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Shoot´em all
Fue en 1999 cuando el joven afroamericano Amadou Diallo regresaba a su hogar después de asistir a la escuela nocturna de un barrio obrero de Nueva York y fue requerido por una patrulla policial para que se identificara. Amadou fue a echar mano a su cartera para sacar los documentos y recibió 41 disparos, lo cual dice mucho a favor de la puntería de los agentes y mucho en contra sobre el temple de sus nervios.
Y es que hacer un movimiento brusco cuando te apuntan con una o varias armas puede resultar peligroso.
El incidente quizás hubiera quedado sin difundir de no ser porque Bruce Springteen lo recogió en su famosa canción "American Skin (41 shoots) lo cual le valió los calificativos de "montaña de basura" y "mariconazo" en la prensa de su país.
El año pasado, la pequeña Imán Al-hamás se extravió en la niebla camino de su escuela en la localidad palestina de Rafah. Se acercó a un puesto militar cercano para preguntar el camino correcto y un centenar de disparos fue la respuesta que obtuvo (de los cuales sólo 20 impactaron en su cuerpo, lo cual dice bien poco a favor de la punteria de los militares isaelíes, si bien hay que tener en cuenta que el cuerpo de una niña de 13 años es un blanco pequeño y que la niebla debía obstaculizar el tiro). Posteriormente un oficial israelí se acercó a la niña que agonizaba y le vació el cargador de su subfusil en el cuerpo. Y es que llevar material escolar a la espalda (que fue lo que resultó contener la mochila, lápices de colores y cuadernos) puede resultar peligroso en algunos sitios.
"Ande yo caliente y ríase la gente" debió ser lo que pensó el joven de origen brasileño Jean Charles de Meneze cuando salió camino de su trabajo como electricista en Londres más abrigado de lo normal en pleno verano. Siempre he dicho que el miedo me parece una motivación de lo más respetable para hacer muchas cosas, entre otras el salir corriendo cuando un grupo de hombres sin identificar se lanza en tu persecución gritándote. Y así lo hizo el pobre Jean, que, después de ser tirado al suelo por esos cuatro hombres (que resultaron ser policías) recibió cinco disparos en la cabeza y a quemarropa. La policía británica tiene ordenes de disparar a la cabeza ante la menor sospecha, argumentando que un disparo al cuerpo puede hacer estallar la posible carga explosiva y que no hay que dar tiempo a los terroristas para que tiren de la anilla. Pero de haber sido un terrorista, Jean Charles hubiera tenido tiempo de tirar 240 veces de la anilla, durante los 4 minutos que duró su persecución. Parece que Scotland Yard ignora algo muy básico: si primero se dispara y después se pregunta, es francamente difícil que el preguntado conteste. Y no precisamente por maleducado.
Concluiremos afirmando que también es peligroso abrigarse más de lo normal en verano y correr por las escaleras del metro, especialmente si uno tiene aspecto de ciudadano árabe.
Tan peligroso como hacer un movimiento brusco para sacar el documento de identidad o llevar lápices de colores y cuadernos a la escuela. Nuestras calles están plagadas de peligros.
Afortunadamente, como en el cuento de Pestalozzi, los Gobiernos cuidan de que nada nos pase y para ello llenan nuestras calles de soldados o de policías debidamente armados, interceptan nuestros correos electrónicos y escanean nuestras conversaciones de telefonía movil.
Todo sea por nuestra seguridad
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la Corte Británica ha declarado que no ha lugar a encausar a ninguno de los policías implicados en el asesinato del joven brasileño; matar a inocentes en el metro ¿no es eso mismo lo que hacen los terroristas que se supone deben combatir?. También el caso de Diallo fue archivado sin cargos para sus asesinos y respecto a la pequeña Iman, el oficial israelí al mando salió reluciente a pesar de las declaraciones en contra de algunos de sus propios soldados.
Se abre así el ciclo de la impunidad con la llave del miedo de las gentes que están dispuestas a sacrificar su seguridad en pro de su seguridad.
