14 de febrero de 2005 señalamos aquí que el PRD era víctima del “síndrome de Estocolmo”, ya que se enamoró de las peores prácticas del PRI, partido al que históricamente debía derrotar.
Hoy se puede decir que el PRD es víctima de otro síndrome igual de pernicioso: el de la mujer golpeada. Y es que el más reputado líder de los amarillos no sólo abusa del Partido de la Revolución Democrática, sino que lo somete a repetidas golpizas, lo insulta, desprestigia en público y despoja de su capital político, confianza y credibilidad. Le es infiel y, al final, lo chantajea. Parece decir a los jefes formales que el PRD no es nada sin su golpeador. Y claro, al final lo perdonan, para reiniciar el círculo perverso abuso-perdón-abuso.
Para los que no lo saben, el de la mujer golpeada es un síndrome en el cual la víctima no sólo recibe todo tipo de abusos por parte de su pareja, sino que la propia víctima cree tener la culpa del castigo que recibe; su autoestima es tan baja que cree que no vale nada. Por eso no deja a su abusador, al que retiene en un perverso círculo de abuso-perdón-abuso.
Todos recuerdan que en la lucha por la dirigencia del PRD, a Los Chuchos se les pretendió despojar del triunfo a partir de toda suerte de triquiñuelas. Al quedar exhibida la trampa —fraude al más puro estilo del PRI—, Los Chuchos fueron acusados de ser parte de “la mafia” y sometidos a la más ofensiva campaña de desprestigio que se recuerde en los 20 años de vida del PRD.
No conforme con el desprestigio público, expresado a lo largo de todo el país en plazas y mítines, el reputado líder de los amarillos se llevó a buena parte de los cuadros del PRD para “sembrarlos” en otros partidos. Dos “casas chicas” en donde formó otras dos familias —en donde también se apoderó del capital político y las prerrogativas, mientras que llamó a votar contra el PRD. Sí, porque al promover el voto por el PT y Convergencia, el reputado líder llamó a votar contra el partido que lo hizo dirigente nacional y luego candidato presidencial.
Desprestigio, traición, insultos, golpizas, denigraciones públicas a lo largo y ancho del país; despojo de recursos públicos, de fama pública, capital político y, para completar el cuadro, el chantaje: “No me voy, y si intentan echarme, se las verán conmigo”. Machito él.
Parecía inevitable la ruptura. Golpeada, vilipendiada, sobajada, ultrajada, denigrada, despojada y ofendida a lo largo y ancho del país, la víctima pareció decir ¡basta! al final de cuentas. “Aquellos que desde las filas del partido hicieron trabajo de zapa; los que se fueron apoyando a otros partidos y proyectos, fuera están; esa fue la decisión y cada quien asumirá las consecuencias”. Eso dijo Jesús Ortega, el día de la elección.
Muchos otros, como el ex dirigente Guadalupe Acosta Naranjo le pidió al reputado líder que en congruencia —ya que puso casa en otro lado—, dejara el partido. Muchos otros le dijeron que destruir al PRD, el partido que encarna la revolución democrática, era un crimen de lesa democracia. Nada. La respuesta siempre fue la misma: no me voy, no me voy, y háganle como quieran. Pero faltaba el culebrón sin el cual no se cierra el círculo del síndrome de la mujer golpeada. En efecto, faltaba el perdón.
Y empezó el tira-tira. ¿Y qué va a hacer el PRD sin el reputado líder? ¿Qué futuro tiene la izquierda sin el mesías golpeador, violentador? ¿Cómo se atreven a pensar, siquiera imaginar que el PRD puede por sí solo sobrevivir sin su golpeador? ¿A quien se le ocurre pensar en un divorcio? ¡No, sacrilegio! Que la víctima se aguante, que olvide, perdone y vuelva al carrusel con una sonrisa pública. Total, los golpes se quitan con el tiempo y los agravios se olvidan con las promesas de amor eterno.
Y ahí van de nuevo, lanzando flores amarillas a la vera del camino, tomaditos de la mano, sonrientes ante la mirada atónita de todos. La víctima y el reputado líder, prometiendo amor, unidad, y más amor y más unidad. La gran pregunta es: ¿Hasta cuándo? Y la respuesta la saben todos. Hasta el nuevo pleito. Lo que no saben la víctima y el reputado líder es que los engaños tienen límite.
Pero más allá de bromas y metáforas. ¿Alguien se había imaginado a un partido de izquierda dando tamaño ejemplo de agresión, traición, violencia intestina, infidelidad, violación de los documentos básicos, chantaje, despojo del capital político...? ¿Eso es la izquierda? Si eso enseñan en público los reputados jefes del PRD, ¿cómo estarán sus códigos familiares? ¿Qué tal la doble moral? Y sí, cada pueblo tiene a la izquierda que se merece.
EN EL CAMINO
Y los azules no andan muy lejos. Ya hablaremos del PAN.
Ricardo Alemán, El Universal.
Lo perdonaron pero de qué servirá ? finalmente AMLO es el típico especimen de la picaresca mexicana.. siempre en pleito, agandallando, aprovechando situaciones, pero finalmente el eterno looser, nunca llegar a nada.
Les prometiron la luna en el 2006 y se engolosinaron, y ahora ante la nueva cita histórica en el 2012 ja,ja, no se treven a decirle adios, porque sí en una de estas acierta ?
Pero ni hablar, no lo tienen mal, lo tienen peor, porque con sucios manejos, trampas y picardias no se gana, al contrario, no se llega a nada, solo al engaño.
