Re: Marcelo y sus sobras...perdon, Obras
Totalmente de acuerdo contigo, ojala y desaparezcan del D.F. esta bola de inutiles y tranzas.
Y sigue la mata dando:
LIC. MARCELO EBRARD CASAUBON, JEFE DE GOBIERNO CAPITALINO:
+Disculpe las molestias...
Hoy hace una semana que mi compañero y amigo el periodista Enrique Lazcano se quedó apresado arriba de su coche por el tapón vehicular que lo dejó paralizado en el carril central del Periférico sur, de manera que nada pudo hacer para defenderse de dos rateros lo asaltaron.
Los gañanes llegaron con toda tranquilidad hasta donde el coche de Enrique se encontraba varado y con toda tranquilidad lo atacaron a leperadas y amenazas, blandiendo pistolas uno a cada lado del vehículo. El que lo agredía verbalmente de manera directa fuera de la ventanilla izquierda le dio un golpe con el arma que, por fortuna, no pasó a mayores, de manera que cuando el patán soltó la exigencia de que le entregara reloj, lentes, cartera, etcétera, mi colega obedeció simplemente, como cualquiera con tres dedos de frente prefiere hacer para salvar la integridad corporal.
Y cuando el sujeto tuvo en sus manos las pertenencias de Enrique, dio la vuelta al coche, se reunió con su compinche y con toda tranquilidad se alejaron.
¿Se alejaron...?
Bueno, el humor de Lazcano estaba en el peor momento para ocuparse del rumbo que siguieron sus asaltantes, pero si tenían ahí a varias decenas de automovilistas varados, todos ellos con sus relojes en las muñecas, sus carteras en un bolsillo y quién sabe cuántos objetos de valor más, ¿cree usted que se conformaron con una sola víctima?
Le hablo, jefe Ebrard, de un solo tapón de vehículos en un solo punto de la ciudad a una sola hora, todo ello provocado, naturalmente, por las obras que a diestra y siniestra sigue usted teniendo abiertas y marchando lentísimas por todas partes. Imposible saber en cuántos otros lugares, a esa misma hora y en circunstancias similares, otros rateros estaban desvalijando a otros automovilistas. Y cuántos más a otras horas de ese mismo miércoles. Y muchos, muchos más a lo largo de toda la semana y así sucesivamente, más el tiempo que ha transcurrido en el curso de este año y mucho más por lo que falta de construir, de remozar, de remodelar.
O sea, jefe Ebrard, que me resulta muy difícil imaginar al periodista Enrique Lazcano como la única víctima de unos asaltantes casuales, a todo lo largo y ancho de la mancha urbana capitalina. Quién sabe qué digan las estadísticas que le manejan sobre la incidencia delictiva sobre esa especie de queso a la intemperie que descubre un ejército de hormigas y se dan a la tarea de llevárselo en minitrocitos a su hormiguero. Como anda la cosa con la crisis, y teniendo tan cerca y tan inermes esos amontonamientos vehiculares cargados de gente con cosas dignas de ser robadas, pues, ¡qué caray…! Ya encarrerado el ratón…
Yo sé que a usted le han llegado las denuncias más increíbles sobre todos los daños que su constructiva ambición electoral está provocando a sus fellows ciudadanos de la capital bajo su gobierno, y que debe mantenerse incólume en la decisión tomada de darle a la ciudad, de golpe, todas las obras que sus antecesores y correligionarios que le antecedieron en el cargo no hicieron. Hay que aguantar. Que no lo convenzan. Que no le lleguen a la emoción ni a la conciencia porque no debe ceder, ¿verdad? Va la jornada electoral de julio en su programa de obras. Lo mejor será considerar a los ciudadanos capitalinos como las hormigas del queso. Si pierden tiempo, ni modo; si sobrecontaminan el ambiente con los motores de sus vehículos operando sin parar; si los asaltan y solamente los roban, aunque a muchos los matan, ni modo, la guerra electoral cobra bajas. Así es la guerra…
Pero sí le digo, jefe Ebrard, que en esos amontonamientos vehiculares, o después de que la gente es asaltada, o pierde el trabajo por llegar tarde, o todo lo demás que nos ocurre cuando estamos ahí a disposición de las compañías constructoras y de la inenarrable desorganización de sus responsables de las obras, ese furor contenido a fuerzas en muchos se ha ido convirtiendo en una obsesión vestida de decisión de no votar por ustedes. Si la gente no puede vengarse de otra manera por los perjuicios que usted le provoca bajo el supuesto de que a la larga le beneficiará, pues tendrá que absorber los costos.
Y A PROPÓSITO…
… de obras viales en el Distrito Federal, lo peor que puede suceder cuando se inicia una es no saber qué hay abajo, arriba o adentro de donde se va a escarbar… Algunos constructores me han comentado sobre el grave problema de la ausencia casi total de mapas sobre toda clase de ductos que hay bajo el pavimento de calles, avenidas y vías rápidas, de manera que sin quererlo y menos desearlo las máquinas los rompen, provocan problemas de agua, drenaje, electricidad a la zona o se topan con otra clase de estructuras que detienen los trabajos, elevan los costos de construcción, provocan el malestar de la ciudadanía y la autoridad… ¡Pos ya ni modo...!
lmendivil@delfos.com
m760531@hotmail.com
Originalmente publicado por Mariloli
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Y sigue la mata dando:
LIC. MARCELO EBRARD CASAUBON, JEFE DE GOBIERNO CAPITALINO:
+Disculpe las molestias...
