Mi post tal cual lo puse en mi sitio:
¿Recuerdan mi sueño, donde voy a ver la parroquia de Francisco de Montejo, pero llego a su cementerio (que no existe) y soy atacado por unos hombres que estaban ahí? A pesar de que soy un ateo, le busco sentido a las cosas. En este caso elegí interpretar mi sueño, darle vida.
Viajé en bicicleta. Tomé la Avenida Reforma y el camino a la Hacienda Chenkú. Al llegar a la gran intersección con las dos gasolineras tomé la calle 40 hacia el norte, para llegar a Francisco de Montejo. Mi primer objetivo era documentar las tres iglesias católicas de esa zona y de ahí partir al cementerio más cercano que no había visitado antes - el de la Comisaría Zodzil Norte.
De ahí ubiqué la Parroquia Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, en la Calle 54 x 51 y 53B. Ahora es una capilla pequeña pero hay planes de ampliarla (hablaré más sobre ello cuando haga el tema sobre los proyectos en Mérida).
Una vez documentada me dirigí a la Capilla Espíritu Santo, en la 45 x 48. Ésta es todavía más improvisada. Según este blog había una tercera en la 45 x 60, pero ahí no hay más que yermo.
Poco antes de llegar, manejando sobre la 45, pasé por el Parque en Línea del Fraccionamiento y poco después, exactamente en la esquina de la Calle 45 x 56, vi un árbol que me llamó la atención. Éste estaba a mi izquierda.
A mi derecha - en el predio No. 371 del mismo cruce, con un cartel que dice "Comités de Participación Ciudadana" - había un tipo con lentes oscuros, sombra de barba y pantalones de mezclilla. Decía en su celular algo de una camioneta del PAN y se veía que era un pleitista de primera. Eso me hizo dudar, porque en seguida noté que posiblemente era de esas personas ignorantes y paranoicas que temen a los fotógrafos. Pero tomé la foto de todas formas. Yo estaba en mi derecho.
Este hombre me siguió en su moto. Ofrecí mostrarle la foto que tomé - del árbol - y me dijo que estaba muy mal que le tome fotos a las cosas. Le dije si quería algo más y cuando dijo que no, me fui.
Y este hombre me persiguió por todo el fraccionamiento, hasta llegar a Liverpool.
Crucé la 60 a pie y me detuvo un antimotín (1950) y cuatro motos. En total nueve policías. Uno de ellos - seguro un soldado, había dos con uniforme gris - simplemente me agarró de los hombros, pegó contra la pared y me revisó.
Ya saben, a esto siguió la típica rutina de estos simios. Interrogatorio engorroso, amenazas vacías y gritos. Me llevaron cerca de la casa de este sujeto (Calle 45 x 56 No. 371) y pasaron un buen rato hablando con él. Hasta le mostraron mi cámara, lo cual me molestó.
Acabó el incidente y - por error - pensé que había perdido mi celular en su revisión violatoria de mis derechos, así que fui a la central en Reforma a reclamar, pero obviamente no apareció (estaba en mi casa).
Decidí ir a la Procuraduría General de Justicia, para denunciar tanto al quejoso (por hacer una denuncia frívola en mi contra que me causó humillación, daño a mi imagen y me hizo perder el tiempo) como contra los policías por sus excesos. No voy a perder mi tiempo con las lacras de la CODHEY esta vez. Tampoco espero que la PGJ haga justicia, ya que aunque sé que Guzmán Pacheco es un hombre bueno, es parte del sistema. Saidén y Ortega son sus aliados y si ellos condonan las violaciones a los derechos humanos y las arbitrariedades de elementos que claramente no están calificados para el trabajo ¿Qué puede hacer ese pobre hombre?
Eso sí, no esperen que nosotros los jóvenes, los pobres, los "raros" estemos de su lado después de que nos tratan como basura. No esperen que lloremos o sintamos algo negativo cuando un soldado o policía muera, esperen que deseemos su fracaso, esperen que desconfiemos y hagamos que otros desconfíen, esperen que los vigilemos en todo momento, esperando que abusen de su poder para hacerlo público. Seremos una piedra en sus zapatos.
Si en esta "guerra" estos son los derechos de los ciudadanos, yo - y seguramente otros - NO los apoyaremos.
En pocas palabras: No esperes que la gente te apoye si la tratas como mierda.
