Anuncio

Collapse
No announcement yet.

CNDH frente a la penalización del aborto

Collapse
X
 
  • Filter
  • Hora
  • Show
Clear All
new posts

  • #16
    Re: CNDH frente a la penalización del aborto

    Derecho a decidir

    http://derechoadecidirmx.wordpress.com/

    Somos un grupo de ciudadanos preocupados por el estado de los Derechos Humanos y las libertades en nuestro país. Por esto hemos decidido empezar un nuevo movimiento para demandar que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos presente una Acción de Inconstitucionalidad frente a la Suprema Corte de Justicia en contra de las legislaciones locales que han sido reformadas en nuestro país para “proteger la vida desde el momento de la concepción”.

    Estamos convencido que esto, además de violar los derechos de la mujer para decidir sobre su cuerpo y su maternidad, también viola el Estado de Derecho de nuestro país, desde decisiones previas de la SCJN hasta Tratados Internacionales de los que México es parte.

    Comment


    • #17
      Re: CNDH frente a la penalización del aborto

      La Carta iniciará el miércoles 16 de diciembre a las 19.00 horas de manera virtual

      Meta: 5,000 firmas en las primeras 24 horas

      http://derechoadecidirmx.wordpress.com/

      Comment


      • #18
        Re: CNDH frente a la penalización del aborto

        No cabe duda que que hay que tener oficio para escribir y expresar de manera correcta y sencilla las ideas.

        Opinión de Miguel Carbonell en El Universal

        Miguel Carbonell
        La CNDH y el aborto
        17 de diciembre de 2009



        En muchas sociedades democráticas modernas conviven distintas formas de comprender y valorar los fenómenos sociales. El pluralismo parece ser la regla general en toda democracia, al revés de lo que sucede con los sistemas autoritarios o dictatoriales, en los que existe solamente una escala de valores.


        En ciertos temas puede ser que ese pluralismo se extreme, generando posturas abiertamente contradictorias e incluso —a veces— irreconciliables. ¿Cómo se pueden resolver tales puntos de vista? Los países más avanzados normalmente llevan hasta sus tribunales constitucionales esos dilemas de gran calado, a fin de que los jueces sean los que decidan la cuestión, con base en el derecho y no en las convicciones personales que pudieran tener cada uno de ellos.


        Lo anterior viene a cuento porque hace unos días, en mi calidad de integrante del Consejo Consultivo de la CNDH, le hice una solicitud formal al nuevo presidente para que ejerciera sus facultades legales para interponer una acción de inconstitucionalidad en contra de las legislaciones locales que penalización la interrupción voluntaria del embarazo. Debo decir que el presidente de la CNDH se mostró atento y receptivo, quedando en que iba a estudiar el tema. Más tarde hizo una declaración a los medios señalando que la postura de la CNDH se basaría en lo que resolvió el año pasado la SCJN, en relación con la despenalización del aborto en el DF. Para ser congruente con ese punto de vista lo único factible sería presentar la acción de inconstitucionalidad, dado que el criterio de la Corte es precisamente contrario a lo que han venido legislando 17 entidades federativas.


        No importan las convicciones personales del doctor Raúl Plascencia o de los miembros del Consejo Consultivo de la CNDH. La ventaja de llevar el tema ante la SCJN es que se le pide a un árbitro que, con la neutralidad que tiene una decisión basada en el derecho como regla general de la convivencia, decida cómo se deben proteger los derechos que están en juego. Plascencia lo dijo con claridad: se buscará “una postura institucional”. Bravo por eso.


        Cuando el anterior presidente de la CNDH, el doctor José Luis Soberanes, interpuso la acción de inconstitucionalidad en contra de la reforma del DF en materia de aborto, yo estuve en contra. Con el paso del tiempo, sin embargo, debo reconocer que la decisión de Soberanes tuvo varios efectos positivos, ya que permitió un debate serio e informado sobre un tema que es del interés de todos los que vivimos en México. Además, por primera vez en muchos años vimos un debate de fondo en el pleno de la Suprema Corte sobre el alcance de los derechos fundamentales en cuestión. Por otra parte, la decisión redactada por el ministro José Ramón Cossío fue acertada en términos generales y permite que México se sume a una poderosa corriente internacional en materia de derechos de las mujeres. Con esa decisión ganamos todos.


