Aguila:
Te dejo el siguiente manifiesto que me mandó un amigo ya que la desean publicar. Te la publico porque toca una propuesta, que tú llevas años respaldando, por ello te la dejo en éste lugar.
Saludos
L@ur@
[I]ESTE MANIFIESTO SE PUBLICARÁ COMO DESPLEGADO EL MIERCOLES PRÓXIMO Y DESEAMOS ENCABEZAR LAS FIRMAS CON PERSONAJES QUE COMO USTEDES TIENEN COMO FUNDAMENTO DE SU TRABAJO LA DIVULGACIÓN DE LAS IDEAS. PÁRA PARTICIPAR EN UN SISTEMA AUTOMATIZADO DE RECOLECCIÓN DE ADHESIONES POR FAVOR INGRESEN A ESTE ENLACE
http://www.psd.org.mx/legalizacion.html
Manifiesto Por La Legalización De La Marihuana
Por todas partes se extiende la lógica violenta que impone el mercado del
narcotráfico. Las inmensas ganancias que producen la venta de drogas, son
capaces de reciclar para siempre un sistema en donde impera la corrupción, la
impunidad y la muerte. No alcanzarán las balas, ni serán suficientes todas las
víctimas para desactivar ese sistema.
El Estado empeña recursos, armas y hombres para enfrentar este flagelo; logra decomisos de miles de armas y toneladas de droga; captura aquí y allá a cientos de bandidos; reestructura y recompone sin cesar a sus cuerpos policíacos. No se ignora que se libra una lucha descomunal para enfrentar a un enemigo muy poderoso. Pero se sabe que el desafío siempre es mayor e interminable.
Y sin embargo, por momentos se ha llegado al extremo en el que no se distinguen los combatientes; en el que los derechos humanos han dejado de valer bajo el pretexto del combate mismo. Las bajas civiles de esta lucha se incrementan y aumenta el temor ciudadano. Lo peor es que, pese a todo, se ha fracasado en el objetivo de erradicar el tráfico y el consumo de las drogas.
Desde la lógica de la “guerra” es imposible entender a cabalidad la naturaleza del fenómeno de las drogas en el mundo, con lo cual se limita enormemente la
capacidad para enfrentar al narcotráfico. Resulta un error privilegiar las armas de los soldados, por encima de las herramientas de la democracia. Faltan horizontes,honestidad e imaginación para encarar a la criminalidad.
Para muchos es claro que el gran negocio de las mafias del narcotráfico se nutre de la impunidad política, pero pocos atienden que es un negocio que sobre todo florece en la clandestinidad. Un campo de acción que se ha vuelto ilimitado debido a que siguen imperando las tesis prohibicionistas sobre el consumo de estupefacientes, dictadas desde los años sesenta por los gobiernos hegemónicos.
A la vuelta de los años, se ha procreado una gigantesca red mundial de mafias y criminalidad organizada, que maneja más de 400 mil millones de dólares, producto del tráfico ilegal de drogas, y que tiene un vasto poder de infiltración, capacidad corruptora e influencia política. Nada defienden más los “narcos” en el mundo que la permanencia de esta prohibición.
Una lógica restrictiva que es moral y no ética, que es judicial y no política y que criminaliza lo que debe ser atendido como un problema de salud pública. No debiera renunciarse a la inteligencia a costa de perder la libertad.
Esta prohibición ha servido para que el Estado ignore los derechos civiles de sus ciudadanos adultos, considerando que son incapaces de decidir por sí mismos, si consumen ciertas drogas o no. Ha servido también para ignorar y dejar sin ayuda a miles de personas enfermas de adicción y para tratar como delincuentes a quienes deben ser vistos como diletantes de un placer lúdico.
La ilegalidad del consumo recrea el ambiente mafioso e incrementa el consumo
mismo. Esconde el tamaño del problema que se enfrenta, no lo resuelve. Aumenta el precio de la droga y con ello la competencia que eleva la violencia hasta una espiral absurda, en la que pululan los sicarios y las víctimas, sean culpables o inocentes.
En nuestro país, una de las drogas que más se consume, y por ende, la que resulta el negocio más boyante para la mafia, es la mariguana. Del total del negocio del narcotráfico, valuado en México en 13 mil 800 millones de dólares en 2007, 8 mil de ellos corresponden a la venta de la planta del cáñamo.
Según señalan los expertos, a dosis normales, la mariguana ha demostrado no
producir mayores daños de los que producen otras drogas permitidas o “legales”, como el alcohol o el tabaco. Advierten también que no necesariamente esta droga se convierte en el “puente” hacia otras más duras, sino que esa función la cumple, sobre todo entre los más jóvenes de nuestro país, el alcohol, sustancia legal.
