Aprovecharé este espacio para copiar y pegar un escrito que me gusto,
habla de un tipo que adoptó un troll, se siente orgulloso por ello,
yo tengo mas de uno, y me siento orgulloso de mis mascotas,
¿y tu...tienes un troll?
Tengo un troll para mí solo
Escrito por Tanhäuser en el instante 1/29/2007 02:00:00 PM
29
ene
Los que habéis entrado alguna vez en este modesto espacio sabéis que soy un novato en esto de los blogs. Hoy cumplo 56 días. Me introduje casi de casualidad. Podría decirse que intenté, sin conseguirlo, imitar el más que brillante trabajo de un familiar muy cercano del cual no diré el parentesco para que no se me acuse de hacer proselitismo.
El caso es que se me dijo que todo buen blog que se precie debe poder acreditar dos cosas. En primer lugar un contenido atractivo, con artículos bien escritos e historias originales que puedan interesar a quien las lea. Podréis comprobar fácilmente que este humilde blog no cumple, ni de calle, este primer requisito. A pesar de mis esfuerzos, no logro hilvanar un sujeto, un verbo y un predicado de forma interesante ya que mi incapacidad narrativa es más que manifiesta y fácil de constatar. Si bien esta primera característica me pareció más que razonable, la que me llamó la atención fue la segunda propiedad que debe tener todo buen blog. Según me dijeron las fuentes consultadas, debe existir, en los mismos, lo que en el argot de este mundo llaman un “troll”. Hasta hace dos meses, para mí los trolls eran esos monstruitos desagradables que aparecían en las historias de David el Gnomo, sí, ya sabéis, esos bichos con un eterno moco asomando por sus inmensas narices. Más tarde me he enterado que son seres pertenecientes a la mitología escandinava. Pues bien, parece ser que un “troll bloguero” es un ser que se dedica a entrar de forma más o menos deliberada en los espacios de los demás con ánimo de sembrar polémicas absurdas, meterse con la gente y utilizando, en general, un lenguaje un tanto sórdido, vulgar o absolutamente fuera de lugar.
Queridos amigos, puedo decir orgullosamente que tengo un troll.
Estoy que no quepo en mí de gozo. Hay un personaje que contribuye a paliar mi falta de talento (el cincuenta por ciento de lo que necesita un buen blog) con su presencia. ¿Qué os parece? Y me ha salido gratis y sin hacer nada. Si es que los hay con suerte.
De momento no nos conocemos demasiado, lo he adoptado hace tan solo cuatro días, ¡pero es más pintoresco! Es un poco facha, eso sí, pero oye, que soy la envidia de mi barrio. A mis amigas les entran trolls obscenos, salidos y me temo que un poco impotentillos. A otros, les entra el enteradillo de turno que además de ser un plasta suele carecer de todo interés. Pues, chincha, rabia, elis, elis. Para que os muráis de envidia, mi troll es mucho más exótico. De momento no os lo quiero presentar. Lo tengo que pulir un poquito. Ya se sabe que las mascotas dicen mucho de su amo y supongo que los trolls dicen mucho del blog en el que se introducen. Quiero enseñarle, entre otras cosas a decir homosexual (en lugar de maricón), que cuando se es naZional-católico, no está bien visto desear la muerte de la gente y sobre todo le tengo que enseñar un poco de ortografía y de gramática. Nada que no se solucione con un poquito de lectura, de paciencia y de bondad.
Además de hacer pública la dicha de haber adoptado a este ser y de provocar en vosotros la envidia que estáis sintiendo en estos momentos, escribo este artículo porque tengo varias dudas, provocadas por la alarmante inexperiencia que tengo en este mundo. A lo mejor alguno de vosotros me puede ayudar.
