Pionero de la investigación educativa en México:
Fuente: El Universal.
A MarÃa Matilde
Hoy el Observatorio Ciudadano de la Educación está de duelo. Don Pablo Latapà murió ayer. Extrañaremos su fortaleza, su claridad de pensamiento y sobre todo su ejemplo por la congruencia entre lo que pensaba y vivÃa. Este hombre fue admirable por su inteligencia, su rigor intelectual y por haber asumido hasta el último dÃa de su vida el firme propósito de dedicar sus esfuerzos a la educación pública del paÃs desde la investigación.
Don Pablo fue el inspirador del Observatorio y un pilar fundamental del mismo. Consideraba esencial “participar en la educación†para impulsar la democracia en la toma de decisiones de polÃtica educativa, pero también como parte de un proceso sociopolÃtico y organizativo que supone claridad de objetivos y metas. Por eso para él la manera de propiciar la participación social en la educación tenÃa como fundamento el acceso a la información, o lo que él ha llamado el “conocimiento cabal, especializado, de la realidad de la educación en Méxicoâ€. De ahà su empeño en abrir la oportunidad a todos de estar bien informados sobre el acontecer educativo. Esta era para él parte de su misión como educador.
En realidad se puede considerar a este hombre talentoso como un precursor de instituciones y espacios dedicados a la investigación educativa y a la formación de investigadores. A él debemos la creación del Centro de Estudios Educativos, AC, y de su revista, hace ya casi 50 años. Con la sólida formación cientÃfica que lo caracterizó, creó la primera institución mexicana dedicada a la investigación educativa con una perspectiva interdisciplinaria al servicio de los más necesitados.
Desde entonces habló sobre la inequidad en las oportunidades de acceso a la escuela, de los problemas de deserción y reprobación de quienes lograban ingresar a ella y de la importancia de las desigualdades sociales en la baja matrÃcula escolar del paÃs. Más tarde, en los años 80, escribió sobre los jóvenes y adultos que no terminan la educación básica e hizo conciencia sobre la posibilidad de que esta situación se perpetuara, pues probablemente ellos tampoco podrÃan ofrecer una escolaridad prolongada a sus hijos. Se trata de una injusticia histórica e intergeneracional que a Pablo Latapà siempre preocupó.
Pablo Latapà fue un ciudadano comprometido, crÃtico, responsable e independiente, creador de organizaciones ciudadanas que se constituyeron alrededor de su ejemplo. Auspició empresas colectivas como el Consejo Mexicano de Investigación Educativa y el Observatorio Ciudadano de la Educación. Abrió espacios institucionales, diseñó caminos y orientó la investigación educativa hacia la justicia social, la igualdad de oportunidades educativas, la calidad de la educación y el indispensable contenido formativo y valoral de la educación. Su trabajo trascendió el paÃs.
La fortaleza de este reconocimiento internacional procede de su creciente dominio de la problemática social y educativa de nuestro subcontinente, y de las certeras propuestas que formuló para conseguir su transformación. En muchos de sus escritos queda evidencia de ello. De ahà que todo el que quiera examinar los temas educativos a partir del siglo XX mexicano deberá referirse y apoyarse en la obra de Pablo LatapÃ.
Son imprescindibles sus libros y artÃculos, hayan sido publicados en revistas cientÃficas, periódicos o revistas de difusión. Nadie que quiera explorar las difÃciles relaciones entre el conocimiento y el poder deberá pasar por alto sus reflexiones surgidas del contacto directo con los autores de la polÃtica educativa nacional y sus diferentes actores, en particular los maestros.
Las enseñanzas de don Pablo, como le decÃamos con cariño, son muy variadas. Saber leer los signos de los tiempos y evaluar las cambiantes circunstancias sin dejar de lado nuestros valores, matizar sin disfrazar nuestras crÃticas, no temer al contacto con las autoridades pero no permitir que nos utilicen para simular. Sin embargo, quizá la más importante, porque ella encarna al educador, es el ejemplo de su generosidad hacia los más jóvenes, que se mostraba en la lectura y en los comentarios que hacÃa a sus trabajos, y en su interés por escucharlos y compartir sus inquietudes. Estas fueron lecciones que impartió con el ejemplo. Por estas y muchas más razones el Observatorio Ciudadano de la Educación y toda la comunidad educativa nacional están hoy de duelo.
