La ideología del PROGRESO no es la del“progresito”!
La idea de progreso es un concepto de filosofía política que indica la existencia de una tendencia de mejora en la condición humana.
La mera consideración de tal posibilidad fue fundamental para la superación de la ideología feudal medieval, basada en el teocentrismo cristiano (o musulmán) y expresada en la escolástica.
Desde ese punto de vista (que no es el único posible en teología) el progreso no tiene sentido cuando la historia humana proviene de la caída del hombre (el pecado original) y el futuro tiende a Cristo.
La historia misma, interpretada de forma providencialista, es un paréntesis en la eternidad, y el hombre no puede aspirar más que a participar de lo que la divinidad le concede mediante la Revelación.
La crisis bajomedieval y el Renacimiento, con el antropocentrismo, resuelven el debate de los antiguos y los modernos, superando el argumento de autoridad y Revelación como fuente principal de conocimiento.
Desde la crisis de la conciencia europea de finales del siglo XVII y la Ilustración del siglo XVIII pasa a ser un lugar común que expresa la ideología dominante del capitalismo y la ciencia moderna.
La segunda mitad del siglo XIX es el momento optimista de su triunfo, con los avances técnicos de la Revolución Industrial, el imperialismo europeo extendiendo su idea de civilización a todos los rincones del mundo. Su expresión más clara es el positivismo de Auguste Comte. Aunque pueden hallarse precursores, hasta después de la Primera Guerra Mundial no empezará el verdadero cuestionamiento de la idea de progreso, incluyendo el cambio de paradigma científico, las vanguardias en el arte, y el replanteamiento total del orden económico social y político que suponen la Revolución Soviética, la Crisis de 1929 y el Fascismo.
* 1- Progreso desde el aspecto filosófico y sociológico
En filosofía y sociología, los conceptos de progreso y su contrario, regresión, están sujetos a diferentes interpretaciones.
Los científicos del período en que el capitalismo se desarrollaba progresivamente (Vico, Herder, Hegel y otros) reconocían el progreso y trataban de darle una interpretación racional. Los científicos del período de crisis del capitalismo, o circunscriben el concepto de progreso a los limites de culturas y civilizaciones aisladas (Oswald Spengler, Arnold J. Toynbee) o no admiten la posibilidad misma de estudiar el progreso de la historia. Intentan explicar la regresión por la acción de factores puramente subjetivos: explican, por ejemplo, la regresión de la Alemania nazi por las características de la personalidad de Hitler y por la actividad del Partido Nacional Socialista. El materialismo dialéctico marxista intenta la elucidación científica del progreso, según el cual el progreso como desarrollo ascendente, sin recidivas, sólo será posible en una futura sociedad comunista.
Véase también: Progreso social
Progreso desde el aspecto político
En política, la idea de progreso se identifica desde la Revolución Francesa con la izquierda y la transformación, siendo los defensores del Antiguo Régimen (?) la derecha y la reacción (ver reaccionario).
Los términos progresista y progresismo también se oponen a conservador y conservadurismo.
El surgimiento del movimiento obrero organizado desde mediados del siglo XIX produce un cambio en la ubicación política que convierte a las izquierdas en derechas y a los revolucionarios (la burguesía ahora en el poder social y político) en conservadores. El lema que figura en la bandera de Brasil Ordem e Progresso, que en toda América Latina se aplicó a las llamadas dictaduras de orden y progreso, simboliza perfectamente el vaciamiento semántico del concepto.
Véase también
* Filosofía de la historia
Bibliografía
* B. Delgauff, “La historia como progreso”. Buenos Aires, 1968.
* Cirilo Florez Miguel, “Dialéctica, historia y progreso”. Salamanca, 1968
* Vidal Peña, ”Algunas preguntas sobre la idea de progreso. Revista El Basilisco, Nº 15 de la segunda época. Oviedo. Invierno de 1993
* John Bury, La idea de progreso, Madrid, Alianza, 1971.
