Retrato de un asesino en un adolescente ordinario
Mimado por sus padres, pero solitario e introvertido, el autor de la masacre de Winnenden, en Alemania, sigue siendo un misterio. Horrorizada por la locura fatal de un adolescente de 17 años, Alemania busca cómo evitar que tal drama se reproduzca. Sus leyes sobre la posesión de armas son unas de las más restrictivas en Europa. Sin embargo se clasifica en segunda posición, exactamente detrás de los Estados Unidos, en el número de ataques violentos en escuelas. Desconsolados, los padres intentan comprender cómo Tim Kretschmer, un muchacho al parecer tranquilo, cambió para convertirse en asesino de quince personas, entre ellos nueve alumnos y tres profesores de su antiguo colegio.
A primera vista, Kretschmer no tenía nada de delincuente. Un vecino, lo recuerda como un muchacho agradable y muy educado. Su instructor de tenis de mesa lo creía muy consentido. Dueño de una pequeña empresa que empleaba un centenar de personas, su padre había instalado a su familia en una bonita casa y conducía un Porsche. Según sus empleados es un bien tipo, de muy buen corazón. Y que consentía a sus dos niños.
De acuerdo a la policía, Tim Kretschmer era un adolescente introvertido, solitario y que sufría de un complejo de inferioridad patológico. Alumno promedio, se reorientó a una formación profesional después de haber superado por muy poco sus exámenes del último año. Absorbido por su trabajo, su padre había dejado que se estableciera poco a poco una distancia entre él y su hijo. Cuando Tim se mostró dispuesto a compartir su pasión por las armas de fuego, hizo todo para alentarlo. Lo llevó a su club de tiro, le instaló dianas en el sótano de su casa y le ofreció una treintena de armas de aire comprimido, que el muchacho había colgado en su habitación. La entrada en el mundo adulto había causado un desequilibrio en Tim. Examinado en cinco ocasiones en una clínica psiquiátrica, se había negado a seguir la terapia recomendada por los psiquiatras. Sin embargo, sus padres distaban mucho de imaginarlo capaz de tal salvajada.
Contrariamente a algunos de sus compañeros del colegio Albertville, citados por el popular diario Bild. Los demás lo llamaban "súper bebé" porque seguía acosándolos para jugar paintball en el bosque, después de que habían pasado a otra cosa. Siempre sentado en el fondo de la clase, rechazado por las muchachas, lo apodaban también el "loser". Mostraba sin cesar a los alumnos sus pistolas de aire comprimido. "Eres un asesino potencial", le había dicho una joven muchacha impacientada por su obsesión con las armas. Ella estaba intranquila porque presumía de tener el código de los dos armarios que contenían las 14 armas y los 4.500 cartuchos de su padre. Uno de sus escasos amigos recuerda su jubilo mostrándole el Beretta de su padre escondido en la mesilla de noche, el arma del crimen.
La policía dice haber encontrado algunas películas de terror en sus DVD, así como vídeos pornográficos en su computadora, juzgados "normales" para un adolescente. En cambio, los investigadores destacan el papel de los vídeojuegos violentos Counterstrike y EgoShooter, ante los cuales Kretschmer pasaba horas para evadir su soledad. A partir de ahora los políticos están a favor de prohibirlos.
ESTE ERA TIM KRETSCHMER.
TEXTO ORIGINAL DE LE FIGARO.
Mimado por sus padres, pero solitario e introvertido, el autor de la masacre de Winnenden, en Alemania, sigue siendo un misterio. Horrorizada por la locura fatal de un adolescente de 17 años, Alemania busca cómo evitar que tal drama se reproduzca. Sus leyes sobre la posesión de armas son unas de las más restrictivas en Europa. Sin embargo se clasifica en segunda posición, exactamente detrás de los Estados Unidos, en el número de ataques violentos en escuelas. Desconsolados, los padres intentan comprender cómo Tim Kretschmer, un muchacho al parecer tranquilo, cambió para convertirse en asesino de quince personas, entre ellos nueve alumnos y tres profesores de su antiguo colegio.
A primera vista, Kretschmer no tenía nada de delincuente. Un vecino, lo recuerda como un muchacho agradable y muy educado. Su instructor de tenis de mesa lo creía muy consentido. Dueño de una pequeña empresa que empleaba un centenar de personas, su padre había instalado a su familia en una bonita casa y conducía un Porsche. Según sus empleados es un bien tipo, de muy buen corazón. Y que consentía a sus dos niños.
De acuerdo a la policía, Tim Kretschmer era un adolescente introvertido, solitario y que sufría de un complejo de inferioridad patológico. Alumno promedio, se reorientó a una formación profesional después de haber superado por muy poco sus exámenes del último año. Absorbido por su trabajo, su padre había dejado que se estableciera poco a poco una distancia entre él y su hijo. Cuando Tim se mostró dispuesto a compartir su pasión por las armas de fuego, hizo todo para alentarlo. Lo llevó a su club de tiro, le instaló dianas en el sótano de su casa y le ofreció una treintena de armas de aire comprimido, que el muchacho había colgado en su habitación. La entrada en el mundo adulto había causado un desequilibrio en Tim. Examinado en cinco ocasiones en una clínica psiquiátrica, se había negado a seguir la terapia recomendada por los psiquiatras. Sin embargo, sus padres distaban mucho de imaginarlo capaz de tal salvajada.
Contrariamente a algunos de sus compañeros del colegio Albertville, citados por el popular diario Bild. Los demás lo llamaban "súper bebé" porque seguía acosándolos para jugar paintball en el bosque, después de que habían pasado a otra cosa. Siempre sentado en el fondo de la clase, rechazado por las muchachas, lo apodaban también el "loser". Mostraba sin cesar a los alumnos sus pistolas de aire comprimido. "Eres un asesino potencial", le había dicho una joven muchacha impacientada por su obsesión con las armas. Ella estaba intranquila porque presumía de tener el código de los dos armarios que contenían las 14 armas y los 4.500 cartuchos de su padre. Uno de sus escasos amigos recuerda su jubilo mostrándole el Beretta de su padre escondido en la mesilla de noche, el arma del crimen.
La policía dice haber encontrado algunas películas de terror en sus DVD, así como vídeos pornográficos en su computadora, juzgados "normales" para un adolescente. En cambio, los investigadores destacan el papel de los vídeojuegos violentos Counterstrike y EgoShooter, ante los cuales Kretschmer pasaba horas para evadir su soledad. A partir de ahora los políticos están a favor de prohibirlos.
ESTE ERA TIM KRETSCHMER.
TEXTO ORIGINAL DE LE FIGARO.
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