Poco a poco, una reflexión que se viene dando en el mundo desde por lo menos hace dos décadas, ha permitido legalizar el consumo de la mariguana en Holanda, Australia, Italia, Suiza, Alemania, Bélgica, España y Portugal, países en las que se permite la venta de la droga, o bien el consumo está despenalizado o representa faltas de carácter administrativo y no penal.
Ahora mismo en California, EU, está permitida la producción, venta y consumo de mariguana con “fines medicinales”, una autorización que se da también en otras 12 entidades de la Unión Americana
Las experiencias favorables que ha acarreado la legalización del consumo de la
mariguana, es decir, que les han permitido librarse del terror que impone la mafia que cultiva, cuida y defiende el negocio de la planta, al mismo tiempo que han atendido el problema de sus adicciones, alienta nuestra opinión de que debe intentarse la audacia de ir por otros caminos en el combate al narcotráfico, que acaso nos libren más pronto que tarde, del papel de rehenes en que ahora se nos tiene.
No se nos escapa que esta medida requiere compromisos muy serios de todos
aquellos sectores que tienen responsabilidades directas con la ciudadanía,
empezando por las autoridades. Debemos ser capaces de aprovechar los beneficios y minimizar los costos de la legalización del consumo de la mariguana.
Es claro que una legalización de este tipo requiere regulaciones legales que
permitan encuadrar el fenómeno en su exacta dimensión. En tal sentido, esas
normas deben ser producto de una deliberación democrática profunda, que debe darse sin prejuicios y lejos del temor a los espantajos con los que los grupos conservadores del país (incluido desde luego, el que agitan los narcos para cuidar su negocio), pretenden cancelar tempranamente un debate necesario y vital para la salud y la seguridad social.
A esa reflexión y a esa deliberación llama este Manifiesto por la Legalización del Consumo de la Mariguana. No dejaremos que el miedo nos arrincone mental y físicamente y nos derrote por más tiempo.
En general, los firmantes de este Manifiesto no estamos a favor ni en contra sobre el uso de la cannabis, tampoco hacemos apología alguna sobre su consumo, conformamos, en cambio, un grupo amplio y plural que se manifiesta a favor de la legalización del consumo de la mariguana, impulsados por la fuerza de tres razonamientos: que esta legalización reducirá de manera contundente el poder del narcotráfico; que permitirá atender a cabalidad el problema de las adicciones en nuestro país y, por último, que devolverá una parte de los derechos civiles escamoteada a los ciudadanos adultos.
Te dejo el siguiente manifiesto que me mandó un amigo ya que la desean publicar. Te la publico porque toca una propuesta, que tú llevas años respaldando, por ello te la dejo en éste lugar.
Saludos
L@ur@
[I]ESTE MANIFIESTO SE PUBLICARÁ COMO DESPLEGADO EL MIERCOLES PRÓXIMO Y DESEAMOS ENCABEZAR LAS FIRMAS CON PERSONAJES QUE COMO USTEDES TIENEN COMO FUNDAMENTO DE SU TRABAJO LA DIVULGACIÓN DE LAS IDEAS. PÁRA PARTICIPAR EN UN SISTEMA AUTOMATIZADO DE RECOLECCIÓN DE ADHESIONES POR FAVOR INGRESEN A ESTE ENLACE
http://www.psd.org.mx/legalizacion.html
Manifiesto Por La Legalización De La Marihuana
Por todas partes se extiende la lógica violenta que impone el mercado del
narcotráfico. Las inmensas ganancias que producen la venta de drogas, son
capaces de reciclar para siempre un sistema en donde impera la corrupción, la
impunidad y la muerte. No alcanzarán las balas, ni serán suficientes todas las
víctimas para desactivar ese sistema.
El Estado empeña recursos, armas y hombres para enfrentar este flagelo; logra decomisos de miles de armas y toneladas de droga; captura aquí y allá a cientos de bandidos; reestructura y recompone sin cesar a sus cuerpos policíacos. No se ignora que se libra una lucha descomunal para enfrentar a un enemigo muy poderoso. Pero se sabe que el desafío siempre es mayor e interminable.
Y sin embargo, por momentos se ha llegado al extremo en el que no se distinguen los combatientes; en el que los derechos humanos han dejado de valer bajo el pretexto del combate mismo. Las bajas civiles de esta lucha se incrementan y aumenta el temor ciudadano. Lo peor es que, pese a todo, se ha fracasado en el objetivo de erradicar el tráfico y el consumo de las drogas.
Desde la lógica de la “guerra” es imposible entender a cabalidad la naturaleza del fenómeno de las drogas en el mundo, con lo cual se limita enormemente la
capacidad para enfrentar al narcotráfico. Resulta un error privilegiar las armas de los soldados, por encima de las herramientas de la democracia. Faltan horizontes,honestidad e imaginación para encarar a la criminalidad.
