Que quede para la posteridad y para consuelo de los pejezombies del planeta el saber que si hay quienes lloran la perdida de la razon de un tipo que alguna vez fue, y como nunca era se volvio loco...
No voy a poder dormir de la tristeza, y ahora ¿quien podra defendernos???, el iluminado era unico, sabio y quien sabe que mas yerbas, lloren pejezombies, lloren, ¡¡lo hemos perdido!!!...
¿Hay futuro para López Obrador?
Amí sí me preocupa el futuro de Andrés Manuel López Obrador porque se me hace trágico que una figura como él vaya a terminar diluida en la nada.
Acuérdese del subcomandante Marcos, que en algún momento de la historia, acaparó cámaras y micrófonos con sus mensajes sociales.
¿Qué es de él ahora? ¿Dónde está su legado? ¿De qué sirvió el movimiento que él protagonizó con su pasamontañas? ¿Cuáles fueron los cambios que consiguió?
Ah, pero eso sí, en 1994 cualquier persona que se atreviera a cuestionar a Marcos era poco menos que un enemigo del pueblo, un ente sin escrúpulos, maldito, que jamás iba a entender la magnitud de su revolución.
Veo hoy al señor López Obrador y siento que la historia se repite, que en algunos años todas esas personas que lo defendieron o que todavía lo defienden, van a seguir igual de pobres, marginadas y desprotegidas que en este 2008.
Que sus discursos no servirán de nada para frenar el abismo de diferencias económicas, raciales, sexuales, regionales, ideológicas y religiosas que divide a nuestra patria.
Me da tristeza porque don Andrés Manuel merecía haber pasado a la historia de una manera más digna.
Acuérdese de todo lo que logró con las multitudes, del perfecto contrapeso que estableció durante la administración de Vicente Fox y de su increíble talento para mover a los medios de comunicación.
El Peje fue grande, fuerte, sabio, querido, pero lo perdimos.
No sé si echarle la culpa a su círculo de asesores o si en verdad este gran político sufrió algún tipo de alteración nerviosa irreparable tras los acontecimientos de 2006, pero el señor López Obrador ya no es ni la sombra de lo que era antes.
¿Por qué me da tristeza este cambio en don Andrés Manuel? Porque independientemente de razones o no razones, México necesita figuras como la que él fue.
Nuestro pobre pueblo se necesita identificar con alguien, y ni modo que lo haga con los empresarios.
Nuestra desgraciada izquierda necesita líderes carismáticos, y ni modo que los encuentre en los hombres y mujeres que están saliendo en las noticias de la noche.
¡Caray! Y ni hablemos de la parte de los negocios.
No hay personajes como El Peje y no hay rating, no hay parodias, no hay ventas en los medios de comunicación, no hay tema de conversación en las universidades, no hay libros, no hay artículos promocionales. No hay nada. Se pierde.
Antes de Andrés Manuel López Obrador estaba el subcomandante Marcos, antes del subcomandante Marcos estaba Cuauhtémoc Cárdenas y antes de Cuauhtémoc Cárdenas había otro puñado de héroes populares.
Se nos acaba El Peje, ¿y qué nos queda? ¡¿Quién?! Nadie.
Después del señor López Obrador no hay nadie capaz de alimentar las esperanzas del pueblo, que contrapuntee las propuestas de la derecha o que no nos quiera regresar a los tiempos del partido único. Nadie.
¡Pobre México! Tan solo. Tan perdido. Sin ilusiones. Sin cabezas.
A la depresión colectiva por el caos económico nacional e internacional le tenemos que agregar el genuino duelo por la agonía política de Andrés Manuel López Obrador.
Ni caso tiene profundizar en la manera como El Peje se ha quedado sin el respaldo, a gran escala, de su partido, del jefe de Gobierno de la capital de todos los mexicanos, de los medios ni de muchas instancias que antes lo apoyaban con orgullo.
Las multitudes que el señor López Obrador convoca pasaron, de inmensas e indiscutibles muestras de popularidad, a grupos necios, cada vez más chicos, que estorban, que molestan y que menos gente toma en serio.
Hablar de don Andrés Manuel como candidato a la Presidencia de la República para las elecciones de 2012 genera sensaciones tan patéticas como las que generan quienes hablan de una nueva Revolución Mexicana para 2010 o del fin del mundo para 2012.
El Peje no pudo impedir que se firmara la reforma energética como no pudo impedir que Felipe Calderón tomara posesión en San Lázaro en diciembre de 2006.
¿Qué es lo que sí podría impedir Andrés Manuel López Obrador? ¿Qué es lo que sí puede hacer para dejar satisfecha a la población?
