El Nobel Obama...Genio y figura de un estadista...
De Chicago a Miami, los norteamericanos asombrados tras el Nobel a Obama
Orgullosos en Chicago o Harlem, escépticos en Wall Street, esperanzados en Miami, los norteamericanos reaccionaron asombrados este viernes tras la atribución del Nobel de la Paz a Barack Obama.
"Es de Chicago y estamos muy orgullosos", dijo en la ciudad del viento Mike Bass, oriundo de Oak Bass, tras enterarse de la distinción otorgada horas antes en Oslo al presidente norteamericano.
En Harlem también domina el sentimiento de satisfacción. "¿Demasiado temprano para un Nobel de la Paz? No creo, y de todas formas ellos (el comité Nobel) no lo pensaron así, dado que se lo dieron", comenta un joven negro, Robert Finch, en el barrio de mayoría afroestadounidense en el norte de Manhattan.
"Es un pacifista y se lo merece. Fue enviado por Dios", agrega una transeúnte que ni siquiera estaba enterada.
Pero no todos están tan contentos con el galardón, y algunos admiten que al presidente todavía le falta mucho por demostrar y hacer.
"Todavía tiene un largo camino por delante, pero le va a ir bien, hay que darle tiempo", dice Sade Grate, una veinteañera.
En Miami (sur de Florida), los habitantes de "Little Havana", principalmente emigrados o hijos de emigrados cubanos, piensan que es un reconocimiento a los esfuerzos de Obama para mejorar las relaciones con la isla.
"Lo merece porque quiere terminar con esta pelea que es muy vieja y le hizo mucho mal a las familias cubanas que están muy divididas", dijo Ana Corrales, una exiliada cubana que trabaja en un supermercado.
"El premio al presidente Obama reconoce un cambio de actitud general en la política estadounidense y esto incluye por supuesto la búsqueda de mejorar la relación con Cuba", dijo Uva de Aragón, directora del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de Florida, a la AFP.
"Hay un nuevo talante, que trata de evitar la confrontación. Aunque no haya habido un cambio tan sustancial con Cuba, que en gran parte depende del Congreso que es quien tiene potestad sobre el embargo, el premio a Obama es un espaldarazo a su intención de superar 50 años de distanciamiento con Cuba".
En Nueva York el premio fue recibido con perplejidad por financistas de Wall street, donde algunos aprobaron y otros criticaron a un presidente considerado pura imagen.
J.P., de 44 años, no oculta su escepticismo al entrar a la bolsa. "Me sorprendió mucho porque no se lo merece. Es más estilo que sustancia. El Nobel es una cosa muy politizada, un concurso de belleza. Obama es simplemente visible".
"Es sesgado, sin sentido y una tontería", comenta sin dejar de caminar Mary, cuadragenaria que trabaja en el sector de los seguros.
"¿Qué ha hecho? Nadie sabe lo que ha hecho. No realizó nada concreto", comenta indignada. "¿Acaso lo van a equiparar con Teddy Roosevelt o Woodrow Wilson, otros presidentes en ejercicio que lo recibieron? Definitivamente, yo no lo haría", concluye Mary con una sonrisa tensa.
Para Bruce Schachne, financista de 44 años, la elección de Oslo fue buena. "Obama realmente cambió el debate público en todo el mundo e involucró más a Estados Unidos con el mundo". "Se concentró en las armas nucleares, Medio Oriente, en hablar con los musulmanes, revirtiendo muchas de las políticas anteriores" de Bush.
"En Estados Unidos hay un sentimiento negativo de la derecha hacia Obama, un fenómeno que se magnifica a través de los programas radiales e internet", dice.
"Esa minoría -explica- va a odiar el hecho que le den premio Nobel porque esa gente fundamentalmente está contra el resto del mundo y contra el relacionamiento de Estados Unidos con el resto del mundo".
"Son aislacionistas y entonces van a criticar el premio Nobel de la Paz cualquiera sea el que lo reciba, así como odian a la ONU o cualquier tipo de institución que no sea norteamericana", concluye Schachne.