Hoy hace una semana que mi compañero y amigo el periodista Enrique Lazcano se quedó apresado arriba de su coche por el tapón vehicular que lo dejó paralizado en el carril central del Periférico sur, de manera que nada pudo hacer para defenderse de dos rateros lo asaltaron.
Los gañanes llegaron con toda tranquilidad hasta donde el coche de Enrique se encontraba varado y con toda tranquilidad lo atacaron a leperadas y amenazas, blandiendo pistolas uno a cada lado del vehículo. El que lo agredía verbalmente de manera directa fuera de la ventanilla izquierda le dio un golpe con el arma que, por fortuna, no pasó a mayores, de manera que cuando el patán soltó la exigencia de que le entregara reloj, lentes, cartera, etcétera, mi colega obedeció simplemente, como cualquiera con tres dedos de frente prefiere hacer para salvar la integridad corporal.
Y cuando el sujeto tuvo en sus manos las pertenencias de Enrique, dio la vuelta al coche, se reunió con su compinche y con toda tranquilidad se alejaron.
¿Se alejaron...?
Bueno, el humor de Lazcano estaba en el peor momento para ocuparse del rumbo que siguieron sus asaltantes, pero si tenían ahí a varias decenas de automovilistas varados, todos ellos con sus relojes en las muñecas, sus carteras en un bolsillo y quién sabe cuántos objetos de valor más, ¿cree usted que se conformaron con una sola víctima?
Le hablo, jefe Ebrard, de un solo tapón de vehículos en un solo punto de la ciudad a una sola hora, todo ello provocado, naturalmente, por las obras que a diestra y siniestra sigue usted teniendo abiertas y marchando lentísimas por todas partes. Imposible saber en cuántos otros lugares, a esa misma hora y en circunstancias similares, otros rateros estaban desvalijando a otros automovilistas. Y cuántos más a otras horas de ese mismo miércoles. Y muchos, muchos más a lo largo de toda la semana y así sucesivamente, más el tiempo que ha transcurrido en el curso de este año y mucho más por lo que falta de construir, de remozar, de remodelar.
O sea, jefe Ebrard, que me resulta muy difícil imaginar al periodista Enrique Lazcano como la única víctima de unos asaltantes casuales, a todo lo largo y ancho de la mancha urbana capitalina. Quién sabe qué digan las estadísticas que le manejan sobre la incidencia delictiva sobre esa especie de queso a la intemperie que descubre un ejército de hormigas y se dan a la tarea de llevárselo en minitrocitos a su hormiguero. Como anda la cosa con la crisis, y teniendo tan cerca y tan inermes esos amontonamientos vehiculares cargados de gente con cosas dignas de ser robadas, pues, ¡qué caray…! Ya encarrerado el ratón…
Yo sé que a usted le han llegado las denuncias más increíbles sobre todos los daños que su constructiva ambición electoral está provocando a sus fellows ciudadanos de la capital bajo su gobierno, y que debe mantenerse incólume en la decisión tomada de darle a la ciudad, de golpe, todas las obras que sus antecesores y correligionarios que le antecedieron en el cargo no hicieron. Hay que aguantar. Que no lo convenzan. Que no le lleguen a la emoción ni a la conciencia porque no debe ceder, ¿verdad? Va la jornada electoral de julio en su programa de obras. Lo mejor será considerar a los ciudadanos capitalinos como las hormigas del queso. Si pierden tiempo, ni modo; si sobrecontaminan el ambiente con los motores de sus vehículos operando sin parar; si los asaltan y solamente los roban, aunque a muchos los matan, ni modo, la guerra electoral cobra bajas. Así es la guerra…
Pero sí le digo, jefe Ebrard, que en esos amontonamientos vehiculares, o después de que la gente es asaltada, o pierde el trabajo por llegar tarde, o todo lo demás que nos ocurre cuando estamos ahí a disposición de las compañías constructoras y de la inenarrable desorganización de sus responsables de las obras, ese furor contenido a fuerzas en muchos se ha ido convirtiendo en una obsesión vestida de decisión de no votar por ustedes. Si la gente no puede vengarse de otra manera por los perjuicios que usted le provoca bajo el supuesto de que a la larga le beneficiará, pues tendrá que absorber los costos.
Y A PROPÓSITO…
… de obras viales en el Distrito Federal, lo peor que puede suceder cuando se inicia una es no saber qué hay abajo, arriba o adentro de donde se va a escarbar… Algunos constructores me han comentado sobre el grave problema de la ausencia casi total de mapas sobre toda clase de ductos que hay bajo el pavimento de calles, avenidas y vías rápidas, de manera que sin quererlo y menos desearlo las máquinas los rompen, provocan problemas de agua, drenaje, electricidad a la zona o se topan con otra clase de estructuras que detienen los trabajos, elevan los costos de construcción, provocan el malestar de la ciudadanía y la autoridad… ¡Pos ya ni modo...!
lmendivil@delfos.com
m760531@hotmail.com
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