Para variar, genial Don Carlos Monsivais en el Universal.
Asà en éste paÃs quedan para siempre erradicadas las negligencias, los cochupos, las tragedias criminales. Todo se va al "Archivo de qué mala onda".
Carlos Monsiváis
“¿De quién fue la culpa? No quiero saberloâ€
No hay ni, por lo visto, puede haber culpables en la tragedia de la guarderÃa ABC en Hermosillo, si acaso el azar y su informalidad devastadora porque la ciudad carece de responsables de lo que sea, y porque las guarderÃas son territorio del accidente. Algunos discreparán, pero la PGR, el IMSS, el GDS (Gobierno de Sonora) y otras siglas intachables ya lo han dicho. La PGR, por ejemplo, asegura: “PodrÃan configurarse delitos culposos, pero nadie irá a la cárcel por el caso de la guarderÃa. El incendio no fue intencional; si hay delito se alcanzarÃa fianzaâ€. El secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, arriesga toda su lucidez: “Deseo de corazón que no haya accidentes en estancias de Sedesolâ€. Se supone que acto seguido nombró a su corazón Comité de Vigilancia.
No hay culpables sino héroes declarativos, del equipo de salvación de la humanidad, hay funcionarios de buen corazón que acuden al lugar devastado y dan el pésame, y miran a las dos madres que dejaron entrar y les extienden su compasión como cubriéndolas con todas las devociones. El funcionario otorga el pésame, con copias a los medios y dos para el Archivo de Qué Mala Onda (los damnificados cambian un pésame del alto funcionario por 100 de sus vecinos), y el encumbrado polÃtico otorga dos o tres abrazos breves pero suntuosos y reparte condolencias y no se preocupa si no se las devuelven; son condolencias con las que pueden quedarse los interesados.
No hay culpables. El funcionario lo dice con pesadumbre: “Si quieren un consuelo adicional, búsquenlo en la religión, mis ayudantes les darán domicilios o correos electrónicos de los templos más próximos, y aguarden los favores del Seguro que vienen envueltos de buena voluntad, son a su modo graffitis en las paredes del alma, los últimos muros desocupados sobre la Tierraâ€.
(A propósito de condolencias, recuerde, señora, señor, no se les olvide, jóvenes, el antiguo presidente Vicente Fox, tesorero del voto útil, que en ocasión de la tragedia de Pasta de Conchos dijo a un grupo de madres de familia, es de suponer de familia aprobada por Dios o el partido en el gobierno, algo conmovedor: “El gobierno a mi encargo las quiere mucho por su sencillez y les comunica su pena por la muerte de sus deudosâ€. Eso dijo porque es de sabios no recordar el lugar donde dejaron su opinión: “Les comunica su pena por la muerte de sus deudosâ€. Muy bien, don Vicente; desde entonces los deudos son los muertos, tal vez porque se quedaron esperando a enterarse de la suerte de sus desaparecidos.)
No hay culpables en la tragedia de Hermosillo. ¿PodrÃan existir? El IMSS no lo es, desde luego; es institución y la culpa es de los hombres, y ahora también de las mujeres. La subrogación tampoco porque es iniciativa de funcionarios para nada adeptos al error, que han visto en las guarderÃas subrogadas la devolución del cuidado de la tierna infancia a los que sà saben hacerlo, los funcionarios. Ya el director del IMSS habló de los 50 millones de pesos que el gobierno tiene destinados para los niños de aquà a que fallezcan a la edad en que eso acontezca. De veras que no merecemos, me corrijo, de veras que no merecen estos niños tanta misericordia, sobre todo porque no habiendo culpables, el gobierno asume una culpa que no es suya y que no existe, para acabar con la maledicencia de los que no están de acuerdo con la infalibilidad de las decisiones gubernamentales.
No hay culpables. El presidente Calderón confÃa en las guarderÃas subrogadas: “Son excelentes opciones y no cuestan carretadas al Estado. Casas particulares o cocheras son adaptadas para brindar atención. Los padres de familia pueden estar tranquilos con ese servicioâ€. También se enorgullece de “la sociedad subrogada†y de “las elecciones subrogadasâ€, ya encargadas por contrato a los partidos, que dado el nivel de su inteligencia podrÃan también subrogar neuronas. Y por eso culpar a contratistas subrogadores por su rapacidad es tanto como demandar a CaÃn por la falta de documentos de adquisición y venta de la quijada de burro y eso sà que no.