Fue en 1999 cuando el joven afroamericano Amadou Diallo regresaba a su hogar después de asistir a la escuela nocturna de un barrio obrero de Nueva York y fue requerido por una patrulla policial para que se identificara. Amadou fue a echar mano a su cartera para sacar los documentos y recibió 41 disparos, lo cual dice mucho a favor de la puntería de los agentes y mucho en contra sobre el temple de sus nervios.
Y es que hacer un movimiento brusco cuando te apuntan con una o varias armas puede resultar peligroso.
El incidente quizás hubiera quedado sin difundir de no ser porque Bruce Springteen lo recogió en su famosa canción "American Skin (41 shoots) lo cual le valió los calificativos de "montaña de basura" y "mariconazo" en la prensa de su país.
El año pasado, la pequeña Imán Al-hamás se extravió en la niebla camino de su escuela en la localidad palestina de Rafah. Se acercó a un puesto militar cercano para preguntar el camino correcto y un centenar de disparos fue la respuesta que obtuvo (de los cuales sólo 20 impactaron en su cuerpo, lo cual dice bien poco a favor de la punteria de los militares isaelíes, si bien hay que tener en cuenta que el cuerpo de una niña de 13 años es un blanco pequeño y que la niebla debía obstaculizar el tiro). Posteriormente un oficial israelí se acercó a la niña que agonizaba y le vació el cargador de su subfusil en el cuerpo. Y es que llevar material escolar a la espalda (que fue lo que resultó contener la mochila, lápices de colores y cuadernos) puede resultar peligroso en algunos sitios.
"Ande yo caliente y ríase la gente" debió ser lo que pensó el joven de origen brasileño Jean Charles de Meneze cuando salió camino de su trabajo como electricista en Londres más abrigado de lo normal en pleno verano. Siempre he dicho que el miedo me parece una motivación de lo más respetable para hacer muchas cosas, entre otras el salir corriendo cuando un grupo de hombres sin identificar se lanza en tu persecución gritándote. Y así lo hizo el pobre Jean, que, después de ser tirado al suelo por esos cuatro hombres (que resultaron ser policías) recibió cinco disparos en la cabeza y a quemarropa. La policía británica tiene ordenes de disparar a la cabeza ante la menor sospecha, argumentando que un disparo al cuerpo puede hacer estallar la posible carga explosiva y que no hay que dar tiempo a los terroristas para que tiren de la anilla. Pero de haber sido un terrorista, Jean Charles hubiera tenido tiempo de tirar 240 veces de la anilla, durante los 4 minutos que duró su persecución. Parece que Scotland Yard ignora algo muy básico: si primero se dispara y después se pregunta, es francamente difícil que el preguntado conteste. Y no precisamente por maleducado.
Concluiremos afirmando que también es peligroso abrigarse más de lo normal en verano y correr por las escaleras del metro, especialmente si uno tiene aspecto de ciudadano árabe.
Tan peligroso como hacer un movimiento brusco para sacar el documento de identidad o llevar lápices de colores y cuadernos a la escuela. Nuestras calles están plagadas de peligros.
Afortunadamente, como en el cuento de Pestalozzi, los Gobiernos cuidan de que nada nos pase y para ello llenan nuestras calles de soldados o de policías debidamente armados, interceptan nuestros correos electrónicos y escanean nuestras conversaciones de telefonía movil.
Todo sea por nuestra seguridad
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la Corte Británica ha declarado que no ha lugar a encausar a ninguno de los policías implicados en el asesinato del joven brasileño; matar a inocentes en el metro ¿no es eso mismo lo que hacen los terroristas que se supone deben combatir?. También el caso de Diallo fue archivado sin cargos para sus asesinos y respecto a la pequeña Iman, el oficial israelí al mando salió reluciente a pesar de las declaraciones en contra de algunos de sus propios soldados.
Se abre así el ciclo de la impunidad con la llave del miedo de las gentes que están dispuestas a sacrificar su seguridad en pro de su seguridad.
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