Tiene razó Ricardo Alemán, y ahora esperar lo que dice del PAN será interesante.
Saludos.
Hoy se puede decir que el PRD es víctima de otro síndrome igual de pernicioso: el de la mujer golpeada. Y es que el más reputado líder de los amarillos no sólo abusa del Partido de la Revolución Democrática, sino que lo somete a repetidas golpizas, lo insulta, desprestigia en público y despoja de su capital político, confianza y credibilidad. Le es infiel y, al final, lo chantajea. Parece decir a los jefes formales que el PRD no es nada sin su golpeador. Y claro, al final lo perdonan, para reiniciar el círculo perverso abuso-perdón-abuso.
Para los que no lo saben, el de la mujer golpeada es un síndrome en el cual la víctima no sólo recibe todo tipo de abusos por parte de su pareja, sino que la propia víctima cree tener la culpa del castigo que recibe; su autoestima es tan baja que cree que no vale nada. Por eso no deja a su abusador, al que retiene en un perverso círculo de abuso-perdón-abuso.
Todos recuerdan que en la lucha por la dirigencia del PRD, a Los Chuchos se les pretendió despojar del triunfo a partir de toda suerte de triquiñuelas. Al quedar exhibida la trampa —fraude al más puro estilo del PRI—, Los Chuchos fueron acusados de ser parte de “la mafia” y sometidos a la más ofensiva campaña de desprestigio que se recuerde en los 20 años de vida del PRD.
No conforme con el desprestigio público, expresado a lo largo de todo el país en plazas y mítines, el reputado líder de los amarillos se llevó a buena parte de los cuadros del PRD para “sembrarlos” en otros partidos. Dos “casas chicas” en donde formó otras dos familias —en donde también se apoderó del capital político y las prerrogativas, mientras que llamó a votar contra el PRD. Sí, porque al promover el voto por el PT y Convergencia, el reputado líder llamó a votar contra el partido que lo hizo dirigente nacional y luego candidato presidencial.
Desprestigio, traición, insultos, golpizas, denigraciones públicas a lo largo y ancho del país; despojo de recursos públicos, de fama pública, capital político y, para completar el cuadro, el chantaje: “No me voy, y si intentan echarme, se las verán conmigo”. Machito él.
Parecía inevitable la ruptura. Golpeada, vilipendiada, sobajada, ultrajada, denigrada, despojada y ofendida a lo largo y ancho del país, la víctima pareció decir ¡basta! al final de cuentas. “Aquellos que desde las filas del partido hicieron trabajo de zapa; los que se fueron apoyando a otros partidos y proyectos, fuera están; esa fue la decisión y cada quien asumirá las consecuencias”. Eso dijo Jesús Ortega, el día de la elección.
Muchos otros, como el ex dirigente Guadalupe Acosta Naranjo le pidió al reputado líder que en congruencia —ya que puso casa en otro lado—, dejara el partido. Muchos otros le dijeron que destruir al PRD, el partido que encarna la revolución democrática, era un crimen de lesa democracia. Nada. La respuesta siempre fue la misma: no me voy, no me voy, y háganle como quieran. Pero faltaba el culebrón sin el cual no se cierra el círculo del síndrome de la mujer golpeada. En efecto, faltaba el perdón.
Y empezó el tira-tira. ¿Y qué va a hacer el PRD sin el reputado líder? ¿Qué futuro tiene la izquierda sin el mesías golpeador, violentador? ¿Cómo se atreven a pensar, siquiera imaginar que el PRD puede por sí solo sobrevivir sin su golpeador? ¿A quien se le ocurre pensar en un divorcio? ¡No, sacrilegio! Que la víctima se aguante, que olvide, perdone y vuelva al carrusel con una sonrisa pública. Total, los golpes se quitan con el tiempo y los agravios se olvidan con las promesas de amor eterno.
Y ahí van de nuevo, lanzando flores amarillas a la vera del camino, tomaditos de la mano, sonrientes ante la mirada atónita de todos. La víctima y el reputado líder, prometiendo amor, unidad, y más amor y más unidad. La gran pregunta es: ¿Hasta cuándo? Y la respuesta la saben todos. Hasta el nuevo pleito. Lo que no saben la víctima y el reputado líder es que los engaños tienen límite.
Pero más allá de bromas y metáforas. ¿Alguien se había imaginado a un partido de izquierda dando tamaño ejemplo de agresión, traición, violencia intestina, infidelidad, violación de los documentos básicos, chantaje, despojo del capital político...? ¿Eso es la izquierda? Si eso enseñan en público los reputados jefes del PRD, ¿cómo estarán sus códigos familiares? ¿Qué tal la doble moral? Y sí, cada pueblo tiene a la izquierda que se merece.
EN EL CAMINO
Y los azules no andan muy lejos. Ya hablaremos del PAN.
Ricardo Alemán, El Universal.
Lo perdonaron pero de qué servirá ? finalmente AMLO es el típico especimen de la picaresca mexicana.. siempre en pleito, agandallando, aprovechando situaciones, pero finalmente el eterno looser, nunca llegar a nada.
Les prometiron la luna en el 2006 y se engolosinaron, y ahora ante la nueva cita histórica en el 2012 ja,ja, no se treven a decirle adios, porque sí en una de estas acierta ?
Pero ni hablar, no lo tienen mal, lo tienen peor, porque con sucios manejos, trampas y picardias no se gana, al contrario, no se llega a nada, solo al engaño.
Tiene razó Ricardo Alemán, y ahora esperar lo que dice del PAN será interesante.
Saludos.
Comment