1.- ¿Cómo se alimenta un troll? ¿Qué come? ¿De qué vive? Mi troll debe tener una dieta un poco especial porque vierte bilis hasta por las orejas (a ver si va a estar malito, el pobre). Se me dijo que la mejor manera de alimentar a un troll es escribiendo sobre él, por tanto aquí me veis dándole su ración de letras para que las metabolice adecuadamente y las convierta en mala leche. No sé, espero no pasarme de dieta, no sea que me vaya a engordar demasiado. Ya os informaré.
2.- Los trolls, ¿son intercambiables? ¿se lo puedo dejar a alguien prestado? ¿Existen residencias de trolls donde me lo cuiden cuando me vaya de vacaciones? Estoy preocupado. Con lo raro que es mi troll sólo faltaría que en mi ausencia me lo atropellara un coche, o lo que es peor, que me abandonase y se convirtiese en el troll de otro. Mira que los trolls son tremendamente promiscuos y a la que te descuidas, ¡zas! ya son el troll de otro blog.
3.- Los trolls molestan a nuestros invitados y a nuestros amigos, eso es evidente. El mío seguro que más que los vuestros, porque como ya os he dicho, es un ejemplar muy raro, que cuesta mucho de encontrar y creo que pertenece a una especie en vías de extinción. De hecho, hace años abundaban en España, pero a raíz de la caída de un meteorito que si no recuerdo mal llamaban democracia, libertad o algo así, se fueron extinguiendo y ya sólo quedan algunos en zoológicos con nombres raros (JONS, FAES, …).
Yo me pregunto ¿cómo educamos a un troll? ¿Existen centros de adiestramiento para ellos? Sí, ya sé que existen centros donde estos trolls se empapan de fanatismo y de odio a todo lo que no sea como ellos dicen (obervad que no he dicho “piensan”), pero yo me refiero a centros donde un troll, sin perder su exotismo, aprenda a poner acentos de vez en cuando, sea capaz de encadenar más de siete palabras sin decir una sandez y cosas por el estilo. Haciendo un sacrificio, pagaré lo que sea. Todo sea por tener un troll que sea la envidia de mis amigos, que siga haciendo sus gracias, pero que no os moleste cuando me honráis con vuestra visita. Aunque no me gusten, admito que vaya de uniforme y todo. ¡Qué mono que estará con su corbata azul recién peinadito!
4.- Los trolls, ¿deben vacunarse? Os confieso que me da miedo. Me parece que mi troll está un poquito enfermo. En su página tiene enlaces que no me gustan nada porque me lo pervierten e incrementan su homofobia, su xenofobia, su machismo y demás “pequeñas” enfermedades que le ha diagnosticado el veterinario.
¿Qué hago? En parte, su exotismo reside en el hecho que padece dichas enfermedades y que comparte experiencias con enfermos similares. No sé, me da miedo descafeinarlo y que se convierta en alguien normal.
5.- A un troll, ¿le podemos cambiar el nombre? No sé, es que el mío me ha venido ya bautizado y no me gusta el que tiene. No sé cómo decirlo, creo que le falta … glamour. Es excesivamente previsible y un poco cutre. Si alguno de vosotros tiene alguna sugerencia la escucharé encantado.
6.- La vida de un troll es corta. Ya lo sé. Me estoy preparando psicológicamente para el día que me abandone (snif, snif) o el día que sus cuidados requieran la merecidísima atención que no le podré brindar. Imaginaos, mi mujer, mis hijas, mi trabajo, mi decencia y encima el troll dale que te pego. Si llegado ese día me veo obligado a tenerlo que abandonar, os agradecería que dijerais si alguno de vosotros está interesado en adoptarlo. Prometo que os lo entregaré limpito y despiojado. Lo de la caspa va a ser más difícil, porque creo que los de su especie la tienen crónica.
En fin, si alguien, ya sea por experiencia propia o ajena, puede orientarme, se lo agradeceré eternamente. Del correcto cuidado y no excesiva proliferación de estos personajes depende la supervivencia de esas cosas que llamamos decencia, solidaridad, humanidad, libertad, igualdad, etc.