No hay culpables. México requiere un Estado débil y un empresariado vigoroso, al que tonifica a diario la agonÃa del Estado débil. Por eso dan lástima las campañas de odio, los populistas que exigen el fin de las guarderÃas subrogadas; sÃ, cómo no, y con qué otra van a salir, con que ya no quieren una nación subrogada, con que dudan de la omnipotencia del salvador de la humanidad: la crisis nos ha hecho los mandados; la economÃa, oigan a Carstens, sigue un rumbo seguro, el de la eternidad a corto plazo, la más productiva o rentable, la eternidad a largo plazo no está a la alza en el mercado cambiario.
No hay culpables ni favorecidos ni empresarios voraces ni polÃticos que se casan para ser felices y para que sus mujeres los representen en los negocios. A una familia la pueden llevar al éxtasis financiero sus relaciones consanguÃneas, pero oponerse a las ayudas entre parientes es como si se quisiera talar todos los árboles genealógicos disponibles, quedan tan pocos que serÃa un ecocidio oponerse a las ayudas entre familias.
No hay culpables. Hay fuerzas malignas que acusan al Subrogato de la República; quizá no han oÃdo este término, pero es porque nadie ha querido subrogarlos, dense cuenta de su nulo sitio en la sociedad, ni siquiera necesitan el nulo voto, basta con que nadie los subrogue. ¡La República ha muerto, viva el Subrogato!
No hay culpables. El titular de Sedesol, que algo debe saber de algo, o no sabrÃa nada y seguirÃa siendo secretario de Estado sin saber lo que dice, con lo cual estarÃa a punto de no decir para poner de relieve que lo que no sabe es lo que estuvo a punto de intuir, y que se me perdone este viaje por las suposiciones porque quise ayudarlo con la esperanza de que algún dÃa sepa algo… Declara muy ufano: “Las guarderÃas subrogadas son más seguras que los lugares de origen de los niñosâ€. ¿PodrÃa demostrar este prócer de los trabajos de campo que esos niños viven en un campo de batalla en Afganistán, o que los llevan periódicamente a Atenco durante las demostraciones de fuerza de los peleadores de Peña Nieto? ¿O podrÃa decirnos por qué está tan seguro de que nadie lee sus declaraciones? ¿O lo que dice no tiene que ver con lo que piensa, porque lo que piensa nunca llega a tiempo de enterarse de lo que dice?
“¿De quién fue la culpa? No quiero saberloâ€
No hay ni, por lo visto, puede haber culpables en la tragedia de la guarderÃa ABC en Hermosillo, si acaso el azar y su informalidad devastadora porque la ciudad carece de responsables de lo que sea, y porque las guarderÃas son territorio del accidente. Algunos discreparán, pero la PGR, el IMSS, el GDS (Gobierno de Sonora) y otras siglas intachables ya lo han dicho. La PGR, por ejemplo, asegura: “PodrÃan configurarse delitos culposos, pero nadie irá a la cárcel por el caso de la guarderÃa. El incendio no fue intencional; si hay delito se alcanzarÃa fianzaâ€. El secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, arriesga toda su lucidez: “Deseo de corazón que no haya accidentes en estancias de Sedesolâ€. Se supone que acto seguido nombró a su corazón Comité de Vigilancia.
No hay culpables sino héroes declarativos, del equipo de salvación de la humanidad, hay funcionarios de buen corazón que acuden al lugar devastado y dan el pésame, y miran a las dos madres que dejaron entrar y les extienden su compasión como cubriéndolas con todas las devociones. El funcionario otorga el pésame, con copias a los medios y dos para el Archivo de Qué Mala Onda (los damnificados cambian un pésame del alto funcionario por 100 de sus vecinos), y el encumbrado polÃtico otorga dos o tres abrazos breves pero suntuosos y reparte condolencias y no se preocupa si no se las devuelven; son condolencias con las que pueden quedarse los interesados.
No hay culpables. El funcionario lo dice con pesadumbre: “Si quieren un consuelo adicional, búsquenlo en la religión, mis ayudantes les darán domicilios o correos electrónicos de los templos más próximos, y aguarden los favores del Seguro que vienen envueltos de buena voluntad, son a su modo graffitis en las paredes del alma, los últimos muros desocupados sobre la Tierraâ€.
