, que los necesita desesperadamente.
Si no se van, seguirán destruyéndose. Lógicamente.
gomezleyva@milenio.com
Lo dicho...
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