Un saludo a todos mis trolls.
habla de un tipo que adoptó un troll, se siente orgulloso por ello,
yo tengo mas de uno, y me siento orgulloso de mis mascotas,
¿y tu...tienes un troll?
Tengo un troll para mí solo
Escrito por Tanhäuser en el instante 1/29/2007 02:00:00 PM
29
ene
Los que habéis entrado alguna vez en este modesto espacio sabéis que soy un novato en esto de los blogs. Hoy cumplo 56 días. Me introduje casi de casualidad. Podría decirse que intenté, sin conseguirlo, imitar el más que brillante trabajo de un familiar muy cercano del cual no diré el parentesco para que no se me acuse de hacer proselitismo.
El caso es que se me dijo que todo buen blog que se precie debe poder acreditar dos cosas. En primer lugar un contenido atractivo, con artículos bien escritos e historias originales que puedan interesar a quien las lea. Podréis comprobar fácilmente que este humilde blog no cumple, ni de calle, este primer requisito. A pesar de mis esfuerzos, no logro hilvanar un sujeto, un verbo y un predicado de forma interesante ya que mi incapacidad narrativa es más que manifiesta y fácil de constatar. Si bien esta primera característica me pareció más que razonable, la que me llamó la atención fue la segunda propiedad que debe tener todo buen blog. Según me dijeron las fuentes consultadas, debe existir, en los mismos, lo que en el argot de este mundo llaman un “troll”. Hasta hace dos meses, para mí los trolls eran esos monstruitos desagradables que aparecían en las historias de David el Gnomo, sí, ya sabéis, esos bichos con un eterno moco asomando por sus inmensas narices. Más tarde me he enterado que son seres pertenecientes a la mitología escandinava. Pues bien, parece ser que un “troll bloguero” es un ser que se dedica a entrar de forma más o menos deliberada en los espacios de los demás con ánimo de sembrar polémicas absurdas, meterse con la gente y utilizando, en general, un lenguaje un tanto sórdido, vulgar o absolutamente fuera de lugar.
Queridos amigos, puedo decir orgullosamente que tengo un troll.
Estoy que no quepo en mí de gozo. Hay un personaje que contribuye a paliar mi falta de talento (el cincuenta por ciento de lo que necesita un buen blog) con su presencia. ¿Qué os parece? Y me ha salido gratis y sin hacer nada. Si es que los hay con suerte.
De momento no nos conocemos demasiado, lo he adoptado hace tan solo cuatro días, ¡pero es más pintoresco! Es un poco facha, eso sí, pero oye, que soy la envidia de mi barrio. A mis amigas les entran trolls obscenos, salidos y me temo que un poco impotentillos. A otros, les entra el enteradillo de turno que además de ser un plasta suele carecer de todo interés. Pues, chincha, rabia, elis, elis. Para que os muráis de envidia, mi troll es mucho más exótico. De momento no os lo quiero presentar. Lo tengo que pulir un poquito. Ya se sabe que las mascotas dicen mucho de su amo y supongo que los trolls dicen mucho del blog en el que se introducen. Quiero enseñarle, entre otras cosas a decir homosexual (en lugar de maricón), que cuando se es naZional-católico, no está bien visto desear la muerte de la gente y sobre todo le tengo que enseñar un poco de ortografía y de gramática. Nada que no se solucione con un poquito de lectura, de paciencia y de bondad.
Además de hacer pública la dicha de haber adoptado a este ser y de provocar en vosotros la envidia que estáis sintiendo en estos momentos, escribo este artículo porque tengo varias dudas, provocadas por la alarmante inexperiencia que tengo en este mundo. A lo mejor alguno de vosotros me puede ayudar.
