Con la pena pero, como se previó el martes aquí, “la reforma energética va… y el adelitazo también”.
Era previsible, dada la característica, inaudita soberbia de Andrés Manuel López Obrador, que lo llevó a la derrota electoral de 2006.
Contra todo y pese a todo ni siquiera tomó en cuenta el criterio de los intelectuales y especialistas en que quiso apoyar su falsa coartada de que pretendía impedir una fantasiosa “privatización” de Pemex.
Lo inimaginable, sin embargo, es que ayer manipulara de manera descarada una supuesta “consulta” o “votación” dizque “popular”.
¿Resultado?: por la soberana y patriótica voluntad de 11 mil 999 de sus adeptos (y contra la de cuatro mil 700 compañeros de viaje), un país de 105 millones de habitantes resentirá un avieso, autoritario sabotaje a los trabajos de una de las cámaras del Congreso de la Unión.
Ignora por lo visto que un líder de masas respetable, por popular que sea o se crea, motiva, orienta y dirige a sus adeptos.
La de ayer del Peje ni siquiera fue la decisión de un verdadero caudillo, sino la barata provocación de una turba fascistoide.
cmarin@milenio.com
Era previsible, dada la característica, inaudita soberbia de Andrés Manuel López Obrador, que lo llevó a la derrota electoral de 2006.
Contra todo y pese a todo ni siquiera tomó en cuenta el criterio de los intelectuales y especialistas en que quiso apoyar su falsa coartada de que pretendía impedir una fantasiosa “privatización” de Pemex.
Lo inimaginable, sin embargo, es que ayer manipulara de manera descarada una supuesta “consulta” o “votación” dizque “popular”.
¿Resultado?: por la soberana y patriótica voluntad de 11 mil 999 de sus adeptos (y contra la de cuatro mil 700 compañeros de viaje), un país de 105 millones de habitantes resentirá un avieso, autoritario sabotaje a los trabajos de una de las cámaras del Congreso de la Unión.
Ignora por lo visto que un líder de masas respetable, por popular que sea o se crea, motiva, orienta y dirige a sus adeptos.
La de ayer del Peje ni siquiera fue la decisión de un verdadero caudillo, sino la barata provocación de una turba fascistoide.
cmarin@milenio.com
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