PLAZA PÚBLICA
Los empeños de Peña
Miguel Ángel Granados Chapa
9 Sep. 08
El gobernador del estado de México pagó con impunidad a Arturo Montiel el padrinazgo que le permitió llegar a donde está, y desde allí sigue derrochando dinero en la construcción de su imagen, como su protector le enseñó
Pocos meses antes de ser designado candidato a gobernador, el mexiquense Enrique Peña Nieto era casi un desconocido, aun en su propio estado, donde su breve carrera política no le había propiciado una eficaz exposición pública. Cuatro años después de aquel momento, en su III Informe de Gobierno, presentado en un escenario propio del antiguo régimen, Peña Nieto aparece como el más popular de los gobernadores, y uno de los más claros aspirantes a la candidatura presidencial de su partido. Su metamorfosis se ha debido a las enormes sumas invertidas en publicidad, sobre todo televisiva. En poco menos de tres años desde su toma de posesión, el gasto en esa materia supera ampliamente los mil millones de pesos.
El viernes pasado Peña Nieto fue el centro de una rumbosa ceremonia política. A su Informe acudieron el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, pertenecientes al PAN y el PRD, y a quienes algunos imaginativos futuristas colocan como los adversarios del gobernador mexiquense en los comicios presidenciales de 2012. También estuvieron presentes gobernadores y dirigentes priistas, como Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones, con quienes tendría que disputar la postulación del tricolor.
Ese día, Reforma publicó el resultado de una encuesta en que el gobernador recibe de sus paisanos 71 por ciento de aprobación, la tasa más alta de gobernante alguno. Mes y medio atrás, un sondeo nacional de Consulta Mitofsky lo colocó en el primer lugar de popularidad entre los gobernadores. Se entiende fácilmente que así sea, pues la imagen de Peña es proyectada a mañana, tarde y noche por las cadenas de televisión. Es particularmente estrecha la relación del joven político (apenas cumplió 42 años el 20 de julio pasado) con Televisa, que le ofreció un paquete completo de difusión, que incluye piezas que parecen informativas, periodísticas y son en realidad spots de propaganda. El acuerdo incluye también la presencia de Angélica Rivera, la Gaviota de Destilando amor, en la publicidad institucional del estado de México.
Cuando el año pasado se prohibió en la Constitución la propaganda personalizada, se supuso que los legisladores pensaban especialmente en Peña Nieto, que día a día labraba una imagen basada en su presunta apostura (caracterizada por un anacronismo, un copete en forma de abultado rizo y que debe emplearle algunos minutos construir cada día, a menos que sea un peluquín que simplemente se coloca y ya). Después de la prohibición, y con base en su pacto con Televisa, Peña Nieto figura todos los días en los noticiarios, especialmente el nocturno, el principal, como si se tratara de un estadista cuyos actos son todos dignos de figurar, camino a la historia, por lo pronto en la bitácora de la información. En el mismo terreno de la comunicación, Peña Nieto utiliza el Canal 34 de televisión para sus relaciones públicas con políticos del ayer. En esa emisora Fausto Zapata y Porfirio Muñoz Ledo, cuya vida pública estaba en el primer plano durante el echeverriismo, cuando Peña Nieto cursaba la enseñanza primaria, coordinan mesas de análisis o realizan entrevistas (con ellos mismos como protagonistas, tal como ocurrió la semana pasada).
Peña Nieto se graduó de abogado en la Universidad Panamericana, del Opus Dei, y estudió una maestría en administración en el Tec de Monterrey. Inmediatamente después se incorporó a la administración pública. Sobrino y primo de los ex gobernadores llamados Alfredo del Mazo, fue protegido por Arturo Montiel, que lo hizo subsecretario de Gobierno y secretario de Administración antes de darle barniz político como diputado local y líder de la bancada priista.
Montiel, emparentado con la familia de Peña Nieto, o muy cercano a ella, maniobró con eficacia la postulación de su sobrino o ahijado. Con un derroche propagandístico que aprovechaba para su propia promoción hacia la candidatura presidencial, Montiel logró que su joven delfín ganara con amplitud la gubernatura, con un 49.5 por ciento de los votos, contra el 25.6 por ciento del desastroso candidato panista Rubén Mendoza Ayala, y 25.1 por ciento de la aspirante perredista Yeidckol Polevnsky (que dos años después, en parte por el influjo de López Obrador pero también beneficiada de la equidad propagandística que faltó en el proceso local, ganó su curul en el Senado con más de 2 millones de votos, más del doble de los obtenidos en la contienda contra Peña Nieto).
