Juanito no era nadie hasta que el pejesucristo sacramentado lo ungió, haciéndolo su palero. Nada más que resulta que su palero “ganó” las elecciones en Iztapalapa.
Y como resulta que quien “era” un simple vendedor ambulante, sí, de esos que están desempleados en el desgobierno de un tal Jeliponcio del Sagrado Corazón de Jesús y de María Santísima de Guadalupe, (el
"presidente del empleo" ), y que además se rebajó al ultraje y la humillación pública a la dignidad de ser humano, que le recetó López Obrador, ahora se vuelve importante para las braguetas persignadas azules del PAN, y lo invitan a departir con la oportunista Mariana Gómez del Campo a un restaurante del Paseo de la Reforma
El oportunismo de todos nuestros políticos no tiene límite.
Saludos.