EDITORIAL
EL Asunto Privado del Sr. Spitzer
Publicado por the New York Times el 11 de marzo de 2008
No podría haberse equivocado más el Gobernador de Nueva York. Eliot Spitzer en su breve aparición pública después de que todo mundo supo de que se sospechaba de ser cliente de una casa de citas. NoO sólo traicionó a su familia en un asunto privado. Traicionó al público, es des fdifícil ver como podrá recuperarse de este desorden y seguir adelante para conducir la agenda reformista con al cual fue electo.
Con la cara ceniza de su esposa al lado, el gobernador se disculpó y dijo que “su comportamiento viola mis obligaciones para con mi familia y viola cualquier sentido del bien y del mal.” Tenái razón acerca de sus violaciones, pero tristemente estaba equivocado cuando aseveró que la política trata sólo sobre “ grandes ideas” y no individuos. Su corta y arrogante declaración simplemente no fue suficiente, no para el alguacil de Wall Street, tampoco para [i]el autodesignado Sr. Limpio que fue a Albany prometiendo un nuevo y mejor día
.
Es probable que en cada aspecto de la otra vida del [b] Sr Spitzer’s como cliente # 9 para las Personas Muy Importantes (V.I.P.) del Club del Emperador, como fue identificado por los funcionarios procuradores de la ley, cada mensaje de texto y demás comunicación secreta se haga pública. Cualquier político tendría trabajo de tiempo completo tan sólo para tratar con tales informaciones. Ha habido funcionarios elegidos a través de los años, quienes han sobrevivido a escándalos de esta naturaleza. Pero para el Sr. Spitzer, que gobierna un enorme y complejo Estado, , la carga es especialmente pesada para mostrar que él no ha perdido credibilidad para impulsar el cambio, un presupuesto razonable y un buen gobierno, como lo prometió confiadamente hace un año.
Aun cuando pocos clientes de prostitutas enfrentar cargos criminales, las declaraciones juradas elevan cuando menos la posibilidad de cargos criminales basados en el transporte de una mujer entre dos Estados par ala prostitución. El propio registro del Sr. Spitzer para la persecución de tales casos, le da insuficiente espacio para respirar. Como Procurador General del Estado, el persigió con entusiasmo a los negocios de prostitución, señalando que frecuentemente están involucrados en trafico de blancas, de drogas y en el lavado de dinero. En el 2004 en Staten Island, [b] el S.r Spitzer fue vehemente en su indignación sobre las 16 persoans arrestadas en uan red de prostitución.
Una ulterior tragedia aquí, más allá de la personar de la familia Spitzer y el daño que ha hecho a la causa de la reforma, es que los blancos del Sr. Spitzer están ahora condimentan el tormento a su verdugo. Aquells en Wall Street quienes who se irritiaban por hacer más justo el mundo APRA los accionistas ordinarios, pueden ahora reír entre dientes con gran satisfacción en sus enclaves privadas. Para los Republicanos de Nueva York, quienes han obstruido algunas de las reformas mas importantes en Albany, no es difícil imaginar regocijo privado; especialmente en un momento en el que luchan desesperadamente para mantener to su mayoría en el Senado del Estado.
Tristemente no es la primera vez que el SrSpitzer ][ es cogido en su propia arrogancia. Porque en todas sus promesas como gobernador, el primer año del Sr. Spitz fue demasiado tambaleante y lleno d e errores que vienen tanto del engreimiento como de la inexperiencia en el trabajo. Después de tener éxito con unas cuantas reformas, los fallidos intentos del gobernador para tiznar a su oponente Republicano le hizo perder meses de progreso. Solo recientemente parecía estar templando su estilo abrasivo.
Este lunes parece que El Sr. Spitzer no ha comprendido que lo que le debe al electorado; un fuerte argumento por el cual se le deba creer nuevamente. Mientras más dude, más difícil será.
EL Asunto Privado del Sr. Spitzer
Publicado por the New York Times el 11 de marzo de 2008
No podría haberse equivocado más el Gobernador de Nueva York. Eliot Spitzer en su breve aparición pública después de que todo mundo supo de que se sospechaba de ser cliente de una casa de citas. NoO sólo traicionó a su familia en un asunto privado. Traicionó al público, es des fdifícil ver como podrá recuperarse de este desorden y seguir adelante para conducir la agenda reformista con al cual fue electo.
Con la cara ceniza de su esposa al lado, el gobernador se disculpó y dijo que “su comportamiento viola mis obligaciones para con mi familia y viola cualquier sentido del bien y del mal.” Tenái razón acerca de sus violaciones, pero tristemente estaba equivocado cuando aseveró que la política trata sólo sobre “ grandes ideas” y no individuos. Su corta y arrogante declaración simplemente no fue suficiente, no para el alguacil de Wall Street, tampoco para [i]el autodesignado Sr. Limpio que fue a Albany prometiendo un nuevo y mejor día
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Es probable que en cada aspecto de la otra vida del [b] Sr Spitzer’s como cliente # 9 para las Personas Muy Importantes (V.I.P.) del Club del Emperador, como fue identificado por los funcionarios procuradores de la ley, cada mensaje de texto y demás comunicación secreta se haga pública. Cualquier político tendría trabajo de tiempo completo tan sólo para tratar con tales informaciones. Ha habido funcionarios elegidos a través de los años, quienes han sobrevivido a escándalos de esta naturaleza. Pero para el Sr. Spitzer, que gobierna un enorme y complejo Estado, , la carga es especialmente pesada para mostrar que él no ha perdido credibilidad para impulsar el cambio, un presupuesto razonable y un buen gobierno, como lo prometió confiadamente hace un año.
Aun cuando pocos clientes de prostitutas enfrentar cargos criminales, las declaraciones juradas elevan cuando menos la posibilidad de cargos criminales basados en el transporte de una mujer entre dos Estados par ala prostitución. El propio registro del Sr. Spitzer para la persecución de tales casos, le da insuficiente espacio para respirar. Como Procurador General del Estado, el persigió con entusiasmo a los negocios de prostitución, señalando que frecuentemente están involucrados en trafico de blancas, de drogas y en el lavado de dinero. En el 2004 en Staten Island, [b] el S.r Spitzer fue vehemente en su indignación sobre las 16 persoans arrestadas en uan red de prostitución.
Una ulterior tragedia aquí, más allá de la personar de la familia Spitzer y el daño que ha hecho a la causa de la reforma, es que los blancos del Sr. Spitzer están ahora condimentan el tormento a su verdugo. Aquells en Wall Street quienes who se irritiaban por hacer más justo el mundo APRA los accionistas ordinarios, pueden ahora reír entre dientes con gran satisfacción en sus enclaves privadas. Para los Republicanos de Nueva York, quienes han obstruido algunas de las reformas mas importantes en Albany, no es difícil imaginar regocijo privado; especialmente en un momento en el que luchan desesperadamente para mantener to su mayoría en el Senado del Estado.
Tristemente no es la primera vez que el SrSpitzer ][ es cogido en su propia arrogancia. Porque en todas sus promesas como gobernador, el primer año del Sr. Spitz fue demasiado tambaleante y lleno d e errores que vienen tanto del engreimiento como de la inexperiencia en el trabajo. Después de tener éxito con unas cuantas reformas, los fallidos intentos del gobernador para tiznar a su oponente Republicano le hizo perder meses de progreso. Solo recientemente parecía estar templando su estilo abrasivo.
Este lunes parece que El Sr. Spitzer no ha comprendido que lo que le debe al electorado; un fuerte argumento por el cual se le deba creer nuevamente. Mientras más dude, más difícil será.
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