AMLO hoy vale 1.5%
Vuelta prohíbida
Néstor Ojeda
2009-07-12 • Al Frente
Si nos atuviéramos a las sentencias sumarias de Andrés Manuel López Obrador, se podría decir que 93.6% de los mexicanos que votaron el pasado 5 de julio pertenecen a “la mafia” que, según dice en sus delirantes arengas cotidianas, intenta evitar que llegue a Los Pinos para “rescatar a México” con su “proyecto de nación”.
Pero por fortuna no es así, en realidad podemos decir que en esta elección para renovar la Cámara de Diputados fue posible ver que, a pesar del sabotaje y el secuestro de las instituciones electorales perpetrados por los partidos, la ciudadanía mexicana está aprendiendo que su voto le da el poder de elegir a sus representantes y, lo mejor, el de quitar a los malos políticos y gobernantes y castigar a sus partidos.
Eso es lo que pasó el domingo pasado. Basta revisar los resultados de las anteriores elecciones para ver que la figura de López Obrador como cabeza de las campañas de PT y Convergencia no sirvió, pues de tener sumados una votación máxima de 4.7% en 2003, en 2009 consiguieron apenas 6.2%.
Es decir, El Peje sólo incrementó la votación de estos partidos 1.5%, lo cual le representa un absoluto derrumbe, pues es lo que le queda como capital electoral luego de haber logrado 35.3% de los sufragios en la elección presidencial de 2006; y, por lo que se ve, la caída del PRD a 12.2%, cuyo mínimo histórico fue 17.6% en 2003, se debió más a los electores indecisos que a la campaña de AMLO en su contra.
Y qué decir del PAN: Felipe Calderón y su gobierno se desplomaron del 35.9% de la elección presidencial al 28% en estos comicios, resultado 2.7% menor al que obtuvieron en las intermedias de 2003, muestra clara de cómo los ciudadanos reprueban la gestión de la segunda administración panista en Los Pinos, fracaso increíble tras haber conseguido en el 2000 capitalizar el hartazgo por 71 años de PRI.
La lección de esta elección —sin considerar que los priistas y sus aliados sean garantía de pulcritud, honestidad y buen gobierno— es que los electores decidieron decir no a las campañas de ataques y a los políticos peleoneros y autoritarios del tipo de los Vicente Fox, Germán Martínez, Eduardo Bours, José Murat, Gerardo Fernández Noroña y Andrés Manuel López Obrador. Y esa es una buena noticia.
nestor.ojeda@milenio.com
http://impreso.milenio.com/node/8606878
Vuelta prohíbida
Néstor Ojeda
2009-07-12 • Al Frente
Si nos atuviéramos a las sentencias sumarias de Andrés Manuel López Obrador, se podría decir que 93.6% de los mexicanos que votaron el pasado 5 de julio pertenecen a “la mafia” que, según dice en sus delirantes arengas cotidianas, intenta evitar que llegue a Los Pinos para “rescatar a México” con su “proyecto de nación”.
Pero por fortuna no es así, en realidad podemos decir que en esta elección para renovar la Cámara de Diputados fue posible ver que, a pesar del sabotaje y el secuestro de las instituciones electorales perpetrados por los partidos, la ciudadanía mexicana está aprendiendo que su voto le da el poder de elegir a sus representantes y, lo mejor, el de quitar a los malos políticos y gobernantes y castigar a sus partidos.
Eso es lo que pasó el domingo pasado. Basta revisar los resultados de las anteriores elecciones para ver que la figura de López Obrador como cabeza de las campañas de PT y Convergencia no sirvió, pues de tener sumados una votación máxima de 4.7% en 2003, en 2009 consiguieron apenas 6.2%.
Es decir, El Peje sólo incrementó la votación de estos partidos 1.5%, lo cual le representa un absoluto derrumbe, pues es lo que le queda como capital electoral luego de haber logrado 35.3% de los sufragios en la elección presidencial de 2006; y, por lo que se ve, la caída del PRD a 12.2%, cuyo mínimo histórico fue 17.6% en 2003, se debió más a los electores indecisos que a la campaña de AMLO en su contra.
Y qué decir del PAN: Felipe Calderón y su gobierno se desplomaron del 35.9% de la elección presidencial al 28% en estos comicios, resultado 2.7% menor al que obtuvieron en las intermedias de 2003, muestra clara de cómo los ciudadanos reprueban la gestión de la segunda administración panista en Los Pinos, fracaso increíble tras haber conseguido en el 2000 capitalizar el hartazgo por 71 años de PRI.
La lección de esta elección —sin considerar que los priistas y sus aliados sean garantía de pulcritud, honestidad y buen gobierno— es que los electores decidieron decir no a las campañas de ataques y a los políticos peleoneros y autoritarios del tipo de los Vicente Fox, Germán Martínez, Eduardo Bours, José Murat, Gerardo Fernández Noroña y Andrés Manuel López Obrador. Y esa es una buena noticia.
nestor.ojeda@milenio.com
http://impreso.milenio.com/node/8606878
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