El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es una organización político-militar cuyo mando tiene por nombre Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General (CCRI-CG) del EZLN, derivado de su composición mayoritariamente indígena.
Salió a la luz pública en el estado mexicano de Chiapas el 1 de enero de 1994 al tomar varias cabeceras municipales el mismo día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La teoría y la praxis zapatistas lo colocan a la par de otros movimientos de la llamada posguerra fría, tales como el sin tierra brasileño, el piquetero argentino, el cocalero boliviano, el okupa europeo, o el antiglobalización de sectores de las sociedades urbanas; ligados a un discurso y un quehacer etiquetado como contracultural que algunos autores identifican con una supuesta Generación Z[1] de movimientos de izquierda y anticapitalistas que no buscan, a diferencia de otros movimientos estadocentristas, la toma del poder estatal.
Su lucha, a la que se puede dar un seguimiento de la mano de sus seis declaraciones políticas, se puede expresar con tres planteamientos mínimos que van de lo local a lo global:
La defensa de derechos colectivos e individuales negados históricamente a los pueblos indígenas mexicanos.
La construcción de un nuevo modelo de nación que incluya a la democracia, la libertad y la justicia como principios fundamentales de una nueva forma de hacer política.
El tejido de una red de resistencias y rebeldías altermundistas en nombre de la humanidad y contra el neoliberalismo.
Antecedentes
Durante el régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que duró más de 70 años, los movimientos campesinos, obreros y populares que disentían del modelo de nación priísta enfrentaron consecutivas y sistemáticas represiones[2] (léase persecución, detenciones ilegales, desaparición forzada y asesinato) de centenares de estudiantes, campesinos, trabajadores, maestros, etcétera, a lo largo y ancho del territorio nacional. Esto dio paso a que muchos jóvenes consideraran los canales legales de participación política cerrados y apostaran por la formación de organizaciones armadas para buscar el derrocamiento de un régimen que desde su punto de vista era autoritario, y mejorar así las condiciones de vida de la población.
Entre estas organizaciones, todas de corte clandestino, se encontraban el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP), la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), el Partido de los Pobres (PDLP), la Liga Comunista 23 de Septiembre y las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN). De este último grupo, según el mismo EZLN y de acuerdo con diversas fuentes entre las que se encuentran investigaciones del gobierno mexicano, surgió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En un acto del 17 de noviembre de 2006, el vocero del EZLN, Subcomandante Insurgente Marcos, afirmó: "En Monterrey, Nuevo León, hace más de 37 años, un pequeño grupo de personas nacieron lo que llamaron Fuerzas de Liberación Nacional. Desde su origen la dotaron de una ética de lucha que después heredaríamos quienes somos parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional." [4] Las FLN se fundaron el 6 de agosto de 1969 en el norte del país: (Monterrey, Nuevo León) y, a decir del general Mario Arturo Acosta Chaparro, en su informe Movimientos subversivos en México, “tenían establecidas sus zonas de operaciones en los estados de Veracruz, Puebla, Tabasco, Nuevo León y Chiapas”.