        Cuando hay temas tan delicados como el del aborto, lo peor que se puede hacer es descalificar las posturas de quienes no piensan como nosotros. Hay que hacer un esfuerzo para ponerse en los zapatos del otro, partiendo de la idea de que casi todos los participantes en el debate lo hacen de buena fe. No se vale imponer opciones ideológicas utilizando el poder del Estado para legislar. Es mejor que sean los jueces los que, con base únicamente en la razón jurídica, resuelvan el problema. El asunto delicado es que, para que la Suprema Corte pueda actuar, debe ser instada para ello por un órgano legitimado. De ahí mi petición al presidente de la CNDH.


        Él es el único que, dentro de la CNDH, puede tomar la decisión. Los integrantes del Consejo Consultivo podemos y debemos manifestar nuestro punto de vista, porque para eso fuimos nombrados por el Senado de la República. Pero la ley hace descansar todo el peso de la decisión, para bien o para mal, en la persona del presidente de la Comisión. A partir de la decisión que tome, podremos sin duda observar con detalle hasta dónde llega el compromiso con los derechos de todos de Raúl Plascencia. Es la primera prueba de fuego de su recién inaugurado cargo. Ojalá la sepa aprovechar. El balón está en su cancha, presidente.

        www.miguelcarbonell.com

        Investigador del IIJ-UNAM

        Comment


        • #19
          Re: CNDH frente a la penalización del aborto

          Hay que ver todas las aristas de asunto.


          Eco, Martini y el aborto en México

          Marga Britto

          “La Bandera de la Vida ,
          cuando ondea en el aire,
          conmueve a todas las almas”.
          Umberto Eco
          [En qué Creen los que no Creen, 1997].


          Soy madre. Me es difícil imaginar bajo qué circunstancias una mujer podría adoptar una decisión tan dramática como abortar. Tampoco puedo imaginar mi vida privada del amor incondicional de mi hija.

          Pero al ver que más de la mitad de los estados de mi país, México, penalizan el aborto y por al menos uno lo considera un asunto penal aun cuando ocurra desde el momento mismo de la concepción, me preocupo.

          No puedo aceptar, ni tolerar que existan leyes de aplicación exclusiva a cierto grupo, o peor aún que estas leyes de hecho dividan a la gente por género.

          Se supone que en una democracia, las leyes son de aplicación general. Pero una ley anti-aborto per-se afecta directamente a las mujeres, ya que somos precisamente “nosotras” las felizmente beneficiadas con un útero. Esta diferencia biológica se ha aprovechado para hacernos vulnerables y muchas veces víctimas del bastión favorito de la misoginia: el Derecho a la Vida.

          Cuando pienso en este tipo de leyes que utilizan “valores supremos” como banderas para ganarse simpatizantes y al mismo tiempo persiguen el aniquilamiento de libertades y derechos de un grupo específico, empiezan a surgir en mi cabeza referentes como: Alemania durante la Segunda Guerra Mundial contra los judíos, el Apartheid contra los sudafricanos no blancos. En algunos países sobre todo musulmanes, entre otros derechos negados a la mujeres se encuentra el derecho de elección.

          En una bello intercambio epistolar realizado entre marzo de 1995 y enero de 1996, entre Umberto Eco y el entonces Cardenal de Milán, Carlo María Martini, se establece un debate sobre distintos temas “críticos” tradicionalmente antagónicos entre el mundo laico y el mundo religioso. Uno de ellos es el aborto.

          Umberto Eco abre el debate con una muy apropiada aclaración:

          …..a mi no se me ha sucedido jamás aconsejarle el aborto o aceptar su voluntad de abortar a una mujer que se declara embarazada a causa de mi colaboración. Si me hubiera sucedido alguna vez, habría hecho todo por persuadirla para dar vida a esa criatura, sin importar el precio que juntos hubiéramos tenido que pagar. Y es así que considero que el nacimiento de un niño es una cosa maravillosa, un milagro natural que se debe aceptar. Y sin embargo, no me sentiría capaz de imponer mi posición ética (esta disposición pasional mía, esta persuasión intelectual mía a cualquiera).

          Y más adelante agrega un fragmento que personalmente considero podría establecer un balance en cualquier debate, por aguerrido que fuera:

          Me parece que existen momentos terribles, de los que todos nosotros sabemos poquísimo (por lo que me abstengo de hacer ninguna tipología o casuística), en los que una mujer tiene derecho a tomar una decisión autónoma que concierne a su cuerpo, sus sentimientos y su futuro.

