Un día sin partidos políticos
René Avilés Fabila
24-May-2009
En tal sentido, Germán Martínez o Fernández Noroña se verían obligados a sustituir las diatribas por las tesis.
Ojalá que los partidos políticos firmaran un pacto para no intercambiar insultos. Que lograran ponerse de acuerdo y discutir sus diferencias pensando en México. Un primer acuerdo sería no más ofensas plagadas de adjetivos y calumnias, en lo sucesivo limitarse a exponer proyectos, planes y hasta algo más complicado brindar alguna argumentación teórica que les conceda legitimidad: conocer su ideología o lo que suponen es el conjunto de ideas que respalda su existencia.
He seguido campañas políticas en Europa y EU y si bien es cierto que aparecen exabruptos, los discursos, las declaraciones, entrevistas y los debates sirven para argumentar. En tal sentido, Germán Martínez o Fernández Noroña se verían obligados a sustituir las diatribas por las tesis. La pretensión es darle dignidad a las luchas políticas, las que se agudizan en momentos electorales. Los partidos grandes pasan el tiempo dándose patadas; aunque por ahora es el PRI el que menos recurre a las ofensas y descalificaciones. En realidad no sabe qué hacer, como lo probó en Metepec. En el terreno de la majadería son el PRD, el PT y Convergencia de López Obrador y el PAN de Germán Martínez los que privilegian la descalificación en lugar de polemizar fuerte, sí, pero con argumentos.
Desde hace tiempo la política mexicana se ha envilecido a extremos preocupantes. Ello tiene una reacción: la sociedad comienza a organizarse para hacer del 5 de julio un día de repudio a los partidos. El hartazgo no lo producen sólo el PAN, el PRI y el PRD, todos contribuyen a degradarla. Padecemos una fuerte tendencia al abstencionismo. Cada vez es mayor el número de personas que desprecia a los partidos y lo que representan, conocen sus defectos: incapacidad, tendencia a la corrupción y falta de compromiso. Lo que es evidente es que la democracia, el IFE y los partidos nos resultan muy costosos.
Un estudio de los diputados confirma que se espera entre 65 y 69% de abstencionismo en los siguientes comicios. Los posibles electores consideran que el proceso no es confiable. Dudan del IFE y detestan a los partidos. Se percatan de la corrupción de los segundos y del irrespeto por las directrices del primero, que prefieren el regaño o la multa, nada les ocurrirá y pueden atraer votos. Allí están AMLO y Germán Martínez despreciando sus disposiciones, para ambos es una institución decorativa.
Entre los miles de correos electrónicos que circulan cada vez con mayor fuerza, están dos tendencias que han ido depurándose: la que nos pide no votar y aquella que plantea que, como algún partido ganará, es mejor expresar un total repudio al sistema anulando la boleta. Transcribo líneas de apoyo a la segunda corriente, que en tal sentido me impresionaron, firmadas por alguien que se identifica como Adriana Matalonga Rodríguez: “Es bien sabido por todos que el sistema político mexicano es un gran negocio para los que participan en él, pero una tragedia para la ciudadanía. Como me siento agraviada e indignada por la situación que priva en nuestro país, he decidido hacer campaña para solicitarle a los ciudadanos su voto nulo este 5 de julio, con el fin de enviar un mensaje claro a la sociedad, a los partidos e instituciones electorales: Estamos cansados de un sistema político que no representa los intereses y aspiraciones de los mexicanos, de pésimos candidatos e instituciones electorales al servicio del fraude, de diputados y senadores que sólo legislan a favor de trasnacionales y monopolios mexicanos, de gobiernos que conducen a la miseria y a la destrucción de los recursos naturales, de tanto robo, cinismo, impunidad, corrupción y autoritarismo... Si logramos millones de votos nulos podremos comenzar a cambiar la situación política, pues se reconocerá la fuerza del rechazo popular al sistema. Ello abrirá perspectivas para acciones más importantes como promover plebiscitos, revocaciones de mandato, juicios políticos, refundar las instituciones electorales e impulsar candidaturas ciudadanas independientes de los partidos, personas honradas que trabajen por sus comunidades… Lo único que podemos hacer es no entregarle nuestro apoyo a ninguno de los partidos; finalmente son iguales, carecen de ideología y los políticos transitan de un partido a otro según les convenga a sus propios intereses...”
Otra opinión suscrita por Víctor M. Castillo Vargas: “¡Anula tu voto porque no hay a quién irle! Es precisa una revolución electoral, para ver si así escuchan a la gran masa ciudadana. Fuera plurinominales. Porque no son elegidos por el pueblo sino por los partidos políticos. Aceptación de candidatos independientes, porque es una manera de obtener opciones de personajes de verdad comprometidos… ¡Piénsalo! ¡Anula tu voto!”
Hasta aquí los correos. El problema es evidente: o la partidocracia cambia o pronto contará con un rechazo generalizado que a nadie le conviene, ni siquiera a los triunfadores. Es tiempo de escuchar a la sociedad civil.