En febrero de 1974 se suscitaría en San Miguel Nepantla, Estado de México, un enfrentamiento entre un comando del Ejército federal, al frente del cual estaba el entonces teniente coronel Acosta Chaparro, e integrantes de las FLN. Algunos de estos perderían la vida a raíz del combate, como Carmen Ponce y Dení Prieto,[3] y otros serían arrestados para ser después torturados, como le sucedió a María Gloria Benavides. [5]
Dado lo certero del golpe, las FLN se replegaron a una clandestinidad todavía más cerrada, y no sería sino hasta principios de la década de los ochenta cuando algunos de sus militantes decidirían la fundación de lo que ahora conocemos como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Según documentos zapatistas, la historia del EZLN tuvo siete etapas. La primera fue la de selección de los insurgentes (cinco hombres y una mujer) que formarían la primera célula político-militar de la organización. La segunda sería la de la fundación propiamente dicha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, tras la instalación del primer campamento zapatista en Chiapas, al que llamarían “La Pesadilla”. La tercera etapa fue de preparación y estudio de estrategia y táctica militar, a partir de manuales de los ejércitos estadounidense y mexicano; de instalación de nuevos campamentos como “El Fogón”, “Reclutas”, “Baby Doc”, “De la Juventud” y hasta uno llamado “Margaret Thatcher”.[4]
En la cuarta etapa, más o menos hacia 1985, el grupo insurgente hizo los primeros contactos con los pueblos de la zona. A la quinta etapa el mismo EZLN la llama “de crecimiento explosivo”, porque su área de influencia abarcó no sólo la Selva Lacandona, sino también las zonas de Los Altos y el norte de Chiapas. La sexta etapa enmarcó una votación a lo interno de la organización, respecto a ir o no a la guerra contra el gobierno mexicano y, luego del “sí” mayoritario, los preparativos para el levantamiento (los zapatistas sitúan cronológicamente en esta etapa un enfrentamiento en mayo de 1993 con elementos del Ejército federal, al que llamaron “Batalla de la Corralchén”).
Entre la madrugada del 29 de diciembre de 1993 y la tarde del 31 se sucedería la séptima etapa, el objetivo: atacar simultáneamente cuatro cabeceras municipales y otras tres más “al paso”, reducir a las tropas policiacas y militares en esas plazas y asaltar dos grandes cuarteles del Ejército federal.
La irrupción del EZLN en el escenario político se da en diciembre de 1993, durante la víspera del año nuevo, con la toma de las cabeceras municipales de San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas y Ocosingo; y, “de paso”, las de Oxchuc, Huixtán y Chanal. Ése mismo día, dirigiendo el avance sobre Las Margaritas, municipio que albergaría al que sería llamado el primer Aguascalientes zapatista, caería muerto el Subcomandante Insurgente Pedro, jefe del estado mayor del EZLN.
Aunque ya existían diversos informes que daban cuenta de la presencia zapatista en la región conocida como los Altos de Chiapas, el acto tomaría desprevenido al Gobierno federal, el cual se preparaba para la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y, precisamente, México.
Salió a la luz pública en el estado mexicano de Chiapas el 1 de enero de 1994 al tomar varias cabeceras municipales el mismo día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La teoría y la praxis zapatistas lo colocan a la par de otros movimientos de la llamada posguerra fría, tales como el sin tierra brasileño, el piquetero argentino, el cocalero boliviano, el okupa europeo, o el antiglobalización de sectores de las sociedades urbanas; ligados a un discurso y un quehacer etiquetado como contracultural que algunos autores identifican con una supuesta Generación Z[1] de movimientos de izquierda y anticapitalistas que no buscan, a diferencia de otros movimientos estadocentristas, la toma del poder estatal.
Su lucha, a la que se puede dar un seguimiento de la mano de sus seis declaraciones políticas, se puede expresar con tres planteamientos mínimos que van de lo local a lo global:
La defensa de derechos colectivos e individuales negados históricamente a los pueblos indígenas mexicanos.
La construcción de un nuevo modelo de nación que incluya a la democracia, la libertad y la justicia como principios fundamentales de una nueva forma de hacer política.
El tejido de una red de resistencias y rebeldías altermundistas en nombre de la humanidad y contra el neoliberalismo.
Antecedentes
Durante el régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que duró más de 70 años, los movimientos campesinos, obreros y populares que disentían del modelo de nación priísta enfrentaron consecutivas y sistemáticas represiones[2] (léase persecución, detenciones ilegales, desaparición forzada y asesinato) de centenares de estudiantes, campesinos, trabajadores, maestros, etcétera, a lo largo y ancho del territorio nacional. Esto dio paso a que muchos jóvenes consideraran los canales legales de participación política cerrados y apostaran por la formación de organizaciones armadas para buscar el derrocamiento de un régimen que desde su punto de vista era autoritario, y mejorar así las condiciones de vida de la población.