Coautoras de este texto: Mery Hamui, MarÃa de Ibarrola, Aurora Loyo, Sylvia Schmelkes
Observatorio Ciudadano de la Educación
Hoy el Observatorio Ciudadano de la Educación está de duelo. Don Pablo Latapà murió ayer. Extrañaremos su fortaleza, su claridad de pensamiento y sobre todo su ejemplo por la congruencia entre lo que pensaba y vivÃa. Este hombre fue admirable por su inteligencia, su rigor intelectual y por haber asumido hasta el último dÃa de su vida el firme propósito de dedicar sus esfuerzos a la educación pública del paÃs desde la investigación.
Don Pablo fue el inspirador del Observatorio y un pilar fundamental del mismo. Consideraba esencial “participar en la educación†para impulsar la democracia en la toma de decisiones de polÃtica educativa, pero también como parte de un proceso sociopolÃtico y organizativo que supone claridad de objetivos y metas. Por eso para él la manera de propiciar la participación social en la educación tenÃa como fundamento el acceso a la información, o lo que él ha llamado el “conocimiento cabal, especializado, de la realidad de la educación en Méxicoâ€. De ahà su empeño en abrir la oportunidad a todos de estar bien informados sobre el acontecer educativo. Esta era para él parte de su misión como educador.
En realidad se puede considerar a este hombre talentoso como un precursor de instituciones y espacios dedicados a la investigación educativa y a la formación de investigadores. A él debemos la creación del Centro de Estudios Educativos, AC, y de su revista, hace ya casi 50 años. Con la sólida formación cientÃfica que lo caracterizó, creó la primera institución mexicana dedicada a la investigación educativa con una perspectiva interdisciplinaria al servicio de los más necesitados.
Desde entonces habló sobre la inequidad en las oportunidades de acceso a la escuela, de los problemas de deserción y reprobación de quienes lograban ingresar a ella y de la importancia de las desigualdades sociales en la baja matrÃcula escolar del paÃs. Más tarde, en los años 80, escribió sobre los jóvenes y adultos que no terminan la educación básica e hizo conciencia sobre la posibilidad de que esta situación se perpetuara, pues probablemente ellos tampoco podrÃan ofrecer una escolaridad prolongada a sus hijos. Se trata de una injusticia histórica e intergeneracional que a Pablo Latapà siempre preocupó.
Pablo Latapà fue un ciudadano comprometido, crÃtico, responsable e independiente, creador de organizaciones ciudadanas que se constituyeron alrededor de su ejemplo. Auspició empresas colectivas como el Consejo Mexicano de Investigación Educativa y el Observatorio Ciudadano de la Educación. Abrió espacios institucionales, diseñó caminos y orientó la investigación educativa hacia la justicia social, la igualdad de oportunidades educativas, la calidad de la educación y el indispensable contenido formativo y valoral de la educación. Su trabajo trascendió el paÃs.
La fortaleza de este reconocimiento internacional procede de su creciente dominio de la problemática social y educativa de nuestro subcontinente, y de las certeras propuestas que formuló para conseguir su transformación. En muchos de sus escritos queda evidencia de ello. De ahà que todo el que quiera examinar los temas educativos a partir del siglo XX mexicano deberá referirse y apoyarse en la obra de Pablo LatapÃ.
Son imprescindibles sus libros y artÃculos, hayan sido publicados en revistas cientÃficas, periódicos o revistas de difusión. Nadie que quiera explorar las difÃciles relaciones entre el conocimiento y el poder deberá pasar por alto sus reflexiones surgidas del contacto directo con los autores de la polÃtica educativa nacional y sus diferentes actores, en particular los maestros.
Las enseñanzas de don Pablo, como le decÃamos con cariño, son muy variadas. Saber leer los signos de los tiempos y evaluar las cambiantes circunstancias sin dejar de lado nuestros valores, matizar sin disfrazar nuestras crÃticas, no temer al contacto con las autoridades pero no permitir que nos utilicen para simular. Sin embargo, quizá la más importante, porque ella encarna al educador, es el ejemplo de su generosidad hacia los más jóvenes, que se mostraba en la lectura y en los comentarios que hacÃa a sus trabajos, y en su interés por escucharlos y compartir sus inquietudes. Estas fueron lecciones que impartió con el ejemplo. Por estas y muchas más razones el Observatorio Ciudadano de la Educación y toda la comunidad educativa nacional están hoy de duelo.
Coautoras de este texto: Mery Hamui, MarÃa de Ibarrola, Aurora Loyo, Sylvia Schmelkes
Observatorio Ciudadano de la Educación
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