De repente surge la desgracia por algun lado y se sueltan los perros ladrando, se sueltan las "plumas" lambehuevos del pejendejo a escupir miercoles, le tiran hasta a los de su partido, ponen del asco a el pedorrista leonel godoy y por supuesto aprovechan para sacar raja politica de la desgracia de ciudadanos GOBERNADOS POR UN PEDORRISTA y le dan con todo al enano cabeza de foco del calderon, pero no dan argumentos creibles, solo escupen su ardor porque su amo no pudo pagarles lo que les prometio al asegurarles que el seria coronado rey de pejelandia y repartiria el botin solo entre sus lambepatas...
He aqui la opinion de un escritor serio acerca de los hechos de morelia...
Macabra explicación
He aqui la opinion de un escritor serio acerca de los hechos de morelia...
De todo lo leído en la prensa de ayer, sólo la versión de un diario ofrece una explicación, macabra pero creíble, de los móviles del increíble atentado de Morelia la noche del Grito.
Esa explicación es que los cárteles del Milenio y del Chapo Guzmán, adversarios de Los Zetas y La Familia, que operan con ventaja en territorio michoacano, habrían querido “calentar” la plaza para obligar al gobierno federal a sellar con soldados y policías ese estado y dificultar así el negocio de sus rivales.
La aberrante decisión habría sido en respuesta a la matanza de veinticuatro miembros del cártel del Chapo, cuyos cadáveres aparecieron tirados en La Marquesa, con el tiro de gracia, tres días antes.
La versión que refiero, publicada sin fuente en la primera plana del diario Reforma (17/9/08), sugiere una nueva modalidad, la más macabra ideada hasta ahora, de cómo poner a la fuerza pública al servicio de uno de los cárteles.
No se trata de comprar protección y lanzar a las fuerzas cómplices del Estado contra el cártel enemigo, sino de obligar al Estado a redoblar su vigilancia de un territorio determinado, siendo ese territorio el del cártel enemigo de los terroristas.
Es una estrategia de inteligencia criminal consistente con la inteligencia criminal del narcotráfico. Salvo que no habían llegado nunca hasta ahí. Estamos frente a un salto cualitativo, en brutalidad e inhumanidad de la guerra que libran los cárteles entre sí, con el gobierno y ahora con los mexicanos en general.
Si la bárbara estrategia sugerida es verdad, la población civil ha adquirido la doble condición de víctima y escudo. Se atenta salvajemente contra ella como víctima inerme, infinitamente disponible, para que, en reacción obligada, el Estado proceda con fuerza redoblada a ocupar el territorio, sirviendo como ariete contra el cártel enemigo de los terroristas y como escudo para estos.
La situación es nueva, siniestramente nueva, pero no hay que cansarse de decir que la solución es la misma de siempre.
Me refiero a la solución que los gobernantes no han abrazado con el valor y la urgencia que la situación demanda desde hace décadas: hacerse responsables directos, comprometidos, personales, de la seguridad en el territorio que los votantes les han entregado para gobernar.
La autoridad debe volver a lo básico de su tarea que es garantizar la seguridad de sus gobernados, combatir lo que la pone en riesgo, ir de frente a la guerra que tienen enfrente y de la que no pueden ya, ni ellos ni nosotros, escapar.
Esa explicación es que los cárteles del Milenio y del Chapo Guzmán, adversarios de Los Zetas y La Familia, que operan con ventaja en territorio michoacano, habrían querido “calentar” la plaza para obligar al gobierno federal a sellar con soldados y policías ese estado y dificultar así el negocio de sus rivales.
La aberrante decisión habría sido en respuesta a la matanza de veinticuatro miembros del cártel del Chapo, cuyos cadáveres aparecieron tirados en La Marquesa, con el tiro de gracia, tres días antes.
La versión que refiero, publicada sin fuente en la primera plana del diario Reforma (17/9/08), sugiere una nueva modalidad, la más macabra ideada hasta ahora, de cómo poner a la fuerza pública al servicio de uno de los cárteles.
No se trata de comprar protección y lanzar a las fuerzas cómplices del Estado contra el cártel enemigo, sino de obligar al Estado a redoblar su vigilancia de un territorio determinado, siendo ese territorio el del cártel enemigo de los terroristas.
Es una estrategia de inteligencia criminal consistente con la inteligencia criminal del narcotráfico. Salvo que no habían llegado nunca hasta ahí. Estamos frente a un salto cualitativo, en brutalidad e inhumanidad de la guerra que libran los cárteles entre sí, con el gobierno y ahora con los mexicanos en general.
Si la bárbara estrategia sugerida es verdad, la población civil ha adquirido la doble condición de víctima y escudo. Se atenta salvajemente contra ella como víctima inerme, infinitamente disponible, para que, en reacción obligada, el Estado proceda con fuerza redoblada a ocupar el territorio, sirviendo como ariete contra el cártel enemigo de los terroristas y como escudo para estos.
La situación es nueva, siniestramente nueva, pero no hay que cansarse de decir que la solución es la misma de siempre.
Me refiero a la solución que los gobernantes no han abrazado con el valor y la urgencia que la situación demanda desde hace décadas: hacerse responsables directos, comprometidos, personales, de la seguridad en el territorio que los votantes les han entregado para gobernar.
La autoridad debe volver a lo básico de su tarea que es garantizar la seguridad de sus gobernados, combatir lo que la pone en riesgo, ir de frente a la guerra que tienen enfrente y de la que no pueden ya, ni ellos ni nosotros, escapar.
Comment