Para muchos es claro que el gran negocio de las mafias del narcotráfico se nutre de la impunidad política, pero pocos atienden que es un negocio que sobre todo florece en la clandestinidad. Un campo de acción que se ha vuelto ilimitado debido a que siguen imperando las tesis prohibicionistas sobre el consumo de estupefacientes, dictadas desde los años sesenta por los gobiernos hegemónicos.
A la vuelta de los años, se ha procreado una gigantesca red mundial de mafias y criminalidad organizada, que maneja más de 400 mil millones de dólares, producto del tráfico ilegal de drogas, y que tiene un vasto poder de infiltración, capacidad corruptora e influencia política. Nada defienden más los “narcos” en el mundo que la permanencia de esta prohibición.
Una lógica restrictiva que es moral y no ética, que es judicial y no política y que criminaliza lo que debe ser atendido como un problema de salud pública. No debiera renunciarse a la inteligencia a costa de perder la libertad.
Esta prohibición ha servido para que el Estado ignore los derechos civiles de sus ciudadanos adultos, considerando que son incapaces de decidir por sí mismos, si consumen ciertas drogas o no. Ha servido también para ignorar y dejar sin ayuda a miles de personas enfermas de adicción y para tratar como delincuentes a quienes deben ser vistos como diletantes de un placer lúdico.
La ilegalidad del consumo recrea el ambiente mafioso e incrementa el consumo
mismo. Esconde el tamaño del problema que se enfrenta, no lo resuelve. Aumenta el precio de la droga y con ello la competencia que eleva la violencia hasta una espiral absurda, en la que pululan los sicarios y las víctimas, sean culpables o inocentes.
En nuestro país, una de las drogas que más se consume, y por ende, la que resulta el negocio más boyante para la mafia, es la mariguana. Del total del negocio del narcotráfico, valuado en México en 13 mil 800 millones de dólares en 2007, 8 mil de ellos corresponden a la venta de la planta del cáñamo.
Según señalan los expertos, a dosis normales, la mariguana ha demostrado no
producir mayores daños de los que producen otras drogas permitidas o “legales”, como el alcohol o el tabaco. Advierten también que no necesariamente esta droga se convierte en el “puente” hacia otras más duras, sino que esa función la cumple, sobre todo entre los más jóvenes de nuestro país, el alcohol, sustancia legal.
Poco a poco, una reflexión que se viene dando en el mundo desde por lo menos hace dos décadas, ha permitido legalizar el consumo de la mariguana en Holanda, Australia, Italia, Suiza, Alemania, Bélgica, España y Portugal, países en las que se permite la venta de la droga, o bien el consumo está despenalizado o representa faltas de carácter administrativo y no penal.
Ahora mismo en California, EU, está permitida la producción, venta y consumo de mariguana con “fines medicinales”, una autorización que se da también en otras 12 entidades de la Unión Americana
Las experiencias favorables que ha acarreado la legalización del consumo de la
mariguana, es decir, que les han permitido librarse del terror que impone la mafia que cultiva, cuida y defiende el negocio de la planta, al mismo tiempo que han atendido el problema de sus adicciones, alienta nuestra opinión de que debe intentarse la audacia de ir por otros caminos en el combate al narcotráfico, que acaso nos libren más pronto que tarde, del papel de rehenes en que ahora se nos tiene.
No se nos escapa que esta medida requiere compromisos muy serios de todos
aquellos sectores que tienen responsabilidades directas con la ciudadanía,
empezando por las autoridades. Debemos ser capaces de aprovechar los beneficios y minimizar los costos de la legalización del consumo de la mariguana.
Es claro que una legalización de este tipo requiere regulaciones legales que
permitan encuadrar el fenómeno en su exacta dimensión. En tal sentido, esas
normas deben ser producto de una deliberación democrática profunda, que debe darse sin prejuicios y lejos del temor a los espantajos con los que los grupos conservadores del país (incluido desde luego, el que agitan los narcos para cuidar su negocio), pretenden cancelar tempranamente un debate necesario y vital para la salud y la seguridad social.
A esa reflexión y a esa deliberación llama este Manifiesto por la Legalización del Consumo de la Mariguana. No dejaremos que el miedo nos arrincone mental y físicamente y nos derrote por más tiempo.
En general, los firmantes de este Manifiesto no estamos a favor ni en contra sobre el uso de la cannabis, tampoco hacemos apología alguna sobre su consumo, conformamos, en cambio, un grupo amplio y plural que se manifiesta a favor de la legalización del consumo de la mariguana, impulsados por la fuerza de tres razonamientos: que esta legalización reducirá de manera contundente el poder del narcotráfico; que permitirá atender a cabalidad el problema de las adicciones en nuestro país y, por último, que devolverá una parte de los derechos civiles escamoteada a los ciudadanos adultos.
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