          El Estado penaliza el acto de “interrumpir una vida” pero ¿qué hace el Estado para garantizar que la madre reciba el debido apoyo cuando por cualquier razón, no se encuentra en posibilidades ya sea físicas, económicas, psicológicas o incluso emocionales de educar a este futuro ser humano? ¿Cómo se asegura el Estado que este nuevo ser reciba el mismo amor y oportunidades que otros nacidos en circunstancias “ideales”? ¿De qué manera va a garantizar el Estado que esa mujer a quien le prohíbe realizar un acto que ella misma considera para su propio beneficio, reciba la debida atención medica para su cuidado prenatal, y durante el parto y postparto?

          El Estado penaliza el aborto con una mano, y con la otra (la que esconde), permite que las empresas exijan pruebas de embarazo y con esa misma prueba, de resultar positiva, se le cierran a la mujer las puertas de ese empleo que pudiese permitirles subsistir a ella y su bebe, negándoseles asimismo la atención medica tan necesaria en estos casos.

          ¿Por qué no crear o aplicar leyes que castiguen a las empresas que solicitan el examen de embarazo a las mujeres? ¿Por qué no crear o aplicar leyes que obliguen al IMSS prestar atención medica a mujeres embarazadas desempleadas, sin trámites engorrosos, y largas esperas?

          Si en verdad nuestro propósito es ser un país de “altos valores morales”, como presumimos cada vez que queremos aprobar una ley que afecta a una “minoría”, ¿no sería más moral cerrar los “teibols”, prostíbulos disfrazados de centros de masaje, casinos disfrazados de juegos de números para que quepan en la legislación actual, aplicar leyes severas a pederastas y sus cómplices, en lugar de permitirles seguir gobernando un Estado.

          Dice el cardenal jesuita Carlo María Martini, en respuesta a Umberto Eco:

          (dentro de)… “esos puntos de los que nacen incomprensiones profundas que se traducen en conflictos en el plano político y social, el tema de la Vida, es ciertamente uno de estos puntos críticos de conflicto, en particular en lo que respecta a la legislación sobre la interrupción del embarazo. Los conflictos son siempre terrenos infieles.

          Resulta absurdo penalizar algo sobre la base de un concepto que no es ni universal ni claro para todos ( a veces pienso seriamente que ni para quien redactó la ley). El concepto de vida, así como la definición de en qué etapa del desarrollo de un embrión se debe aplicar, es un grave problema no únicamente legal o civil, sino sobre todo moral y religioso. La siguiente explicación de Carlo María Martini, denota un pensamiento religioso progresista que antepone lo humano a cualquier otro elemento que pudiera considerarse antes de prohibir o permitir un acto determinado:

          No quisiera recurrir aquí a un llamado genérico sobre el “derecho a la vida” que puede resultar frío e impersonal. Se trata de una responsabilidad concreta hacia quien es el resultado de un amor grande y personal y, por lo tanto, de responsabilidad hacia “alguien”. En cuanto que es llamado y amado, este alguien tiene ya rostro, es objeto de cuidado y afecto. Toda la violación de esta exigencia de afecto y de cuidado no puede ser vivida más que como conflicto, en un sufrimiento profundo y en una laceración dolorosa. Lo que decimos es que es necesario hacer todo para que este conflicto no ocurra, para que esta laceración no se produzca. Son heridas que cicatrizan difícilmente, quizá nunca. Quien lleva las huellas es sobre todo la mujer, la primera a quien se le confió, con confianza, lo más débil y lo más noble que existe en este mundo.

          Y mas adelante, el Cardenal agrega esta importante noción:

          Si aquí se encuentra el problema ético y humano, el consecuente problema civil será: ¿cómo ayudar a las personas y a las sociedad entera a evitar lo mas posible estas laceraciones? ¿cómo apoyar a quien se encuentra en un aparente o real conflicto de deberes, para que no sea aplastado?

          Es una verdadera pena que nuestros políticos no lean, porque en verdad dar lectura a un debate con este nivel de intelecto y cordialidad, me pone al punto de las lágrimas cuando comparo con lo que veo en el Canal del Congreso.

          Quiero preguntarles a estos legisladores que propusieron y después aprobaron las leyes antiaborto vigentes en nuestro país: ¿de qué sirve defender la “vida” de un embrión, cuando no pueden defender a un país de la pobreza y el atraso social? ¿A poco se creen eso de que “el niño trae la torta bajo el brazo”? Si, nomás hay que darse una vueltecita por las calles de sus distritos electorales, ya que hayan dado de cenar y acostado a sus hijos, a buena hora para que al día siguiente vayan a la escuela. A esa misma hora en la que sus hijos duermen, otros cientos de miles de niños en este país están en la calle, luchando por la torta prometida, al lado de sus madres, y por cierto muy pocas veces se ve el padre.