René Avilés Fabila
24-May-2009
En tal sentido, Germán Martínez o Fernández Noroña se verían obligados a sustituir las diatribas por las tesis.
Ojalá que los partidos políticos firmaran un pacto para no intercambiar insultos. Que lograran ponerse de acuerdo y discutir sus diferencias pensando en México. Un primer acuerdo sería no más ofensas plagadas de adjetivos y calumnias, en lo sucesivo limitarse a exponer proyectos, planes y hasta algo más complicado brindar alguna argumentación teórica que les conceda legitimidad: conocer su ideología o lo que suponen es el conjunto de ideas que respalda su existencia.
He seguido campañas políticas en Europa y EU y si bien es cierto que aparecen exabruptos, los discursos, las declaraciones, entrevistas y los debates sirven para argumentar. En tal sentido, Germán Martínez o Fernández Noroña se verían obligados a sustituir las diatribas por las tesis. La pretensión es darle dignidad a las luchas políticas, las que se agudizan en momentos electorales. Los partidos grandes pasan el tiempo dándose patadas; aunque por ahora es el PRI el que menos recurre a las ofensas y descalificaciones. En realidad no sabe qué hacer, como lo probó en Metepec. En el terreno de la majadería son el PRD, el PT y Convergencia de López Obrador y el PAN de Germán Martínez los que privilegian la descalificación en lugar de polemizar fuerte, sí, pero con argumentos.
Desde hace tiempo la política mexicana se ha envilecido a extremos preocupantes. Ello tiene una reacción: la sociedad comienza a organizarse para hacer del 5 de julio un día de repudio a los partidos. El hartazgo no lo producen sólo el PAN, el PRI y el PRD, todos contribuyen a degradarla. Padecemos una fuerte tendencia al abstencionismo. Cada vez es mayor el número de personas que desprecia a los partidos y lo que representan, conocen sus defectos: incapacidad, tendencia a la corrupción y falta de compromiso. Lo que es evidente es que la democracia, el IFE y los partidos nos resultan muy costosos.
Un estudio de los diputados confirma que se espera entre 65 y 69% de abstencionismo en los siguientes comicios. Los posibles electores consideran que el proceso no es confiable. Dudan del IFE y detestan a los partidos. Se percatan de la corrupción de los segundos y del irrespeto por las directrices del primero, que prefieren el regaño o la multa, nada les ocurrirá y pueden atraer votos. Allí están AMLO y Germán Martínez despreciando sus disposiciones, para ambos es una institución decorativa.
Entre los miles de correos electrónicos que circulan cada vez con mayor fuerza, están dos tendencias que han ido depurándose: la que nos pide no votar y aquella que plantea que, como algún partido ganará, es mejor expresar un total repudio al sistema anulando la boleta. Transcribo líneas de apoyo a la segunda corriente, que en tal sentido me impresionaron, firmadas por alguien que se identifica como Adriana Matalonga Rodríguez: “Es bien sabido por todos que el sistema político mexicano es un gran negocio para los que participan en él, pero una tragedia para la ciudadanía. Como me siento agraviada e indignada por la situación que priva en nuestro país, he decidido hacer campaña para solicitarle a los ciudadanos su voto nulo este 5 de julio, con el fin de enviar un mensaje claro a la sociedad, a los partidos e instituciones electorales: Estamos cansados de un sistema político que no representa los intereses y aspiraciones de los mexicanos, de pésimos candidatos e instituciones electorales al servicio del fraude, de diputados y senadores que sólo legislan a favor de trasnacionales y monopolios mexicanos, de gobiernos que conducen a la miseria y a la destrucción de los recursos naturales, de tanto robo, cinismo, impunidad, corrupción y autoritarismo... Si logramos millones de votos nulos podremos comenzar a cambiar la situación política, pues se reconocerá la fuerza del rechazo popular al sistema. Ello abrirá perspectivas para acciones más importantes como promover plebiscitos, revocaciones de mandato, juicios políticos, refundar las instituciones electorales e impulsar candidaturas ciudadanas independientes de los partidos, personas honradas que trabajen por sus comunidades… Lo único que podemos hacer es no entregarle nuestro apoyo a ninguno de los partidos; finalmente son iguales, carecen de ideología y los políticos transitan de un partido a otro según les convenga a sus propios intereses...”
Otra opinión suscrita por Víctor M. Castillo Vargas: “¡Anula tu voto porque no hay a quién irle! Es precisa una revolución electoral, para ver si así escuchan a la gran masa ciudadana. Fuera plurinominales. Porque no son elegidos por el pueblo sino por los partidos políticos. Aceptación de candidatos independientes, porque es una manera de obtener opciones de personajes de verdad comprometidos… ¡Piénsalo! ¡Anula tu voto!”
Hasta aquí los correos. El problema es evidente: o la partidocracia cambia o pronto contará con un rechazo generalizado que a nadie le conviene, ni siquiera a los triunfadores. Es tiempo de escuchar a la sociedad civil.