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se puede gobernar contra todo el pueblo por algún tiempo

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  • se puede gobernar contra todo el pueblo por algún tiempo

    Se camuflan como los pulpos

    Francisco Velasco Zapata

    jueves, 26 de febrero de 2009



    “Para un escritor es un privilegio haber presenciado el final de tres estados: la república de Weimar, el estado fascista y la República Democrática Alemana. Creo que no viviré lo suficiente como para presenciar el final de la República Federal”, Heiner Müller (1992).

    Algo que está en documentado por la historia –y no podemos dejar de expresar en este espacio– es que desde principios de los 70 –siglo XX–, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional siguieron una política que favoreció inclemente y sistemáticamente a la ortodoxia de libre mercado, de la empresa privada y del comercio libre mundial, lo cual, como se puede usted imaginar, convenía a la economía de Estados Unidos de fines del siglo XX, como también había convenido a la economía británica de mediados del mismo siglo.

    Pero esto no convino necesariamente al mundo en general, no ha favorecido a México. Por eso es que se requiere de una nueva orientación en la economía mundial que permita a los Estados-Nación atender todos aquellos aspectos de la vida en donde la iniciativa privada sólo acude si tiene garantizadas ganancias o puede deducir impuestos.

    Efectivamente, el Estado tiene que retomar su potencialidad para generar empleos, para garantizar la salud, la vivienda, la educación y, sobre todo, la seguridad pública, además de muchos aspectos adicionales que, no siendo estratégicos, son necesarios para que un país crezca y se desarrolle.

    Obviamente, en un mundo globalizado quienes menos problemas tienen para la toma de decisiones son las corporaciones privadas, aquellos que pueden evitar los problemas de la política democrática. No obstante, es claro que la democracia ha complicado la toma de decisiones del gobierno.

    Pero un gobierno “democrático” no puede prescindir de la opinión pública, pulsada mediante encuestas. La mayoría de las veces es magnificada por los medios de comunicación, independientemente de que la opinión pública, en muchas de las decisiones trascendentes, no sirve de guía porque el pueblo no puede ayudar a la toma de la mejor decisión si no tiene una idea clara de lo que se debe hacer, pero sobre todo, porque carece de la formación suficiente y adecuada para ello.

    De ahí el valor esencial de los líderes de la historia. El valor de aquellos que supieron hacer por su país y su propia persona, lo mejor en los tiempos más difíciles. Es ahí, en la dificultad y en los apuros nacionales, donde se ve si los encargados del gobierno pueden o no con el paquete de conducir a un país y a su pueblo hacia un mejor destino que el de la fatalidad.

    Como afirmó Eric Hobsbawm: “El siglo XX mostró que se puede gobernar contra todo el pueblo por algún tiempo, y contra una parte del pueblo todo el tiempo, pero no contra todo el pueblo todo el tiempo” (Cfr. Historia del Siglo XX, p. 574).

    Y es que un gobierno que basa todo en encuestas o consultas populares no puede ejercer un gobierno necesariamente eficaz, mucho menos eficiente, y para nada innovador, creativo y que convenza. Recordemos que es más probable que las decisiones impopulares se impongan con mayor facilidad a los grupos de poder que a las masas.

    Es bastante más fácil imponer normas obligatorias que reduzcan el pago de intereses financieros a los emisores de tarjetas de crédito, que persuadir a millones de usuarios a que controlen su gasto, como lo ha sugerido la malograda Comisión Nacional de Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros “CONDUSEF”.

    Es más fácil que el Estado mexicano suspenda de inmediato o cancele completamente el IETU, a que los empresarios quebrados lo puedan pagar. Es más fácil reducir el ISR a esperar que las empresas en las condiciones actuales lo puedan pagar, porque lo que se requiere es impulsar la economía, no frenarla al gravarla en forma desproporcionada.

    El gobierno debe hacer algo para frenar la voracidad de los especuladores financieros, que en las últimas semanas se ha ido contra nuestra moneda y han provocado la salida del país de alrededor de cuatro mil millones de dólares.

    Para el analista serio no pasará desapercibido que en el siglo XXI, muchas de las decisiones políticas que se deben poner en práctica serán probablemente impopulares, entre otras, la elección de autoridades gubernamentales.

    Pero las autoridades que habrán de ser elegidas tenderán cada vez más, como los pulpos, a ocultarse tras nubes de ofuscación para confundir a sus electores. ¿Y usted, cómo la ve?



    saludos a todos
    ARMAOS LOS UNOS A LOS OTROS...
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