Pero en lo que respecta a Germán Martinez, toda la razón.. le dió en el clavo.
Por curioso e increíble que parezca, en el PAN de Felipe Calderón y Germán Martínez analizan la posibilidad de develar una placa en honor a dos simpatizantes cuya invaluable contribución puede hacer el milagro de sumar tres nuevos gobiernos estatales al partido azul. ¿Quiénes son los afortunados? ¿Por qué serán reconocidos?
Todos conocen a Andrés Manuel López Obrador, talentoso político que en plazas, foros, micrófonos y pantallas televisivas llama a no votar por el PAN, pero que en la práctica hace todo por empujar impensables triunfos electorales a favor de Acción Nacional. ¿Y cuales son los méritos que han descubierto los azules en el tabasqueño como para entregarle tal reconocimiento?
Primero, que AMLO fracturó al PRD al extremo de sacarlo de la contienda para julio próximo, como lo demostró la segunda encuesta electoral publicada por EL UNIVERSAL —según la cual el PRI cayó de 39.9% de la intención del voto, a 30.30%, el PAN subió de 25.1% a 27.4% y el PRD se desplomó de 15.4% a 12.7%—, lo que prácticamente provocó un empate entre PRI y PAN.
Segundo, que el mismo López Obrador fracturó una débil alianza del PRI con el Partido del Trabajo en Nuevo León, entidad en donde el jefe formal de los azules, Germán Martínez, tiene su mayor salvavidas luego de una gestión cuestionable por tirios y troyanos. Es decir, que en Nuevo León el PAN se juega no sólo una victoria electoral de la mayor trascendencia, sino que está en el aire la supervivencia del presidente del partido azul, sino una alianza de Acción Nacional con los capitanes de empresa más poderosos del país; alianza con miras a 2012.
Tercero, porque cuando a dos manos —las de AMLO y Ebrard— las tribus amarillas disputaron con todas las malas artes el DF a Nueva Izquierda, sólo consiguieron romper la columna vertebral del bastión fundacional del PRD —al fracturar en tres al partido amarillo: chuchos, lopistas y marcelos, y en dos al propio grupo chucho—, y con ello abrieron la puerta para el regreso del PRI y el PAN en la capital del país.
Por increíble que se antoje, el proceso de autodestrucción en que se ha metido el PRD luego de 2006, le ha hecho buena parte de la campaña electoral para 2009 al PAN. Por eso los azules piensan develar una placa en honor de AMLO, al que en una de esas nombran “militante distinguido”. Todo, claro, gracias a los servicios invaluables a los intereses electorales del PAN. Y sí, en política nadie sabe para quién trabaja.
Pero el galardón azul también podría recaer en la lideresa del PRI, Beatriz Paredes, quien según el panismo también se ha empeñado en trabajar a favor del PAN. ¿Cuáles son los méritos de Beatriz Paredes como para que los azules la reconozcan como una de sus mayores contribuyentes? Son muchos los méritos.
Uno, que la siempre talentosa jefa del PRI, Beatriz Paredes, se comió de un solo bocado el anzuelo que lanzó Germán Martínez respecto a los presuntos vínculos del PRI con el crimen organizado y el narcotráfico. Como todos saben, el PAN estaba en la lona electoral apenas hace dos meses, y no existía posibilidad alguna de recuperar la imagen e intención del voto rumbo a julio próximo. ¿Qué hizo el PAN? Inventó el fantasma de que el PRI se negaba a legislar contra el flagelo criminal, por presuntos vínculos con las mafias.
Dos, en el PRI apareció una impensable piel delgada, que los llevó a llamarse ofendidos, a entrar al terreno de Germán Martínez a intercambiar golpes sin ton ni son con el fantasma inventado por los azules. El forcejeo hizo crecer la sospecha colectiva de presuntos vínculos del PRI con los barones de las drogas. El resultado lo vimos en la encuesta citada. El PRI perdió 10 puntos en las preferencias electorales.
Tres, y por si fuera poco, el PRI de Beatriz Paredes insistió en mantener como aspirantes a puestos de elección popular a dos militantes que, si no tienen vínculos con las mafias, parecen tenerlos. Nos referimos al ex alcalde de Ciudad Juárez y candidato a diputado federal, Héctor Murguía, y al aspirante a gobernador de Colima, Mario Anguiano. Los dos tienen amigos y parientes vinculados al narco.
Cuatro, en Sonora, una guerra civil priísta mal procesada por la dirigencia nacional tiene al PAN al borde del triunfo.
Así, el próximo 5 de julio el PAN se podría llevar los gobiernos de Nuevo León, con Fernando Elizondo; Colima, con Martha Leticia Sosa; Sonora, con Guillermo Padrés, San Luis Potosí, con Alejandro Zapata Perogordo, y Querétaro, con un candidato aún por decidir. ¿Y gracias a quien? Sí, en buena medida a AMLO y Beatriz. Al tiempo.