¿Recuerdan mi sueño, donde voy a ver la parroquia de Francisco de Montejo, pero llego a su cementerio (que no existe) y soy atacado por unos hombres que estaban ahí? A pesar de que soy un ateo, le busco sentido a las cosas. En este caso elegí interpretar mi sueño, darle vida.
Viajé en bicicleta. Tomé la Avenida Reforma y el camino a la Hacienda Chenkú. Al llegar a la gran intersección con las dos gasolineras tomé la calle 40 hacia el norte, para llegar a Francisco de Montejo. Mi primer objetivo era documentar las tres iglesias católicas de esa zona y de ahí partir al cementerio más cercano que no había visitado antes - el de la Comisaría Zodzil Norte.
De ahí ubiqué la Parroquia Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, en la Calle 54 x 51 y 53B. Ahora es una capilla pequeña pero hay planes de ampliarla (hablaré más sobre ello cuando haga el tema sobre los proyectos en Mérida).
Una vez documentada me dirigí a la Capilla Espíritu Santo, en la 45 x 48. Ésta es todavía más improvisada. Según este blog había una tercera en la 45 x 60, pero ahí no hay más que yermo.
Poco antes de llegar, manejando sobre la 45, pasé por el Parque en Línea del Fraccionamiento y poco después, exactamente en la esquina de la Calle 45 x 56, vi un árbol que me llamó la atención. Éste estaba a mi izquierda.
A mi derecha - en el predio No. 371 del mismo cruce, con un cartel que dice "Comités de Participación Ciudadana" - había un tipo con lentes oscuros, sombra de barba y pantalones de mezclilla. Decía en su celular algo de una camioneta del PAN y se veía que era un pleitista de primera. Eso me hizo dudar, porque en seguida noté que posiblemente era de esas personas ignorantes y paranoicas que temen a los fotógrafos. Pero tomé la foto de todas formas. Yo estaba en mi derecho.
Este hombre me siguió en su moto. Ofrecí mostrarle la foto que tomé - del árbol - y me dijo que estaba muy mal que le tome fotos a las cosas. Le dije si quería algo más y cuando dijo que no, me fui.
Y este hombre me persiguió por todo el fraccionamiento, hasta llegar a Liverpool.
Crucé la 60 a pie y me detuvo un antimotín (1950) y cuatro motos. En total nueve policías. Uno de ellos - seguro un soldado, había dos con uniforme gris - simplemente me agarró de los hombros, pegó contra la pared y me revisó.
Ya saben, a esto siguió la típica rutina de estos simios. Interrogatorio engorroso, amenazas vacías y gritos. Me llevaron cerca de la casa de este sujeto (Calle 45 x 56 No. 371) y pasaron un buen rato hablando con él. Hasta le mostraron mi cámara, lo cual me molestó.
Acabó el incidente y - por error - pensé que había perdido mi celular en su revisión violatoria de mis derechos, así que fui a la central en Reforma a reclamar, pero obviamente no apareció (estaba en mi casa).
Decidí ir a la Procuraduría General de Justicia, para denunciar tanto al quejoso (por hacer una denuncia frívola en mi contra que me causó humillación, daño a mi imagen y me hizo perder el tiempo) como contra los policías por sus excesos. No voy a perder mi tiempo con las lacras de la CODHEY esta vez. Tampoco espero que la PGJ haga justicia, ya que aunque sé que Guzmán Pacheco es un hombre bueno, es parte del sistema. Saidén y Ortega son sus aliados y si ellos condonan las violaciones a los derechos humanos y las arbitrariedades de elementos que claramente no están calificados para el trabajo ¿Qué puede hacer ese pobre hombre?
Eso sí, no esperen que nosotros los jóvenes, los pobres, los "raros" estemos de su lado después de que nos tratan como basura. No esperen que lloremos o sintamos algo negativo cuando un soldado o policía muera, esperen que deseemos su fracaso, esperen que desconfiemos y hagamos que otros desconfíen, esperen que los vigilemos en todo momento, esperando que abusen de su poder para hacerlo público. Seremos una piedra en sus zapatos.
Si en esta "guerra" estos son los derechos de los ciudadanos, yo - y seguramente otros - NO los apoyaremos.
En pocas palabras: No esperes que la gente te apoye si la tratas como mierda.
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