La idea de progreso es un concepto de filosofía política que indica la existencia de una tendencia de mejora en la condición humana.
La mera consideración de tal posibilidad fue fundamental para la superación de la ideología feudal medieval, basada en el teocentrismo cristiano (o musulmán) y expresada en la escolástica.
Desde ese punto de vista (que no es el único posible en teología) el progreso no tiene sentido cuando la historia humana proviene de la caída del hombre (el pecado original) y el futuro tiende a Cristo.
La historia misma, interpretada de forma providencialista, es un paréntesis en la eternidad, y el hombre no puede aspirar más que a participar de lo que la divinidad le concede mediante la Revelación.
La crisis bajomedieval y el Renacimiento, con el antropocentrismo, resuelven el debate de los antiguos y los modernos, superando el argumento de autoridad y Revelación como fuente principal de conocimiento.
Desde la crisis de la conciencia europea de finales del siglo XVII y la Ilustración del siglo XVIII pasa a ser un lugar común que expresa la ideología dominante del capitalismo y la ciencia moderna.
La segunda mitad del siglo XIX es el momento optimista de su triunfo, con los avances técnicos de la Revolución Industrial, el imperialismo europeo extendiendo su idea de civilización a todos los rincones del mundo. Su expresión más clara es el positivismo de Auguste Comte. Aunque pueden hallarse precursores, hasta después de la Primera Guerra Mundial no empezará el verdadero cuestionamiento de la idea de progreso, incluyendo el cambio de paradigma científico, las vanguardias en el arte, y el replanteamiento total del orden económico social y político que suponen la Revolución Soviética, la Crisis de 1929 y el Fascismo.
* 1- Progreso desde el aspecto filosófico y sociológico
En filosofía y sociología, los conceptos de progreso y su contrario, regresión, están sujetos a diferentes interpretaciones.
Los científicos del período en que el capitalismo se desarrollaba progresivamente (Vico, Herder, Hegel y otros) reconocían el progreso y trataban de darle una interpretación racional. Los científicos del período de crisis del capitalismo, o circunscriben el concepto de progreso a los limites de culturas y civilizaciones aisladas (Oswald Spengler, Arnold J. Toynbee) o no admiten la posibilidad misma de estudiar el progreso de la historia. Intentan explicar la regresión por la acción de factores puramente subjetivos: explican, por ejemplo, la regresión de la Alemania nazi por las características de la personalidad de Hitler y por la actividad del Partido Nacional Socialista. El materialismo dialéctico marxista intenta la elucidación científica del progreso, según el cual el progreso como desarrollo ascendente, sin recidivas, sólo será posible en una futura sociedad comunista.
Véase también: Progreso social
Progreso desde el aspecto político
En política, la idea de progreso se identifica desde la Revolución Francesa con la izquierda y la transformación, siendo los defensores del Antiguo Régimen (?) la derecha y la reacción (ver reaccionario).
Los términos progresista y progresismo también se oponen a conservador y conservadurismo.
El surgimiento del movimiento obrero organizado desde mediados del siglo XIX produce un cambio en la ubicación política que convierte a las izquierdas en derechas y a los revolucionarios (la burguesía ahora en el poder social y político) en conservadores. El lema que figura en la bandera de Brasil Ordem e Progresso, que en toda América Latina se aplicó a las llamadas dictaduras de orden y progreso, simboliza perfectamente el vaciamiento semántico del concepto.
Véase también
* Filosofía de la historia
Bibliografía
* B. Delgauff, “La historia como progreso”. Buenos Aires, 1968.
* Cirilo Florez Miguel, “Dialéctica, historia y progreso”. Salamanca, 1968
* Vidal Peña, ”Algunas preguntas sobre la idea de progreso. Revista El Basilisco, Nº 15 de la segunda época. Oviedo. Invierno de 1993
* John Bury, La idea de progreso, Madrid, Alianza, 1971.
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