Saludos.
Por curioso e increíble que parezca, en el PAN de Felipe Calderón y Germán Martínez analizan la posibilidad de develar una placa en honor a dos simpatizantes cuya invaluable contribución puede hacer el milagro de sumar tres nuevos gobiernos estatales al partido azul. ¿Quiénes son los afortunados? ¿Por qué serán reconocidos?
Todos conocen a Andrés Manuel López Obrador, talentoso político que en plazas, foros, micrófonos y pantallas televisivas llama a no votar por el PAN, pero que en la práctica hace todo por empujar impensables triunfos electorales a favor de Acción Nacional. ¿Y cuales son los méritos que han descubierto los azules en el tabasqueño como para entregarle tal reconocimiento?
Primero, que AMLO fracturó al PRD al extremo de sacarlo de la contienda para julio próximo, como lo demostró la segunda encuesta electoral publicada por EL UNIVERSAL —según la cual el PRI cayó de 39.9% de la intención del voto, a 30.30%, el PAN subió de 25.1% a 27.4% y el PRD se desplomó de 15.4% a 12.7%—, lo que prácticamente provocó un empate entre PRI y PAN.
Segundo, que el mismo López Obrador fracturó una débil alianza del PRI con el Partido del Trabajo en Nuevo León, entidad en donde el jefe formal de los azules, Germán Martínez, tiene su mayor salvavidas luego de una gestión cuestionable por tirios y troyanos. Es decir, que en Nuevo León el PAN se juega no sólo una victoria electoral de la mayor trascendencia, sino que está en el aire la supervivencia del presidente del partido azul, sino una alianza de Acción Nacional con los capitanes de empresa más poderosos del país; alianza con miras a 2012.
Tercero, porque cuando a dos manos —las de AMLO y Ebrard— las tribus amarillas disputaron con todas las malas artes el DF a Nueva Izquierda, sólo consiguieron romper la columna vertebral del bastión fundacional del PRD —al fracturar en tres al partido amarillo: chuchos, lopistas y marcelos, y en dos al propio grupo chucho—, y con ello abrieron la puerta para el regreso del PRI y el PAN en la capital del país.
Por increíble que se antoje, el proceso de autodestrucción en que se ha metido el PRD luego de 2006, le ha hecho buena parte de la campaña electoral para 2009 al PAN. Por eso los azules piensan develar una placa en honor de AMLO, al que en una de esas nombran “militante distinguido”. Todo, claro, gracias a los servicios invaluables a los intereses electorales del PAN. Y sí, en política nadie sabe para quién trabaja.
Pero el galardón azul también podría recaer en la lideresa del PRI, Beatriz Paredes, quien según el panismo también se ha empeñado en trabajar a favor del PAN. ¿Cuáles son los méritos de Beatriz Paredes como para que los azules la reconozcan como una de sus mayores contribuyentes? Son muchos los méritos.
Uno, que la siempre talentosa jefa del PRI, Beatriz Paredes, se comió de un solo bocado el anzuelo que lanzó Germán Martínez respecto a los presuntos vínculos del PRI con el crimen organizado y el narcotráfico. Como todos saben, el PAN estaba en la lona electoral apenas hace dos meses, y no existía posibilidad alguna de recuperar la imagen e intención del voto rumbo a julio próximo. ¿Qué hizo el PAN? Inventó el fantasma de que el PRI se negaba a legislar contra el flagelo criminal, por presuntos vínculos con las mafias.
Dos, en el PRI apareció una impensable piel delgada, que los llevó a llamarse ofendidos, a entrar al terreno de Germán Martínez a intercambiar golpes sin ton ni son con el fantasma inventado por los azules. El forcejeo hizo crecer la sospecha colectiva de presuntos vínculos del PRI con los barones de las drogas. El resultado lo vimos en la encuesta citada. El PRI perdió 10 puntos en las preferencias electorales.
Tres, y por si fuera poco, el PRI de Beatriz Paredes insistió en mantener como aspirantes a puestos de elección popular a dos militantes que, si no tienen vínculos con las mafias, parecen tenerlos. Nos referimos al ex alcalde de Ciudad Juárez y candidato a diputado federal, Héctor Murguía, y al aspirante a gobernador de Colima, Mario Anguiano. Los dos tienen amigos y parientes vinculados al narco.
Cuatro, en Sonora, una guerra civil priísta mal procesada por la dirigencia nacional tiene al PAN al borde del triunfo.
Así, el próximo 5 de julio el PAN se podría llevar los gobiernos de Nuevo León, con Fernando Elizondo; Colima, con Martha Leticia Sosa; Sonora, con Guillermo Padrés, San Luis Potosí, con Alejandro Zapata Perogordo, y Querétaro, con un candidato aún por decidir. ¿Y gracias a quien? Sí, en buena medida a AMLO y Beatriz. Al tiempo.
Saludos.
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