Entre estas organizaciones, todas de corte clandestino, se encontraban el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP), la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), el Partido de los Pobres (PDLP), la Liga Comunista 23 de Septiembre y las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN). De este último grupo, según el mismo EZLN y de acuerdo con diversas fuentes entre las que se encuentran investigaciones del gobierno mexicano, surgió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En un acto del 17 de noviembre de 2006, el vocero del EZLN, Subcomandante Insurgente Marcos, afirmó: "En Monterrey, Nuevo León, hace más de 37 años, un pequeño grupo de personas nacieron lo que llamaron Fuerzas de Liberación Nacional. Desde su origen la dotaron de una ética de lucha que después heredaríamos quienes somos parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional." [4] Las FLN se fundaron el 6 de agosto de 1969 en el norte del país: (Monterrey, Nuevo León) y, a decir del general Mario Arturo Acosta Chaparro, en su informe Movimientos subversivos en México, “tenían establecidas sus zonas de operaciones en los estados de Veracruz, Puebla, Tabasco, Nuevo León y Chiapas”.
En febrero de 1974 se suscitaría en San Miguel Nepantla, Estado de México, un enfrentamiento entre un comando del Ejército federal, al frente del cual estaba el entonces teniente coronel Acosta Chaparro, e integrantes de las FLN. Algunos de estos perderían la vida a raíz del combate, como Carmen Ponce y Dení Prieto,[3] y otros serían arrestados para ser después torturados, como le sucedió a María Gloria Benavides. [5]
Dado lo certero del golpe, las FLN se replegaron a una clandestinidad todavía más cerrada, y no sería sino hasta principios de la década de los ochenta cuando algunos de sus militantes decidirían la fundación de lo que ahora conocemos como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Según documentos zapatistas, la historia del EZLN tuvo siete etapas. La primera fue la de selección de los insurgentes (cinco hombres y una mujer) que formarían la primera célula político-militar de la organización. La segunda sería la de la fundación propiamente dicha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, tras la instalación del primer campamento zapatista en Chiapas, al que llamarían “La Pesadilla”. La tercera etapa fue de preparación y estudio de estrategia y táctica militar, a partir de manuales de los ejércitos estadounidense y mexicano; de instalación de nuevos campamentos como “El Fogón”, “Reclutas”, “Baby Doc”, “De la Juventud” y hasta uno llamado “Margaret Thatcher”.[4]
En la cuarta etapa, más o menos hacia 1985, el grupo insurgente hizo los primeros contactos con los pueblos de la zona. A la quinta etapa el mismo EZLN la llama “de crecimiento explosivo”, porque su área de influencia abarcó no sólo la Selva Lacandona, sino también las zonas de Los Altos y el norte de Chiapas. La sexta etapa enmarcó una votación a lo interno de la organización, respecto a ir o no a la guerra contra el gobierno mexicano y, luego del “sí” mayoritario, los preparativos para el levantamiento (los zapatistas sitúan cronológicamente en esta etapa un enfrentamiento en mayo de 1993 con elementos del Ejército federal, al que llamaron “Batalla de la Corralchén”).
Entre la madrugada del 29 de diciembre de 1993 y la tarde del 31 se sucedería la séptima etapa, el objetivo: atacar simultáneamente cuatro cabeceras municipales y otras tres más “al paso”, reducir a las tropas policiacas y militares en esas plazas y asaltar dos grandes cuarteles del Ejército federal.
La irrupción del EZLN en el escenario político se da en diciembre de 1993, durante la víspera del año nuevo, con la toma de las cabeceras municipales de San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas y Ocosingo; y, “de paso”, las de Oxchuc, Huixtán y Chanal. Ése mismo día, dirigiendo el avance sobre Las Margaritas, municipio que albergaría al que sería llamado el primer Aguascalientes zapatista, caería muerto el Subcomandante Insurgente Pedro, jefe del estado mayor del EZLN.
Aunque ya existían diversos informes que daban cuenta de la presencia zapatista en la región conocida como los Altos de Chiapas, el acto tomaría desprevenido al Gobierno federal, el cual se preparaba para la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y, precisamente, México.
Comment