Cuando Montiel perdió el rumbo ante la amenaza de que el monto y el origen de su riqueza fueran revelados, Peña Nieto estuvo en la obligación de pagar los favores recibidos. Mediante una fiscalía cuyo funcionamiento movía a risa, hizo que el ex gobernador quedara a salvo de la acción judicial que indagaba su patrimonio, conocido por todos debido a la difusión de sus mansiones por los medios de información. Asegurada la impunidad de su padrino, Peña Nieto comienza a darse pequeñas libertades a fin de aparentar que se distancia de su predecesor: un hospital inaugurado por Montiel con el nombre de su esposa Maude Versini se llama ahora Hospital General Atlacomulco. Y en Acambay el bulevar Arturo Montiel, abierto a la circulación por el propio gobernador, ahora se llama simplemente Acambay.
No será tan fácil como borrar esos nombres de las obras públicas conseguir que se olvide la relación de Peña Nieto con el autor de sus días políticos. Para lograrlo se requiere mucho más.
Cajón de Sastre
A punto de llegar al medio siglo de su edad -mañana cumpliría 50 años- súbitamente murió el domingo José Guadalupe Zamarripa de la Peña, que durante tres lustros trabajó muy de cerca con Andrés Manuel López Obrador, desde el tiempo en que el dirigente tabasqueño presidió el Partido de la Revolución Democrática. Colaborador suyo en el gobierno de la Ciudad de México, recibió en 2005 la encomienda de organizar en Jalisco las Redes Ciudadanas, y permaneció en ese estado como organizador del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo. El propio domingo López Obrador guardó en su honor un minuto de silencio durante su gira por San Luis Potosí. Ayer, en Guadalajara, el Movimiento ciudadano en defensa del dinero público y el Estado laico le rindió homenaje en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.
Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com
Los empeños de Peña
Miguel Ángel Granados Chapa
9 Sep. 08
El gobernador del estado de México pagó con impunidad a Arturo Montiel el padrinazgo que le permitió llegar a donde está, y desde allí sigue derrochando dinero en la construcción de su imagen, como su protector le enseñó
Pocos meses antes de ser designado candidato a gobernador, el mexiquense Enrique Peña Nieto era casi un desconocido, aun en su propio estado, donde su breve carrera política no le había propiciado una eficaz exposición pública. Cuatro años después de aquel momento, en su III Informe de Gobierno, presentado en un escenario propio del antiguo régimen, Peña Nieto aparece como el más popular de los gobernadores, y uno de los más claros aspirantes a la candidatura presidencial de su partido. Su metamorfosis se ha debido a las enormes sumas invertidas en publicidad, sobre todo televisiva. En poco menos de tres años desde su toma de posesión, el gasto en esa materia supera ampliamente los mil millones de pesos.
El viernes pasado Peña Nieto fue el centro de una rumbosa ceremonia política. A su Informe acudieron el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, pertenecientes al PAN y el PRD, y a quienes algunos imaginativos futuristas colocan como los adversarios del gobernador mexiquense en los comicios presidenciales de 2012. También estuvieron presentes gobernadores y dirigentes priistas, como Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones, con quienes tendría que disputar la postulación del tricolor.
Ese día, Reforma publicó el resultado de una encuesta en que el gobernador recibe de sus paisanos 71 por ciento de aprobación, la tasa más alta de gobernante alguno. Mes y medio atrás, un sondeo nacional de Consulta Mitofsky lo colocó en el primer lugar de popularidad entre los gobernadores. Se entiende fácilmente que así sea, pues la imagen de Peña es proyectada a mañana, tarde y noche por las cadenas de televisión. Es particularmente estrecha la relación del joven político (apenas cumplió 42 años el 20 de julio pasado) con Televisa, que le ofreció un paquete completo de difusión, que incluye piezas que parecen informativas, periodísticas y son en realidad spots de propaganda. El acuerdo incluye también la presencia de Angélica Rivera, la Gaviota de Destilando amor, en la publicidad institucional del estado de México.