Yo creo que retirarse con dignidad, crear una superfundación que sí haga algo bueno por la gente, pasarle la estafeta a un nuevo personaje y terminar de escribir su nombre en los libros de historia de otra manera. ¿A poco no?
¡Atrévase a opinar!
"]
Acuérdese del subcomandante Marcos, que en algún momento de la historia, acaparó cámaras y micrófonos con sus mensajes sociales.
¿Qué es de él ahora? ¿Dónde está su legado? ¿De qué sirvió el movimiento que él protagonizó con su pasamontañas? ¿Cuáles fueron los cambios que consiguió?
Ah, pero eso sí, en 1994 cualquier persona que se atreviera a cuestionar a Marcos era poco menos que un enemigo del pueblo, un ente sin escrúpulos, maldito, que jamás iba a entender la magnitud de su revolución.
Veo hoy al señor López Obrador y siento que la historia se repite, que en algunos años todas esas personas que lo defendieron o que todavía lo defienden, van a seguir igual de pobres, marginadas y desprotegidas que en este 2008.
Que sus discursos no servirán de nada para frenar el abismo de diferencias económicas, raciales, sexuales, regionales, ideológicas y religiosas que divide a nuestra patria.
Me da tristeza porque don Andrés Manuel merecía haber pasado a la historia de una manera más digna.
Acuérdese de todo lo que logró con las multitudes, del perfecto contrapeso que estableció durante la administración de Vicente Fox y de su increíble talento para mover a los medios de comunicación.
El Peje fue grande, fuerte, sabio, querido, pero lo perdimos.
No sé si echarle la culpa a su círculo de asesores o si en verdad este gran político sufrió algún tipo de alteración nerviosa irreparable tras los acontecimientos de 2006, pero el señor López Obrador ya no es ni la sombra de lo que era antes.
¿Por qué me da tristeza este cambio en don Andrés Manuel? Porque independientemente de razones o no razones, México necesita figuras como la que él fue.
Nuestro pobre pueblo se necesita identificar con alguien, y ni modo que lo haga con los empresarios.
Nuestra desgraciada izquierda necesita líderes carismáticos, y ni modo que los encuentre en los hombres y mujeres que están saliendo en las noticias de la noche.
¡Caray! Y ni hablemos de la parte de los negocios.
No hay personajes como El Peje y no hay rating, no hay parodias, no hay ventas en los medios de comunicación, no hay tema de conversación en las universidades, no hay libros, no hay artículos promocionales. No hay nada. Se pierde.
Antes de Andrés Manuel López Obrador estaba el subcomandante Marcos, antes del subcomandante Marcos estaba Cuauhtémoc Cárdenas y antes de Cuauhtémoc Cárdenas había otro puñado de héroes populares.
Se nos acaba El Peje, ¿y qué nos queda? ¡¿Quién?! Nadie.
Después del señor López Obrador no hay nadie capaz de alimentar las esperanzas del pueblo, que contrapuntee las propuestas de la derecha o que no nos quiera regresar a los tiempos del partido único. Nadie.
¡Pobre México! Tan solo. Tan perdido. Sin ilusiones. Sin cabezas.
A la depresión colectiva por el caos económico nacional e internacional le tenemos que agregar el genuino duelo por la agonía política de Andrés Manuel López Obrador.
Ni caso tiene profundizar en la manera como El Peje se ha quedado sin el respaldo, a gran escala, de su partido, del jefe de Gobierno de la capital de todos los mexicanos, de los medios ni de muchas instancias que antes lo apoyaban con orgullo.
Las multitudes que el señor López Obrador convoca pasaron, de inmensas e indiscutibles muestras de popularidad, a grupos necios, cada vez más chicos, que estorban, que molestan y que menos gente toma en serio.
Hablar de don Andrés Manuel como candidato a la Presidencia de la República para las elecciones de 2012 genera sensaciones tan patéticas como las que generan quienes hablan de una nueva Revolución Mexicana para 2010 o del fin del mundo para 2012.
El Peje no pudo impedir que se firmara la reforma energética como no pudo impedir que Felipe Calderón tomara posesión en San Lázaro en diciembre de 2006.
¿Qué es lo que sí podría impedir Andrés Manuel López Obrador? ¿Qué es lo que sí puede hacer para dejar satisfecha a la población?
Yo creo que retirarse con dignidad, crear una superfundación que sí haga algo bueno por la gente, pasarle la estafeta a un nuevo personaje y terminar de escribir su nombre en los libros de historia de otra manera. ¿A poco no?
¡Atrévase a opinar!
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¿Hay futuro para López Obrador?
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