1.- ¿Cómo se alimenta un troll? ¿Qué come? ¿De qué vive? Mi troll debe tener una dieta un poco especial porque vierte bilis hasta por las orejas (a ver si va a estar malito, el pobre). Se me dijo que la mejor manera de alimentar a un troll es escribiendo sobre él, por tanto aquí me veis dándole su ración de letras para que las metabolice adecuadamente y las convierta en mala leche. No sé, espero no pasarme de dieta, no sea que me vaya a engordar demasiado. Ya os informaré.
2.- Los trolls, ¿son intercambiables? ¿se lo puedo dejar a alguien prestado? ¿Existen residencias de trolls donde me lo cuiden cuando me vaya de vacaciones? Estoy preocupado. Con lo raro que es mi troll sólo faltaría que en mi ausencia me lo atropellara un coche, o lo que es peor, que me abandonase y se convirtiese en el troll de otro. Mira que los trolls son tremendamente promiscuos y a la que te descuidas, ¡zas! ya son el troll de otro blog.
3.- Los trolls molestan a nuestros invitados y a nuestros amigos, eso es evidente. El mío seguro que más que los vuestros, porque como ya os he dicho, es un ejemplar muy raro, que cuesta mucho de encontrar y creo que pertenece a una especie en vías de extinción. De hecho, hace años abundaban en España, pero a raíz de la caída de un meteorito que si no recuerdo mal llamaban democracia, libertad o algo así, se fueron extinguiendo y ya sólo quedan algunos en zoológicos con nombres raros (JONS, FAES, …).
Yo me pregunto ¿cómo educamos a un troll? ¿Existen centros de adiestramiento para ellos? Sí, ya sé que existen centros donde estos trolls se empapan de fanatismo y de odio a todo lo que no sea como ellos dicen (obervad que no he dicho “piensan”), pero yo me refiero a centros donde un troll, sin perder su exotismo, aprenda a poner acentos de vez en cuando, sea capaz de encadenar más de siete palabras sin decir una sandez y cosas por el estilo. Haciendo un sacrificio, pagaré lo que sea. Todo sea por tener un troll que sea la envidia de mis amigos, que siga haciendo sus gracias, pero que no os moleste cuando me honráis con vuestra visita. Aunque no me gusten, admito que vaya de uniforme y todo. ¡Qué mono que estará con su corbata azul recién peinadito!
4.- Los trolls, ¿deben vacunarse? Os confieso que me da miedo. Me parece que mi troll está un poquito enfermo. En su página tiene enlaces que no me gustan nada porque me lo pervierten e incrementan su homofobia, su xenofobia, su machismo y demás “pequeñas” enfermedades que le ha diagnosticado el veterinario.
¿Qué hago? En parte, su exotismo reside en el hecho que padece dichas enfermedades y que comparte experiencias con enfermos similares. No sé, me da miedo descafeinarlo y que se convierta en alguien normal.
5.- A un troll, ¿le podemos cambiar el nombre? No sé, es que el mío me ha venido ya bautizado y no me gusta el que tiene. No sé cómo decirlo, creo que le falta … glamour. Es excesivamente previsible y un poco cutre. Si alguno de vosotros tiene alguna sugerencia la escucharé encantado.
6.- La vida de un troll es corta. Ya lo sé. Me estoy preparando psicológicamente para el día que me abandone (snif, snif) o el día que sus cuidados requieran la merecidísima atención que no le podré brindar. Imaginaos, mi mujer, mis hijas, mi trabajo, mi decencia y encima el troll dale que te pego. Si llegado ese día me veo obligado a tenerlo que abandonar, os agradecería que dijerais si alguno de vosotros está interesado en adoptarlo. Prometo que os lo entregaré limpito y despiojado. Lo de la caspa va a ser más difícil, porque creo que los de su especie la tienen crónica.
En fin, si alguien, ya sea por experiencia propia o ajena, puede orientarme, se lo agradeceré eternamente. Del correcto cuidado y no excesiva proliferación de estos personajes depende la supervivencia de esas cosas que llamamos decencia, solidaridad, humanidad, libertad, igualdad, etc.
Un saludo a todos mis trolls.
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