IZQUIERDA INÚTIL
Sin embargo, todo indica que la mayor tragedia política que dejó al descubierto la batalla por la Ley de Ingresos está en el flanco izquierdo de esa inútil clase política. A 20 años de creado el más importante partido político de la izquierda mexicana, el PRD, esa izquierda ha regresado a la nada, luego de estar muy cerca del alcanzar el poder presidencial, en 1988 y en 2006. ¿Qué significa esto?
Que no sirve para nada. ¿Qué papel jugaron, en ese orden, PRD, Convergencia y PT, en la recién aprobada Ley de Ingresos? Uno vergonzoso. Fueron la burla de PAN y PRI. ¿De qué han servido tomas de tribunas, plantones, movilizaciones, el gasto de millones de pesos de dinero de origen nada claro, gritos y sombrerazos, insultos a todo el que no comparte sus delirantes desplantes, pleitos entre chuchos y mesiánicos? ¿De qué ha servido la presidencia legítima de AMLO y los penosos espectáculos de gorilas como Noroña o Cárdenas Gracia? Todo eso no ha servido más que para consolidar la alianza PRI-PAN.
Frente a momentos determinantes, como la discusión y aprobación de la Ley de Ingresos, los partidos de la llamada izquierda, sus legisladores y líderes, sus estrategias y excesos no han servido de nada, no han aportado nada y acaso algunos de sus estandartes —como el esgrimido por AMLO y ahora por Calderón de que los grandes empresarios no pagan impuestos— sólo han sido empleados por el "espurio" para lavar la cara de su gobierno y la conciencia de su partido. Sí, las grandes empresas no pagan impuestos. ¿Y qué? ¿A quién le importa? Por lo menos no les importó a PAN y PRI. Y si le importara al PRD, el amarillo es un partido sin fuerza como para hacer algo al respecto. Y no tiene fuerza porque lo destruyeron desde dentro.
Durante años, muchos insistimos en que era un suicidio de la llamada izquierda que sus líderes y políticos de renombre siguieran el camino del mesianismo, del síndrome de Estocolmo y de cancelar la autocrítica —todo ello que los llevó a la autodestrucción—, porque parecía que trabajaban para fortalecer al bipartidismo de PRI y PAN. Hoy esos dos partidos hacen lo que quieren en el Congreso, se burlan de los ciudadanos, montan farsas como la que vimos en toda la semana, y la izquierda es incapaz de hacer nada para cambiar esa realidad. ¿Por qué?
Porque le apostó a la autodestrucción. Incluso hoy, no pocos de los que se tragaron el cuento del "fraude" en 2006 aún lanzan espuma por la boca, insultan a todo el que no comparte sus delirios, sin aceptar que el mesianismo, sectarismo, intolerancia, odio y ambiciones desmedidas destruyen desde dentro —día con día— a esa izquierda mexicana. Por todo eso son parte de la farsa de la clase política.
La nota completa:
http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=135613
Sin embargo, todo indica que la mayor tragedia política que dejó al descubierto la batalla por la Ley de Ingresos está en el flanco izquierdo de esa inútil clase política. A 20 años de creado el más importante partido político de la izquierda mexicana, el PRD, esa izquierda ha regresado a la nada, luego de estar muy cerca del alcanzar el poder presidencial, en 1988 y en 2006. ¿Qué significa esto?
Que no sirve para nada. ¿Qué papel jugaron, en ese orden, PRD, Convergencia y PT, en la recién aprobada Ley de Ingresos? Uno vergonzoso. Fueron la burla de PAN y PRI. ¿De qué han servido tomas de tribunas, plantones, movilizaciones, el gasto de millones de pesos de dinero de origen nada claro, gritos y sombrerazos, insultos a todo el que no comparte sus delirantes desplantes, pleitos entre chuchos y mesiánicos? ¿De qué ha servido la presidencia legítima de AMLO y los penosos espectáculos de gorilas como Noroña o Cárdenas Gracia? Todo eso no ha servido más que para consolidar la alianza PRI-PAN.
Frente a momentos determinantes, como la discusión y aprobación de la Ley de Ingresos, los partidos de la llamada izquierda, sus legisladores y líderes, sus estrategias y excesos no han servido de nada, no han aportado nada y acaso algunos de sus estandartes —como el esgrimido por AMLO y ahora por Calderón de que los grandes empresarios no pagan impuestos— sólo han sido empleados por el "espurio" para lavar la cara de su gobierno y la conciencia de su partido. Sí, las grandes empresas no pagan impuestos. ¿Y qué? ¿A quién le importa? Por lo menos no les importó a PAN y PRI. Y si le importara al PRD, el amarillo es un partido sin fuerza como para hacer algo al respecto. Y no tiene fuerza porque lo destruyeron desde dentro.
Durante años, muchos insistimos en que era un suicidio de la llamada izquierda que sus líderes y políticos de renombre siguieran el camino del mesianismo, del síndrome de Estocolmo y de cancelar la autocrítica —todo ello que los llevó a la autodestrucción—, porque parecía que trabajaban para fortalecer al bipartidismo de PRI y PAN. Hoy esos dos partidos hacen lo que quieren en el Congreso, se burlan de los ciudadanos, montan farsas como la que vimos en toda la semana, y la izquierda es incapaz de hacer nada para cambiar esa realidad. ¿Por qué?
Porque le apostó a la autodestrucción. Incluso hoy, no pocos de los que se tragaron el cuento del "fraude" en 2006 aún lanzan espuma por la boca, insultan a todo el que no comparte sus delirios, sin aceptar que el mesianismo, sectarismo, intolerancia, odio y ambiciones desmedidas destruyen desde dentro —día con día— a esa izquierda mexicana. Por todo eso son parte de la farsa de la clase política.
La nota completa:
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