(A propósito de condolencias, recuerde, señora, señor, no se les olvide, jóvenes, el antiguo presidente Vicente Fox, tesorero del voto útil, que en ocasión de la tragedia de Pasta de Conchos dijo a un grupo de madres de familia, es de suponer de familia aprobada por Dios o el partido en el gobierno, algo conmovedor: “El gobierno a mi encargo las quiere mucho por su sencillez y les comunica su pena por la muerte de sus deudosâ€. Eso dijo porque es de sabios no recordar el lugar donde dejaron su opinión: “Les comunica su pena por la muerte de sus deudosâ€. Muy bien, don Vicente; desde entonces los deudos son los muertos, tal vez porque se quedaron esperando a enterarse de la suerte de sus desaparecidos.)
No hay culpables en la tragedia de Hermosillo. ¿PodrÃan existir? El IMSS no lo es, desde luego; es institución y la culpa es de los hombres, y ahora también de las mujeres. La subrogación tampoco porque es iniciativa de funcionarios para nada adeptos al error, que han visto en las guarderÃas subrogadas la devolución del cuidado de la tierna infancia a los que sà saben hacerlo, los funcionarios. Ya el director del IMSS habló de los 50 millones de pesos que el gobierno tiene destinados para los niños de aquà a que fallezcan a la edad en que eso acontezca. De veras que no merecemos, me corrijo, de veras que no merecen estos niños tanta misericordia, sobre todo porque no habiendo culpables, el gobierno asume una culpa que no es suya y que no existe, para acabar con la maledicencia de los que no están de acuerdo con la infalibilidad de las decisiones gubernamentales.
No hay culpables. El presidente Calderón confÃa en las guarderÃas subrogadas: “Son excelentes opciones y no cuestan carretadas al Estado. Casas particulares o cocheras son adaptadas para brindar atención. Los padres de familia pueden estar tranquilos con ese servicioâ€. También se enorgullece de “la sociedad subrogada†y de “las elecciones subrogadasâ€, ya encargadas por contrato a los partidos, que dado el nivel de su inteligencia podrÃan también subrogar neuronas. Y por eso culpar a contratistas subrogadores por su rapacidad es tanto como demandar a CaÃn por la falta de documentos de adquisición y venta de la quijada de burro y eso sà que no.
No hay culpables. México requiere un Estado débil y un empresariado vigoroso, al que tonifica a diario la agonÃa del Estado débil. Por eso dan lástima las campañas de odio, los populistas que exigen el fin de las guarderÃas subrogadas; sÃ, cómo no, y con qué otra van a salir, con que ya no quieren una nación subrogada, con que dudan de la omnipotencia del salvador de la humanidad: la crisis nos ha hecho los mandados; la economÃa, oigan a Carstens, sigue un rumbo seguro, el de la eternidad a corto plazo, la más productiva o rentable, la eternidad a largo plazo no está a la alza en el mercado cambiario.
No hay culpables ni favorecidos ni empresarios voraces ni polÃticos que se casan para ser felices y para que sus mujeres los representen en los negocios. A una familia la pueden llevar al éxtasis financiero sus relaciones consanguÃneas, pero oponerse a las ayudas entre parientes es como si se quisiera talar todos los árboles genealógicos disponibles, quedan tan pocos que serÃa un ecocidio oponerse a las ayudas entre familias.
No hay culpables. Hay fuerzas malignas que acusan al Subrogato de la República; quizá no han oÃdo este término, pero es porque nadie ha querido subrogarlos, dense cuenta de su nulo sitio en la sociedad, ni siquiera necesitan el nulo voto, basta con que nadie los subrogue. ¡La República ha muerto, viva el Subrogato!
No hay culpables. El titular de Sedesol, que algo debe saber de algo, o no sabrÃa nada y seguirÃa siendo secretario de Estado sin saber lo que dice, con lo cual estarÃa a punto de no decir para poner de relieve que lo que no sabe es lo que estuvo a punto de intuir, y que se me perdone este viaje por las suposiciones porque quise ayudarlo con la esperanza de que algún dÃa sepa algo… Declara muy ufano: “Las guarderÃas subrogadas son más seguras que los lugares de origen de los niñosâ€. ¿PodrÃa demostrar este prócer de los trabajos de campo que esos niños viven en un campo de batalla en Afganistán, o que los llevan periódicamente a Atenco durante las demostraciones de fuerza de los peleadores de Peña Nieto? ¿O podrÃa decirnos por qué está tan seguro de que nadie lee sus declaraciones? ¿O lo que dice no tiene que ver con lo que piensa, porque lo que piensa nunca llega a tiempo de enterarse de lo que dice?

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