Cuando el año pasado se prohibió en la Constitución la propaganda personalizada, se supuso que los legisladores pensaban especialmente en Peña Nieto, que día a día labraba una imagen basada en su presunta apostura (caracterizada por un anacronismo, un copete en forma de abultado rizo y que debe emplearle algunos minutos construir cada día, a menos que sea un peluquín que simplemente se coloca y ya). Después de la prohibición, y con base en su pacto con Televisa, Peña Nieto figura todos los días en los noticiarios, especialmente el nocturno, el principal, como si se tratara de un estadista cuyos actos son todos dignos de figurar, camino a la historia, por lo pronto en la bitácora de la información. En el mismo terreno de la comunicación, Peña Nieto utiliza el Canal 34 de televisión para sus relaciones públicas con políticos del ayer. En esa emisora Fausto Zapata y Porfirio Muñoz Ledo, cuya vida pública estaba en el primer plano durante el echeverriismo, cuando Peña Nieto cursaba la enseñanza primaria, coordinan mesas de análisis o realizan entrevistas (con ellos mismos como protagonistas, tal como ocurrió la semana pasada).
Peña Nieto se graduó de abogado en la Universidad Panamericana, del Opus Dei, y estudió una maestría en administración en el Tec de Monterrey. Inmediatamente después se incorporó a la administración pública. Sobrino y primo de los ex gobernadores llamados Alfredo del Mazo, fue protegido por Arturo Montiel, que lo hizo subsecretario de Gobierno y secretario de Administración antes de darle barniz político como diputado local y líder de la bancada priista.
Montiel, emparentado con la familia de Peña Nieto, o muy cercano a ella, maniobró con eficacia la postulación de su sobrino o ahijado. Con un derroche propagandístico que aprovechaba para su propia promoción hacia la candidatura presidencial, Montiel logró que su joven delfín ganara con amplitud la gubernatura, con un 49.5 por ciento de los votos, contra el 25.6 por ciento del desastroso candidato panista Rubén Mendoza Ayala, y 25.1 por ciento de la aspirante perredista Yeidckol Polevnsky (que dos años después, en parte por el influjo de López Obrador pero también beneficiada de la equidad propagandística que faltó en el proceso local, ganó su curul en el Senado con más de 2 millones de votos, más del doble de los obtenidos en la contienda contra Peña Nieto).
Cuando Montiel perdió el rumbo ante la amenaza de que el monto y el origen de su riqueza fueran revelados, Peña Nieto estuvo en la obligación de pagar los favores recibidos. Mediante una fiscalía cuyo funcionamiento movía a risa, hizo que el ex gobernador quedara a salvo de la acción judicial que indagaba su patrimonio, conocido por todos debido a la difusión de sus mansiones por los medios de información. Asegurada la impunidad de su padrino, Peña Nieto comienza a darse pequeñas libertades a fin de aparentar que se distancia de su predecesor: un hospital inaugurado por Montiel con el nombre de su esposa Maude Versini se llama ahora Hospital General Atlacomulco. Y en Acambay el bulevar Arturo Montiel, abierto a la circulación por el propio gobernador, ahora se llama simplemente Acambay.
No será tan fácil como borrar esos nombres de las obras públicas conseguir que se olvide la relación de Peña Nieto con el autor de sus días políticos. Para lograrlo se requiere mucho más.
Cajón de Sastre
A punto de llegar al medio siglo de su edad -mañana cumpliría 50 años- súbitamente murió el domingo José Guadalupe Zamarripa de la Peña, que durante tres lustros trabajó muy de cerca con Andrés Manuel López Obrador, desde el tiempo en que el dirigente tabasqueño presidió el Partido de la Revolución Democrática. Colaborador suyo en el gobierno de la Ciudad de México, recibió en 2005 la encomienda de organizar en Jalisco las Redes Ciudadanas, y permaneció en ese estado como organizador del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo. El propio domingo López Obrador guardó en su honor un minuto de silencio durante su gira por San Luis Potosí. Ayer, en Guadalajara, el Movimiento ciudadano en defensa del dinero público y el Estado laico le rindió homenaje en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.
Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com
Saludos!
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