De Chicago a Miami, los norteamericanos asombrados tras el Nobel a Obama
Orgullosos en Chicago o Harlem, escépticos en Wall Street, esperanzados en Miami, los norteamericanos reaccionaron asombrados este viernes tras la atribución del Nobel de la Paz a Barack Obama.
"Es de Chicago y estamos muy orgullosos", dijo en la ciudad del viento Mike Bass, oriundo de Oak Bass, tras enterarse de la distinción otorgada horas antes en Oslo al presidente norteamericano.
En Harlem también domina el sentimiento de satisfacción. "¿Demasiado temprano para un Nobel de la Paz? No creo, y de todas formas ellos (el comité Nobel) no lo pensaron así, dado que se lo dieron", comenta un joven negro, Robert Finch, en el barrio de mayoría afroestadounidense en el norte de Manhattan.
"Es un pacifista y se lo merece. Fue enviado por Dios", agrega una transeúnte que ni siquiera estaba enterada.
Pero no todos están tan contentos con el galardón, y algunos admiten que al presidente todavía le falta mucho por demostrar y hacer.
"Todavía tiene un largo camino por delante, pero le va a ir bien, hay que darle tiempo", dice Sade Grate, una veinteañera.
En Miami (sur de Florida), los habitantes de "Little Havana", principalmente emigrados o hijos de emigrados cubanos, piensan que es un reconocimiento a los esfuerzos de Obama para mejorar las relaciones con la isla.
"Lo merece porque quiere terminar con esta pelea que es muy vieja y le hizo mucho mal a las familias cubanas que están muy divididas", dijo Ana Corrales, una exiliada cubana que trabaja en un supermercado.
"El premio al presidente Obama reconoce un cambio de actitud general en la política estadounidense y esto incluye por supuesto la búsqueda de mejorar la relación con Cuba", dijo Uva de Aragón, directora del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de Florida, a la AFP.
"Hay un nuevo talante, que trata de evitar la confrontación. Aunque no haya habido un cambio tan sustancial con Cuba, que en gran parte depende del Congreso que es quien tiene potestad sobre el embargo, el premio a Obama es un espaldarazo a su intención de superar 50 años de distanciamiento con Cuba".
En Nueva York el premio fue recibido con perplejidad por financistas de Wall street, donde algunos aprobaron y otros criticaron a un presidente considerado pura imagen.
J.P., de 44 años, no oculta su escepticismo al entrar a la bolsa. "Me sorprendió mucho porque no se lo merece. Es más estilo que sustancia. El Nobel es una cosa muy politizada, un concurso de belleza. Obama es simplemente visible".
"Es sesgado, sin sentido y una tontería", comenta sin dejar de caminar Mary, cuadragenaria que trabaja en el sector de los seguros.
"¿Qué ha hecho? Nadie sabe lo que ha hecho. No realizó nada concreto", comenta indignada. "¿Acaso lo van a equiparar con Teddy Roosevelt o Woodrow Wilson, otros presidentes en ejercicio que lo recibieron? Definitivamente, yo no lo haría", concluye Mary con una sonrisa tensa.
Para Bruce Schachne, financista de 44 años, la elección de Oslo fue buena. "Obama realmente cambió el debate público en todo el mundo e involucró más a Estados Unidos con el mundo". "Se concentró en las armas nucleares, Medio Oriente, en hablar con los musulmanes, revirtiendo muchas de las políticas anteriores" de Bush.
"En Estados Unidos hay un sentimiento negativo de la derecha hacia Obama, un fenómeno que se magnifica a través de los programas radiales e internet", dice.
"Esa minoría -explica- va a odiar el hecho que le den premio Nobel porque esa gente fundamentalmente está contra el resto del mundo y contra el relacionamiento de Estados Unidos con el resto del mundo".
"Son aislacionistas y entonces van a criticar el premio Nobel de la Paz cualquiera sea el que lo reciba, así como odian a la ONU o cualquier tipo de institución que no sea norteamericana", concluye Schachne.
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