          ¿Dónde esta la igualdad de derechos y obligaciones? ¿En qué momento perdimos nuestra humanidad?

          No veo una circunstancia que hubiera podido obligarme a tomar la decisión de interrumpir un embarazo, por mi educación, mi cultura y mis medios; pero puedo ver la necesidad, muchas veces imperiosa en otras personas, en otras mujeres, de contar con una salida, una oportunidad, una sola puerta que pudieran cerrar para dejar atrás un error, un pasado de abusos o cualquier circunstancia que les impida encontrar la libertad de vivir mejor.

          Los invito señoras y señores legisladores, a empezar a ver “al otro” que vive en condiciones muy distintas a las suyas y a quien sus acciones como representantes de nuestro voto, repercuten de maneras insospechadas y a veces hasta canallas.

          Cierro citando textualmente a la Dra. Esther Cohen, quien realizó la maravillosa traducción de estas cartas intercambiadas entre Umberto Eco y Carlo Maria Martini, y autora del texto erudito que compone el prólogo de dicha obra(*):

          Es el malestar de este siglo (XX) que no ha sabido aceptar al otro como la diferencia de cultura, de credo, de opción de vida, el que habla a través de sus filósofos, sus escritores y sus científicos; es este malestar el que nos conduce nuevamente a poner en el centro de la reflexión crítica la responsable necesidad de ser responsable.

          Comment


          • #20
            Re: CNDH frente a la penalización del aborto

            Del caso Español me parece relevante que se haga obligatoria la educación sexual que lleve a ejercer una sexualidad responsable y, por lo tanto, se reduzca el número de abortos.


            El País: Aborto con consenso


            El Gobierno logra un amplio apoyo a una ley de plazos similar a las de otros países europeos

            La nueva ley del aborto se aprobó ayer en el Congreso con un amplio respaldo, incluyendo el del nacionalismo conservador vasco (PNV) y de dos diputados de Convergència i Unió, que había dado libertad de voto a sus parlamentarios. España se dota así de una ley de plazos equiparable a la existente en la mayoría de los países europeos.

            La nueva ley del aborto se aprobó ayer en el Congreso con un amplio respaldo, incluyendo el del nacionalismo conservador vasco (PNV) y de dos diputados de Convergència i Unió, que había dado libertad de voto a sus parlamentarios. España se dota así de una ley de plazos equiparable a la existente en la mayoría de los países europeos.

            La nueva ley del aborto se aprobó ayer en el Congreso con un amplio respaldo, incluyendo el del nacionalismo conservador vasco (PNV) y de dos diputados de Convergència i Unió, que había dado libertad de voto a sus parlamentarios. España se dota así de una ley de plazos equiparable a la existente en la mayoría de los países europeos.

            Ha habido que esperar 24 años para ello. Ya cuando en 1985 se despenalizó la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en determinados supuestos se sabía que la norma quedaba muy corta frente a lo legislado por Francia e Italia, con gobiernos conservadores. Este nuevo proyecto es un paso que va a aportar mayor seguridad jurídica a las mujeres y a los profesionales sanitarios, lo que reducirá el sufrimiento que todo aborto comporta.

            Uno de los puntos más polémicos del proyecto gubernamental, que pretendía liberar a las jóvenes de 16 y 17 años de la obligación de contar con el permiso de sus padres o tutores, ha sido hábilmente solventado. El PSOE, deseoso de no perder el apoyo del PNV, pactó que tal obligación sea la norma general, salvo que la gestante alegue "peligro cierto de violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones o malos tratos". El resultado es más que aceptable dado que, según los expertos, la mayoría de esas menores que deciden abortar suelen contar con el apoyo de sus familias. Las demás quedaban expuestas a una peligrosa intervención clandestina.

            Más compleja resultará la aplicación de la objeción de conciencia. Se obliga a los profesionales que puedan tener relación con un aborto a que la manifiesten de manera personal, nunca colectiva. Sólo el tiempo dirá si se consigue romper la dinámica actual de algunos hospitales y comunidades autónomas enteras donde no se practica una sola intervención.

            La nueva ley ha querido hacer honor a sus objetivos y a su nombre completo (Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la IVE) obligando a impartir educación sexual en los institutos, una medida positiva que persigue una sexualidad más responsable y reducir el número de abortos.

            Finalmente, el respaldo obtenido por la nueva ley demuestra la pérdida de influencia de la Conferencia Episcopal Española, que ha utilizado la artillería pesada contra el proyecto gubernamental, incluso contra una formación política que se define, por boca de su presidente, como de "inspiración cristiana-humanitaria".

            Comment

            Working...
            X